MADERA

1224 Words
Al pasar por mi lado, pude sentir sus feromonas. Me sorprendió que, aunque fueran suaves, inundaran mis fosas nasales, hasta quedarse impregnadas en mis sentidos, en mi memoria... Madera... Aquel alfa olía a madera... -Muy bien, vamos a empezar la clase...-, anunció el profesor. Comenzó a desarrollar el tema del día. Algunos atendían lo que explicaba, otros no. Pero, por alguna extraña razón, hoy no sentía ese interés de siempre por las lecciones. Algo me distraía, o más precisamente, alguien... ¿Qué me está pasando? ¿Qué rayos es esto? ¿Por qué tengo este impulso de voltearme y observar todo el día a ese chico de cabello y ojos marrones que acababa de entrar? Mi mente está en blanco... De un momento a otro, me descubrí en un limbo de emociones y sentimientos encontrados, pero no lograba comprender ninguno de ellos. Todo era nuevo para mí. No entendía nada. Y lo que más me preocupaba, y hasta asustaba, es que todo lo que me pasaba, en un punto se sentía... Bien. -Aaaaah maldita sea... ¿Qué está sucediéndome...?-, bufaba con molestia por lo bajo. Traté de volver a la realidad golpeándome un poco las mejillas, pero fue totalmente en vano... -Guau, si que te pegó fuerte eeh... Ja ja ja. ¡Mi Yuki al fin se fijó en alguien!-, reía Emiko a mi lado, mirándome con diversión. Realmente, no le encontraba la gracia. Yo intentando de recuperar mi sensatez y mi cabeza molestando, en tanto Emiko seguía burlándose. Voy a terminar volviéndome loco. -¿P-pero qué estás diciendo? No me pegó nada, ni me fijé en nadie, so-sólo estoy un poco distraído...-, resoplé. Ella no hacía más que restarme importancia, tratando de recobrar un poco la compostura. Aunque, a decir verdad, no lo estaba consiguiendo. Por mi parte, mi cara enrojecía cada vez más. -Oh vamos, ¿me lo vas a negar? Se nota a leguas que te gustó ese alfa. Más bien, quedaste encantado... Y déjame decirte, que tienes muy buen gusto amigo, ja ja!..-. En lo que aquella pequeña fastidiosa no paraba de molestarme, yo me preguntaba: -¿Gustarme ese chico...? ¿Cómo es posible? Apenas lo acabo de conocer, no se nada de él.... Vaya uno a saber lo que pueda llegar a hacer o si está metido en algo raro... No, no. No es nada de eso... Deben ser más tonterías que me quiere meter Emiko en la cabeza. Tengo que dejar de pensar en eso...-. Tan ensimismado estaba en mis pensamientos, que no escuché cuando el profesor me habló, casi gritando, para que le contestara. -SeñorJūōjō... ¡Señor Jūjō!... ¡Jūjō Yuki! ¿Va a seguir ignorándome o podrá atención a la clase?- me sermoneó ya en un tono bastante molesto. -Disculpe profesor. Me distraje. No volverá a suceder...-, dije, poniéndome de pie e inclinándome en una reverencia. -Más le vale. Porque si vuelve a hacer que interrumpa mi clase, no sólo obtendrá un castigo, sino que verá un significativo detrimento en sus notas de esta materia que, desgraciadamente, podría afectar su rendimiento general, y posterior solicitud de beca universitaria...- me advirtió en tono serio. -¡No profesor! Le prometo que ya no causaré más inconvenientes ni interrupciones. Lo siento mucho...- Al escuchar sus palabras, me preocupé un poco, ya que sabía que bien podían convertirse en realidad, y no estaba dispuesto a perder mi oportunidad de cumplir mi promesa. Ni ahora, ni nunca. Mientras era reprendido, escuchaba las risas de mis compañeros, que se hallaban muy entretenidos con la escena. Pero no les dí importancia. Me senté de nuevo en mi lugar, y me dispuse a escuchar la clase. -¡Silencio todos! O no serán los únicos...