8. ¡HAGÁMOSLO!

1241 Words
- Está bien, si eso quieres – suspira, abre la puerta, me levanta con una mano por la cintura mientras cierra la puerta con la otra y me lleva al sillón. Se sienta y me pone sobre él, me sonrojo – primera lección, no dudes, toma el control. El estar arriba es un arma muy poderosa, úsala – me mira directamente a los ojos, mientras me sujeto de su cuello. - Estas temblando – ríe. - Pensé me tocaría rogarte un poco más la verdad – digo nerviosa – o sea, no pensé que iniciaríamos ya, así ya. - Soy de armas tomar. Tranquila, cumpliré el trato, no te lo voy a meter, solo te prepararé. En tu primera vez debes estar muy caliente, mucho, es la mejor forma de que duela lo menos posible. - ¿Duele mucho? – pongo cara de pánico. - A mí no me han metido nada, así que no puedo darte testimonio. Pero sí, eso he visto, por eso debes tener juego previo. Si el tipo solo quiere entrar, lo golpeas en las bolas y te vas. ¿Ok? - Ok – asiento con menos nervios. - Bien, empieza a moverte – obedezco. - Qué es eso, parece que quieres quitar una mancha de mi pantalón. - No sé pues, no sé qué hacer, se supone que para eso estás tú – me enojo. - Ya, ya – respira – cierra los ojos, concéntrate en tu cuerpo, sigue tu instinto… NO TE RÍAS, si vas a burlarte, aquí quedamos – intenta pararse. - No, no, no. Me portaré seria y escucharé con atención tu gran sabiduría maestro – digo con sarcasmo, se pone aún más serio, tratando de pararse de nuevo – no, ya, de verdad, lo tomaré con seriedad – cierro los ojos y me concentro en respirar. - Te burlas de mí de nuevo y te bajo. Vamos a hacerlo bien. Pone sus manos en mi cintura y me ubica en una posición provocando un gran escalofrío en mi cuerpo cuando noto a su “amigo” entre mis piernas, empieza a guiarme y yo ya siento que me he mojado, trago saliva a lo que él sonríe, puedo sentirlo. Poco a poco marco mi ritmo, la sensación es tan deliciosa, acaricio su cabello, me pego a su cuerpo moviéndome más y más rápido. Pequeños quejidos salen de mi boca, los cuales se intensifican al sentir que sus manos agarran mi trasero, mientras me llevan más contra él. - Eso, muévete más nena, disfrútalo, que el momento es para ti. Muerde mi oreja y no puedo más. Fuegos artificiales se escuchan, un grito sale de mí, un grito que no reconozco, pero que con la electricidad que me recorre me indican he terminado, he terminado de forma deliciosa. Abro los ojos y lo veo orgulloso, noto que he mordido mi labio, ni sentí cuando lo hice. Mis nervios regresan. - Bueno – estoy tan sonrojada que creo moriré de la vergüenza – yo me bajo aquí. - Siguiente lección, disfruta. No hay nada más sexi que una mujer que disfruta de tener sexo contigo – me guiña un ojo. - Ahora, si me disculpas, debo ocuparme de mí porque me dolerán las bolas. - Quiero ver – no sé cómo digo esas palabras, agacho mi cabeza avergonzada. - Me está gustando este favor – responde feliz. Me mueve un poco para bajarse el pantalón, mostrándome lo que tiene ahí, no he visto uno en persona, pero parece lindo. No sé si será grande o pequeño, solo sé que intimida porque en algún momento tendré uno de esos dentro y sí, me va a doler. Sin quitarme la mirada toma mi mano y la acerca para que lo agarre, mis ojos se agrandan porque oficialmente hemos pasado un nivel de nuestra amistad del que no podremos volver. Me guía en lo que debo hacer, mostrándome el agarre y movimiento que le gusta, veo como va cambiando su rostro, pequeños gemidos salen de él, lo que me confirma voy por buen camino, es instintivo, es adictivo, como un juego donde quieren ganar. Cuando noto le gusta el ritmo sigo, viéndolo cerrar sus ojos, lanzar su cabeza hacia tras y gruñir de una forma tan deliciosa que me hace sentir soy una maestra, es que quiero pedirle me califique y dé su reseña para confirma mi excelencia. Estoy orgullosa de mí, Helena, la máster del sexo. No demora mucho cuando siento algo escurre por mi mano, hago una mueca porque la sensación es rara, genial, pero rara. Él solo se burla. - ¿Lo hice bien? – le digo mientras observo lo que tengo ahora en la mano. - Lo hiciste excelente – su respiración es agitada. - Así que estos son tus hijos – le provoco una risa, llevo mi mano cerca de mi boca y le doy una pequeña lamida – no sabe mal, pensé sería agrio – suelta una carcajada. - Eres una demente – le sonrío. - Más demente tú que aceptaste semejante trato. - Bueno, debes admitir que es un buen trato. De todas formas también salgo ganando. Una lección valiosa, tener a… - ¿Tu amigo? - Mi amigo – asiente – en tus manos, es darte el poder y el control. No todas saben cómo usarlo, sé gentil, pero firme y mira con confianza directo a los ojos, cualquiera se volvería loco. - ¿Tienes una libretita para anotar? – reviso a mi alrededor – o un trapito para limpiarme y buscar la libreta – vuelve a reír. - Te estás convirtiendo en la amiga perfecta, y me estás convirtiendo en un demente. - Te dije que me ibas a querer – sonrío con orgullo. HELENA Los siguientes días continuamos con nuestro trato, déjenme decirles que entiendo por qué Max vuelve locas a tantas chicas, es muy bueno, siempre me deja con ganas de más. No tengo con quien compararlo, y técnicamente no hemos tenido sexo, pero es muy bueno, yo lo sé. El día que empezamos con la lección de hacerme sexo oral fue el más complicado, tenerlo en esa parte de mi cuerpo, los nervios y las cosquillas hicieron que me ría tanto que pensó me burlaba. Me costó concentrarme, hasta que me dejé llevar y excelente servicio, más de cinco estrellas porque vi toda la constelación. Cuando me tocó a mí hacérselo a él fue el más divertido, pusimos películas para adultos para guiarme, él dijo que era trampa y me daría un 7/10 por usar material de apoyo, pero después me subió la calificación a un 9 por el excelente resultado en el examen oral. Jaja, sí, así de idiotas somos aún con este tema. Todo este asunto es raro, lo sé, aunque lo más raro es que no nos hemos besado para nada. No sé si estamos locos, o qué se yo, porque es extraño que no nos resulta extraño conocer esa parte del otro amigo sin que nuestros labios siquiera se topen, así como el que veamos a otras personas no nos importe. Según Max es el acuerdo perfecto, porque vamos directo a disfrutar sin tanto protocolo y al finalizar nos duchamos juntos, vamos a comer, ponemos alguna peli, salimos a tomar fotos, seguimos nuestra vida normal, una en la que nos nalgueamos y no perdemos oportunidad de frotarnos o hacernos sexo oral, pero vamos, qué es ser normal en el mundo actual.
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