Marco dormía plácidamente, hasta que unos cantos lo despertaron. Los dulces cantos matutinos que solo podían ser de una ninfa. Su hijita. Abrió los ojos, y vio que Eirwen estaba en la ventana, cantándole a los pajaritos que le daban el saludo de buenos días. Como cualquier ninfa, Eirwen tenía una fuerte conexión con la naturaleza. Sentía si un árbol o un animalito estaba sufriendo, aunque estuviera a kilómetros de distancia, y le rogaba Kailus porque no se fuera de cacería con los caballeros y miembros de la corte, porque ella sentía el sufrimiento de aquellos venados a los que solían cazar. Aunque el invierno ya estaba a punto de terminar, aún seguía haciendo frio en las mañanas, pero eso no parecía afectar a Eirwen. Ella había nacido en el invierno, así que ella es del invierno. Sí