5. YA ME QUIERES

1411 Words
HELENA Estoy en una clase culinaria donde siento mi profesor está a un paso de estrellarme un tomate. Me entra una video llamada de Bruno. - Hola hermosa, ¿qué haces? - Hola hermoso, estoy en una clase de cocina – le muestro a Maximiliano picando un tomate con mala cara. - Ya veo – sonríe, pero no suena una risa genuina. - ¿Vendrás mañana? No tienes clases toda la semana. - No, llamada para decirte que estaré ocupado. ¿Nos vemos luego? - Sí – digo triste. - Bye – se despide, me lanza un beso y cuelga. - ¿Por qué me ves así? – Max no me quita la mirada, está serio. - No deberías confiar en él – dice de forma seca. - No lo conoces – me pongo seria. - Solo digo que conozco cómo son los hombres como él. - Es mi mejor amigo, casi novio. Gracias por preocuparte, pero no te metas – siento que estoy siendo grosera, así que sacudo mi cabeza y pongo una sonrisa – ves, ya casi me quieres, te preocupas por mí. - Olvídalo. Ven y sigue picando los tomates, asesina de recetas. Las semanas pasan lentas, la compañía de Max me distrae pues Bruno no me contacta, envió un par de mensajes diciendo que está de viaje y no tiene señal, aunque se la pasa en línea. Estoy a mitad de una clase revisando r************* y me topo con comentarios que le pusieron a Camila, hay una foto de ellos en lo que parece un restaurante a la orilla del mar, celebrando un aniversario. Siguen juntos>> siento mi corazón romperse en mil pedazos. Mis lágrimas están por salir, lo sé, no puedo dejar me vean así, ser la que lloró en media clase. Me levanto y salgo, camino por inercia, no sé a donde voy hasta que llego a un parqueadero, alguien me topa el hombro. - ¿Estás bien? Te vi salir como un zombie – es Max, sin pensarlo lo abrazo y empiezo a llorar. - Ya, ya – dice palmeando despacito mi cabeza, como si yo fuera un perro, lo cual me conmueve, a la vez que me hace reír. - No tienes experiencia consolando gente – hablo contra su pecho sin dejar de abrazarlo. - ¿Estoy esforzándome y te burlas? - Guau – ladro – está bien, acepto tu consuelo canino – ríe. - Mejor, porque tendrás que lavar mi camiseta, la llenaste de mocos. - No lo hice – me separo para verlo – sí lo hice – lloro más - perdón, la lavaré. - Enseguida quieres quitarme la ropa. - Ya quisieras – río llorando, mientras seco mis ojos con la manga de mi abrigo. - Bueno, al menos ya te ríes – me aparta - ¿me cuentas qué pasó? - Aquí no. - Ok, sé donde podemos ir. No te emociones, no es a un hotel – toma mi mano y me lleva hasta su moto. Oficialmente amo las motos, enserio, nunca había sentido tanta libertad. El aire golpeando mi cara y limpiando mis lágrimas. Llegamos a un mirador, estaciona y nos sentamos a hablar. Entre llanto de mi parte, cara de confusión de la suya, mímica exagerada de mi parte, risas de la suya, le cuento toda la historia, a lo que él estalla en carcajadas. - No te rías que es serio - hago un puchero. - Te dije que no confíes en ese tipo, pero no, ustedes creen en ellos. ¿Por qué crees se desaparecía tanto? – me quedo pensando. - ¡Mierda! ¡soy una bestia! - No, solo no tienes experiencia. - Y tú tienes mucha supongo – pongo mala cara. - Obvio – luce arrogante - créeme, quiere jugar contigo, es de los que le gusta sentirse admirado. - Es que me gusta tanto. - Entonces juega con él, pero no te dejes ver la cara de tonta. - Lo intentaré. - Hazlo, eres mi amiga y no me gustan las lloronas que se deja, ver la cara de tonta. - ¡Soy tu amiga! – pego un salto y me pongo frente a él, tuerce los ojos. - Ya ok, eres mi amiga, no hagas un drama de eso. - Soy tu amiga, soy tu amiga – me pongo a cantar y bailar ante