- amenazó el profesor con suficiencia, prosiguiendo con la explicación. Luchaba por mantenerme lo más enfocado que podía, cuando sentí una mirada fija a mis espaldas. Más precisamente, a dos asientos de distancia... Giro mi cabeza, y mi visión se posa en unos ojos almendrados y una sonrisa tierna, pertenecientes a aquel alfa con aroma amaderado. -Debo admitir que es guapo... Tiene buen cuerpo, su piel está un poco bronceada, sus ojos son brillantes. Y su sonrisa... ¡PERO POR DIOS QUE ESTOY PENSADO! Concéntrate Yuki, concéntrate, debes obtener esa beca... Debes esforzarte...-, me repetía una y otra vez, intentando prácticamente sin éxito ignorar esa presencia detrás de mí. Después de una larga jornada, por fin era hora del descanso, por lo que nos dirigimos con Emiko hacia la cafetería. Pedimos nuestros almuerzos, y fuimos a una parte un poco más alejada del patio. Nuestra zona del patio. Un silencioso y hermoso paraje, en donde casi nadie se reunía. Un bello paisaje, rebosante de árboles de cerezo. El suelo estaba tapizado de sus pétalos, y su delicado aroma colmaba el ambiente. A tal punto, que se podía percibir cómo penetraba por los poros, embebiéndose en la piel. Adoro este lugar... Terminamos de acomodarnos, y esperamos a que llegaran las otras dos personas que conformaban este grupo de solitarios. De "rebeldes", que no se interesaban en lo más mínimo por el qué dirán, por seguir al rebaño, por "pertenecer". Simplemente, vivíamos siendo nosotros mismos. Dai y Aki, mis vecinos de banco, se acercaron rápidamente a nosotros con su comida y una sonrisa en sus rostros. -¡Esperen! ¡No empiecen sin nosotros!- decía Dai, una de las betas del aula. Era una chica alegre, de figura y manos delicadas. Tenía un largo cabello n***o que le llegaba a la cintura, y que muchas compañeras le envidiaban. Era gracioso ver cómo aprovechaba cada oportunidad que se presentaba para presumirlo y deleitarse con las expresiones de molestia que le dedicaban las demás. -¿Hace mucho que están aquí? Nos demoramos por la enorme fila que había...-, comentó Aki mientras se sentaba a mi lado. Él era el otro omega masculino del salón, aparte de mí. Un chico tímido, de cabello blanco y ojos celestes, cuyas feromonas tenían aroma a frutillas. Era muy atractivo y codiciado entre nuestros compañeros, hasta en otros salones. Pero él hacía caso omiso de todos los acercamientos que se le presentaban, pues ya tenía una pareja con la cual se uniría cuando termine la universidad. -Llegamos hace un momento, no te preocupes...-, respondí con una sonrisa mientras comienzo a comer. Todos nos concentramos en nuestras respectivas bandejas. Pasaron unos minutos, hasta que se escucha que Dai habla: -Yuki, hoy te ví babear por el alfa nuevo, ¿ya te presentaste?-, rió, dedicándome una expresión entre cómplice y pervertida. La verdad, es que ese lado de ella me divertía. Lo quiera o no, siempre acababa sacándome una sonrisa, aunque también me hiciera sentir incómodo. -Es cierto, hasta te reprendieron por eso...- Aki no pudo evitar reír bajito al ver que me volví a sonrojar. Esta reacción de mi cuerpo ya está empezando a enfadarme. -Ya déjenlo, aún no procesa el hecho de que se enamoró a primera vista ja ja ja...-. Era claro que Emiko disfrutaba verme en este estado. Si no fuera mi amiga, de seguro cobraría venganza. Meditando si en verdad sería tan malo que me desquitara con ella por esto, una voz se escuchó atrás de mí. Una voz que reconocí al instante, que provocó que quisiera convertirme en piedra en ese preciso momento... -Hola chicos, ¿me puedo unir a ustedes?...-.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD