—Arlin— Luciano, espera.
—Luciano— Dígame señorita?
—Arlin— Aaa.. Respeto a esa llamada, yo..
—Luciano— Discúlpeme que la interrumpa pero no tiene por qué darme explicaciones.
—Arlin— Si claro, lo sé! Es que no quería que pensaras mal de mi.
—Luciano— No lo hago, no tengo por que pensar mal de mi jefa, es su vida privada.
—Arlin— Bueno, está bien.. Feliz noche!
—Luciano— Gracias, igual.
Volví a mi vehículo mientras miraba de vez en cuando atrás y ahí lo veía parado esperando que le fuera.
—Maritza— Qué pasó?
—Arlin— Nada, solo quería que no pensara mal de mi, pero me dijo que no tenía que darle explicaciones porque era mi vida.
—Maritza— Así es él, no se mete en la vida de nadie.
—Arlin— No se lo que me pasa con Luciano, el primer día chocamos mientras corría hacia la oficina, quería despedirlo pero después de esos besos no se lo que siento, debo de olvidarme de él porque está comprometido y yo me casaré pronto.
—Maritza— Así es, pronto te casarás por el bien de todo lo que te rodea.
—Arlin— Ya lo se. Aún no entiendo por qué Rodrigo me dejó plantada, siempre saco especulaciones como de que fue por mi embarazo pero no estoy segura de eso.
—Maritza— Quizás algún día regresé y te expliqué el por qué! Aún lo amas?
—Arlin— Claro que lo amo pero soy fuerte, trato de recordar ese amor que mata.
—Maritza— Ya lo superarás!
—Arlin— Espero hacerlo porque cada día que despierto recuerdo que estoy embarazada y que él es el padre.
—Maritza— Bueno olvidemos ese tema por esta noche y vamos a cenar fuera.
Fui a cenar con Maritza quien se estaba volviendo una buena amiga para mi.
Al regresar a casa me encontré a mi tío conversando con Héctor.
—Arlin— Buenas noches!
—Héctor— Futura esposa, te estaba esperando.
—Arlin— Y no crees que es muy tarde? Podríamos haber hablado mañana.
—Héctor— Solo quería hablar con mi prometida ya que mañana saldré del país.
—Arlin— Espero que tengas un buen viaje.
—Tio Alberto— El está aquí para que fijemos la fecha de tu boda, saldrá unos días de viaje y cuando vuelva tendrán que casarse.
—Arlin— Tío no veo necesaria la prisa.
—Tío Alberto— Arlin es necesario que sea ya mismo, no voy a permitir que esto arriesgue el buen funcionamiento de la empresa que le costó tanto a tu padre.
—Arlin— Lo se Tio,
—Hector— Dicho esto, que te parece si en un mes nos casamos?
—Arlin— Creo que estaría bien.
—Hector—Pues no se hable más, nos casamos en un mes.
—Tío Alberto— Me parece bien, ahora voy a dormir, Maritza ven conmigo.
Mi tío y y Maritza se fueron y nos dejaron solos.
—Hector— Muero porque llegue el día de nuestra boda, será todo un espectáculo.
—Arlin— Te equivocas, solo iremos al civil y punto! Vendrás a vivir aquí y ya.
—Hector— Lo que digas, aunque de una vez te digo que siempre he soñado con una boda grande pero será después.
—Arlin— Bueno, ahora deberías de irte.
—Hector— Claro si, ya verás que conquistaré ese corazón duro que tienes.
—Arlin— Feliz viaje! Descansa.
Fui directo a mi habitación, acababa de tener un momento muy incómodo tanto con mi tío como con Hector, me arrepiento de haber conocido a Rodrigo pero no me arrepiento de tener a mi bebé!
Al día siguiente llegué bastante temprano a la oficina, le llevé un chocolate a cada empleado, todos ellos estaban felices.
Mientras resolvía algunas cosas de la empresa recibí una llamada de un grupo corporativo fuera de la ciudad que estaban interesado en nuestros contratos, sin sudarlos le dije que estaría hoy mismo en la noche en la ciudad nata de la empresa que ha requiérelo de nuestros servicios.
—Luciano— Me mandó a llamar señorita.
—Arlin— Si, tenemos un trabajo y no mandaré a nadie a hacerlo, necesito que vengas conmigo.
En ese momento entró con un ramo de flores Héctor.
—Héctor— Hola preciosa, vine a despedirme!
Sin esperarlo Hector me besó, no dejó que le respondiera porque rápidamente salió de la oficina a propósito.
—Arlin— Luciano entendió lo que le dije?
—Luciano— Por supuesto, dígame a donde iremos y que papeles debemos presentar.
—Arlin— Le enviaré los datos vía correo, ah otra cosa es fuera de la ciudad y no regresaremos el mismo día.
—Luciano— Está bien.
—Arlin— Al medio día puedes quedarte en casa para que te prepares, pasaré por ti.
—Luciano— Como diga señorita, con su permiso, iré a trabajar con esos documentos.
—Arlin— Vaya bien!!!
Al cabo de un rato Maritza entró a la oficina.
—Maritza— Entonces Renés junta esta noche?
—Arlin— Si, agenda por favor que no llegaré mañana temprano.
—Maritza— Ya lo agende, muchos éxitos.
Llegada la noche pasé a buscar a Luciano cómo lo había acordado con él, le marqué a su celular pero la llamada no entraba así que decidí bajar del vehículo e ir a tocar la puerta.
—Arlin— Buenas noches.
—Lucrecia— Hola, en que puedo ayudarle?
—Arlin— Soy Arlin, la jefa de tu hermano.
—Lucrecia- Mucho gusto, hace días que he querido conocerte, mi hermano habla maravillas de ti.
—Arlin— De verdad?
—Lucrecia— Si, es verdad!
—Grecia— Vaya mira quien está aquí!
—Lucrecia— No empieces Grecia, mi madre está descansando, así que has silencio.
—Grecia— No haré nada malo, solo que esta mujer no me da buena espina.
—Arlin— No tengo que caerle bien a usted!
—Lucrecia— Así se habla, es una celosa compulsiva.
—Arlin— Es notorio.
—Lucrecia— Ven pasa, toma asiento en lo que mi hermano baja.
—Arlin— Gracias, eres muy educada.
No diré mucho en el sofá porque Luciano no tardo casi nada en salir, cómo era de esperar su prometida se tiro en sus brazos.
—Grecia— te amo, tú me amas?
—Luciano— Por qué haces esto?
—Grecia— Solo quiero saber si me amas?
—Luciano— Claro que te amo.
Grecia y Luciano se besaron delante de su hermana y de mi, Era inevitable no mirar ese beso y sentir celos absurdos pero en silencio.