su intento de mala cara, porque logro ver una muy pequeña sonrisa – oye, ¿qué es esto? – muevo con mi pie algo que pisé. - Un condón usado – lo pateo con cara de asco ante sus risas – olvidé decírtelo, aquí vienen las parejas cuando no tienen para un hotel. - Quieres arruinar mi momento, lo sé, pero igual seguiré celebrando – vuelvo a mi baile, porque algo bueno saqué de este día, deberé desinfectar mis zapatos, o capas quemarlos, pero algo bueno saqué. Termina la semana y recibo una llamada de Bruno, no me da explicaciones, no me habla del tema, me cuenta entusiasmado que estuvo en el mar y me dice para vernos la próxima semana y le digo que sí… LE DIGO QUE SÍ. Realmente soy más estúpida de lo que creí. Llega el día y lo recibo en la puerta, ante la mirada de burla de mi nuevo vecino/amigo que me dice sin palabras un > Encima me siento una pésima persona porque sé que hago algo incorrecto, pero es que lo quiero. ¿Creen que no puedo caer más bajo? Pues no, porque me habla de Camila, me cuenta de lo más casual que a pesar de tener varias peleas más por las infidelidades de ella decidieron seguirlo intentando porque se aman… repito, PORQUE SE AMAN. Y esta bruta escucha todo eso con una sonrisa más fingida, asintiendo de lo más normal, incluso lo ayudo a comprarle un regalo de cumpleaños, alguien lánceme un pan. Cuando se va cruzo de territorio a contarle todo a Max, porque chismoso salió aunque diga que no, se muere de risa diciendo que conociéndome duda que lo deje en un futuro cercano. Le niego, le digo que no seré capaz de seguir y no, cada vez que regresa lo recibo, lo beso y continuo en este retorcido juego donde tenemos una “amistad” que es más ser amantes que nada, porque se supone él puede ser conmigo como quiere ser, desahogarse de todo lo que pasa en su vida, incluido los líos con su novia, mientras tengo la esperanza de que me elija. - ¿Has pensado en regresar a casa? vivir con tus papás, trabajar con tu familia, quizás casarte, tener hijos, dedicarte al hogar, podrías aprender – ok, no me gusta por donde va esto. - No, me encanta vivir acá, me encanta mi carrera. Allá no hay muchas oportunidades en mi profesión. - Podrías estudiar otra cosa, algo más rentable – ¿acaso escuché bien? - Ya me conoces, prefiero trabajar gratis en algo que ame, antes que odiar todos los días lo que hago – luce decepcionado. - Ya sales de vacaciones, ¿volverás? - Creo que sí, Mar regresa unos días y queremos pasarlo juntas. - Está muy cambiada dicen, sube fotos de fiesta siempre, usa ropa cortita. Todos hablan de que se lanzó a la vida loca. - Ustedes también salen de fiesta siempre, que no lo suban es otra cosa – una cosa es juzgarme, otra hacerlo con mi mejor amiga. Puede ser una perra, pero es mí perra y solo yo puedo decirle o insinuar que es lo es. - Mejor cambiemos de tema, igual estaré ocupado esos días. - ¿Sí? - Sí, es el cumpleaños de Camila, le haré una fiesta sorpresa, deberías ir, será divertido, como en los viejos tiempo. - Claro… - no sé si es o se hace, porque yo odiaba esos tiempos. Termina el semestre y los foráneos regresamos a nuestras ciudades. Armo mi maleta y salgo, topándome en el pasillo con Max que hace lo mismo. - ¿A casa? – dice, al fin inicia nuestras charlas. - Sí, salúdame a tu mami. - Lo haré, siempre pregunta por ti. - Las madres me aman – sonrío – bueno, las de otros – río para no llorar. - Será difícil el encuentro en territorio propio, así que un consejo, diviértete, si lloras mucho por ese pendejo dejarás de ser mi mejor amiga. - Promesa – lo abrazo y ambos nos vamos por nuestro lado.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD