2. Karin-1

510 Words
2 Karin Así que esto es todo. Así es como arruinas el trabajo de tus sueños. Al servir el ingrediente equivocado a tu jefe, uno de los mejores chefs de la costa oeste, un perfeccionista infame, antes de llamarle imbécil a la cara. Y ahora sus estrechos ojos azules están fijos en mí como reflectores. Ese rostro ancho y hermoso que de repente, y demasiado tarde, reconozco con toda claridad. He visto esa cara demasiadas veces como para contarlas, señalándome desde las portadas de libros de cocina o revistas de chismes de celebridades, o retorcido de rabia infernal mientras masticaba a los aprendices de chef en la televisión, y ahora esa misma cara me está mirando con diversión crítica. Me siento aún más ridícula y expuesta por no darme cuenta de que era él, pero ese traje hecho a medida y el cabello peinado lo hacen parecer más una estrella de cine relajado, que la fuerza de la naturaleza con sus brazos tendidos que gira y grita alrededor de la cocina en la televisión o escolta a las modelos y actrices de Los Ángeles en las citas. Mi corazón se hunde, mi sangre se enfría, y al darme cuenta de que ya no hay vuelta atrás se extiende el momento a una eternidad. Darius me observa con la mirada perdida, dejando claro que es mi jugada, así que hago lo de siempre cuando las cosas no van bien y he hecho el ridículo: Subo la barbilla, vuelvo a poner los hombros hacia atrás y no me importa un carajo. —Bueno—, digo, quitándome la redecilla y dejando que mi barbilla caiga alrededor de mi cara. —Al menos puedo decir que conocí al 'gran' Darius Lancaster. Antes de que alguno pueda decir algo más, me doy la vuelta y vuelvo a la cocina, desabrochando mi uniforme. Caminando a través de las columnas de vapor, siento las miradas confundidas que me lanzan mis compañeros, ex-colegas, agarro mi bolso y tomo la salida trasera como si el edificio estuviera en llamas. Por un momento, mientras cierro la puerta de mi auto y luego doy marcha atrás para salir a la calle, me pregunto si estoy siendo imprudente, saliendo corriendo así. Luego recuerdo las historias de lo intransigente que es Darius, su actitud insufrible en la televisión, los muchos sacrificios y las pocas concesiones que hace en busca de buena comida. Dicen que una vez despidió a alguien por salar en exceso un filete de pescado blanco, que echó a un cliente que le pidió que su bullabesa viniera con los mejillones descascarados. Incluso hay una historia de que corrió siete millas bajo la lluvia para no tener que servir el tipo equivocado de manzanas en una tarta tatin. No me creí esas historias, para ser honesta, pero verlo cara a cara, con esos ojos agudos que te escarban como un cuchillo, esa cara dura y dominante, esos hombros anchos, me queda claro que Darius es un tipo que sabe lo que quiere, y no se conforma con una pulgada menos. Además, he probado el fracaso con demasiada frecuencia como para confundirlo…
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