Mi futuro esposo

1027 Words
Al día siguiente dejé a Luciano durmiendo y fui de regreso a casa de mi tío, quien estaba por cierto muy enojado. —Tio Alberto— Arlin se puede saber dónde estabas? Y por qué no regresaste a casa? —Arlin— Me quedé a dormir en mi departamento. —Tio Alberto— Anoche invite a tu futuro esposo a cenar y nos dejaste esperando, esta noche no quiero que hagas lo mismo, te quiero lo más temprano posible aquí. —Arlin— Si Tio entiendo, pero no te enojes! Si tienes miedo de que decida no casarme puedes estar tranquilo por que lo haré. —Tio Alberto— Más te vale. Ahora vete a arreglar para que te vayas a la oficina. —Arlin— Está bien, Maritza te vas conmigo? —Maritza— por supuesto. Al cabo de 1 hora iba de camino a la empresa junto a Maritza. —Arlin— No había visto a mi tío Yam enojado. —Maritza— A veces se pone así, insoportable la verdad. —Arlin— Ahora lo veo, y viste al supuesto esposo mío? —Maritza— Pues si, es un joven un tanto reconocido y de Jenny vestir, sus padres están en crisis financiera y viven ahora en bajo perfil, supongo que Alberto le ofreció mucho dinero para no negarse. —Arlin— No lo dudes, mi tío está demasiado desesperado por que me case y le dije que lo haré. —Maritza— La única advertencia que te haré es que ese joven le encanta tomar alcohol y supuestamente eso lo hace parecer malo aunque no lo sea. —Arlin— Gracias por el dato. —Maritza— Por cierto cómo está Luciano? —Arlin— Lo dejé durmiendo, parecía un Ángel! Anoche ardía en fiebre, lo llevé a la ducha y nos dimos un beso. —Maritza— Te haré una pregunta, te gusta Luciano? —Arlin— La verdad no lo sé, pero él es como un iman, aunque está claro que no me puede gustar, él está comprometido y yo tengo que casarme para darle un apellido a mi bebé y a eso le añadimos que él no sabe que estoy embarazada. —Maritza— Buen punto! Llegamos a la oficina e inmediatamente tomé asiento en la silla de mi escritorio, tomé mi celular y le marqué a Luciano. Rin Rin Rin —Luciano— Hola? —Arlin— Hola Luciano, soy yo Arlin. —Luciano— Hola Jefa. —Arlin— Cómo estás ? —Luciano— Tengo que ver que estoy demasiado bien, me iré a la empresa mañana a trabajar. —Arlin— No, no es necesario, puedes tener una semana libre y así recuperarte mejor. —Luciano— No jefa, le agradezco lo que ha hecho pero mañana iré a la oficina a mis labores, gracias por todo. —Arlin— De acuerdo, por lo visto no te haré cambiar de opinión. —Luciano— Así es, la dejo para que siga trabajando. Le colgué a Luciano y algo en mi me decía ES EL, pero también me decía que no me fijara en él. Llegué a casa temprano como mi tío me lo pidió. Al rededor de las 8 de la noche, bajé al comedor y ahí estaba él, mi futuro esposo. —Arlin— Buenas noches. —Tio Alberto— Buenas noches sobrina mía, mira te presento a tu futuro esposo, —Héctor Báez— Mucho gusto futura esposa! —Arlin— Mucho gusto, ya le dijo mi tío que este matrimonio será solamente por contrato? —Héctor— Si, me dijo. Pero nadie sabe si con el tiempo hasta te enamores de mi, porque yo siempre he estado enamorado de ti en silencio, quizás no te acuerdas de mi pero estudiamos en la primaria juntos. —Arlin— La verdad no me acuerdo, pero no creo que… —Héctor— Que quizás pase, eso ibas a decir seguramente! Nos sentamos al comedor, y ahí estuvimos conversando más sobre los gustos de de Héctor que de los míos. Al día siguiente me fui a la oficina como siempre a la misma hora, tomé asiento en mi escritorio y de repente la puerta hizo un ruido, al levantar la mirada era él, Luciano. Me levanté de la silla y fui corriendo hacia el, lo abracé fuerte, fue un abrazo correspondido. —Arlin— Que bueno verte bien. —Luciana— Gracias jefa, no me esperaba este recibimiento. —Arlin— Disculpa por incomodarte! —Luciano— No jefa no lo hace es solo que no me lo esperaba. —Arlin— Bueno vamos a dejar lo de jefa por el Momento, es una frase absurda. —Luciano— Como usted diga! —Arlin— Bueno pues vamos a ponernos a trabajar. Antes de que Luciano saliera de la oficina me llegó un Ramos de flores, Luciano las tomó en sus manos y la puso en mi escritorio. —Luciano— Usted tiene un gran admirador que le envías flores tan caras. —Arlin— Aún no sé ni siquiera de quién es. Pero en algo tienes razón son hermosas y me encantan las flores rojas. —Luciano— Pues la dejó para que pueda admirar sus flores. Sentí algo de celos en sus palabras, aunque pienso que son cosas mías. Al mirar las flores me di cuenta de que eran de Héctor, no las rechacé, las envié a poner en agua.. Después de de estar el día entero en trabajo decidí invitar a Maritza a cenar fuera de casa, cuando íbamos saliendo de la empresa habían dos empleados, entre ellos dos estaba Luciano, decidí llevarlos a ambos a su respectiva casa. Mientras llevaba a Luciano a su casa, recibí una llamada, la puse en alta voz. —Héctor— Hola hermosa, por donde amas? —Arlin— Hola, qué pasó? —Héctor— Te llamo para invitarte a cenar? Podemos ir a tomarnos una copa de vino y luego a mi departamento. —Arlin— Discúlpame, ahora no puedo. Llegamos a casa de Luciano, cuando él se bajó del vehículo, yo también me bajé .
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