ESCUELA

741 Words
4 años antes... Me desperté al escuchar el sonido de la alarma invadiendo mis oídos. Nunca pensé que podría detestar tanto un aparato... Dormir es la única manera que encuentro para conseguir un poco de paz. Verdadera paz. Y escucharlo, sólo me quita el poder disfrutar de esa tranquilidad. A regañadientes, me levanto y me dirijo hacia el baño a darme una ducha y lavarme los dientes para luego ir a la escuela. Para mi buena o mala suerte, siempre fui muy curioso, por lo que me encanta aprender. Me llaman mucho la atención la mayoría de las cosas a mi alrededor, y en cualquier momento me encuentro indagando sobre todo. En la escuela, nunca dejé de dar lo mejor de mí para mantener mis notas en lo más alto. Recuerdo los rostros felices de mis padres, y posteriormente el de mi abuela, al ver cómo conseguía logro tras logro, y me superaba a mí mismo. -...Serás un gran hombre algún día...-, me decía mi padre abrazándome cálidamente. Como añoro esos momentos del pasado... Tan simples. Tan cálidos. Tan felices. Tan perfectos... -...Cuánto los extraño...-, pensaba mientras el agua tibia escurría por todo mi cuerpo. Terminé de asearme, me preparé unos huevos revueltos, y después me encaminé a la preparatoria. Todavía me queda un año para terminar, pero me dijeron que si seguía así, podré obtener una beca económica completa para estudiar en la Universidad de Tokio, cosa que me emociona muchísimo. A pesar de todo lo que había pasado, no olvidaba lo que le prometí a mis padres: luchar por mis sueños, dedicarme a lo que ame, vivir la vida que quería para mí mismo. No me iba a desanimar ahora. Descubrí hace no mucho, que la arquitectura me apasiona. Es exactamente lo que quiero hacer el resto de mi vida. Diseñar y proyectar edificios, construcciones, sea cual sea su propósito o utilidad... "El arte de organizar el espacio". Quería cumplir mi sueño por ellos, pero también por mí, y estaba decidido a lograrlo. Divagando en esas fantasías, no me di cuenta cuando llegué al instituto. Sólo el sonido del timbre que anunciaba que las clases comenzarían me sacó de mi ensoñación, y me apresuré a entrar a mi clase. Clase que compartía con muchos betas, algunos alfas, y unos pocos omegas. Pero no me importaba. Había aprendido a sobrevivir, a pasar desapercibido, a no llamar la atención. A ser invisible. -Maldición, me molesta mucho este collar, ojalá pudiera andar sin el...- Una queja de una voz muy familiar se escuchó a mis espaldas, por lo que me volteo a comprobar de quién provenía... Y era, efectivamente, de la persona que esperaba. Emiko, la única omega mujer del salón, era una de las contadas personas que se me acercaban. Tenía el cabello rubio dorado, ojos verde azulados y aroma a dulces. Un olor tan empalagoso como su actitud. Pero me agradaba. A decir verdad, me reconfortaba su compañía. Me hacía sentir menos solo. Desde que nos conocimos, cuando empezamos la secundaria, fue mi compañera de asiento. -Si no quieres lucir una mordida en tu cuello que no sea de tu pareja elegida, te convendrá usarlo... He escuchado que las violaciones a omegas han aumentado mucho últimamente...- dije mientras sacaba mis libros y cuadernos. Era verdad. En poco tiempo había subido vertiginosamente la estadística, y eso sólo me puso más alerta. Pero, a la vez, me generó una gran decepción. En ocasiones, me cuestionaba si no nos estamos volviendo más animales que humanos... -Si, ya lo sé, pero no tendría que ser tan molesto si es para protegernos-, me espetó haciendo puchero. Yo solo sonreí con ternura y le dije: -Es el menor de dos males...-. En eso, llega el profesor. Nos ordena acomodarnos y hacer silencio, ya que presentaría a un nuevo alumno. Era un poco extraño, siendo que casi estábamos a mitad de ciclo. -Buenos días. Esta mañana, recibiremos a un nuevo alumno proveniente de otra institución. Así que espero que lo ayuden a ponerse al corriente y lo hagan sentir bienvenido. Ahora, preséntate a todos.-, terminó de decir, para luego mirar al nuevo integrante del salón, haciéndole un ademán para que salude.. -Buenos días a todos, me llamo Rokujō Ichiro, y soy alfa dominante. Espero llevarme bien con todos ustedes...-, se presentó, haciendo una reverencia. Mientras se acomodaba dos asientos detrás del mío, yo quedé absorto, estático, tratando de entender, ¿por qué mi corazón late tan rápido...?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD