HISTORIA

1128 Words
-No voltees Yuki... No voltees... No voltees...-, era lo único que me decía a mí mismo en ese momento... Una orden... Una exclamación... Un grito imperativo... Una súplica desesperada... Pero por más que intenté, por más insistencia que demostré, por más control que quise ejercer sobre mi cuerpo y mi cabeza, ésta vez no obtuve respuesta. Es algo curioso, cómo a los humanos nos sucede que, en los más indicados o desafortunados momentos, nuestros cuerpos se desconectan. Dejan de responder. Prefieren ignorar la razón y la sensatez, para abrirle paso a las emociones, a los instintos, a cada impulso eléctrico que los golpee. Para poder dar rienda suelta a todos sus deseos. Sin ataduras, sin control, sin límites... En síntesis, sólo actuar, sin pensar. La verdad, es que hubiera deseado que por una vez ganara la razón. Así, yo habría permanecido quieto y callado, siendo invisible... Podría haber actuado de manera fría y distante, como lo hago con todos, excepto con las personas que quiero... Pero, como me temía, los pedidos de mi mente de mantener la cordura fueron ignorados, y sólo pude responder, volteándome. Topándome con ese alto alfa, que unas pocas clases atrás, me sonreía con ternura. -Si molesto puedo irme a otra parte chicos, no quiero interrumpir...-, comenzó a decir Ichiro mirándome a los ojos. Estaba a punto de alejarse, cuando algo lo detuvo. Y para mi sorpresa, terminó siendo mi propia voz la que lo hizo... -No no, no te preocupes, no molestas. Ven, siéntate con nosotros...-, dije, claramente muy nervioso. Él sólo se rió ante mi actitud y se sentó entre Aki y Dai, completando así la ronda. ¿Por qué carajos reaccioné de esa manera? ¿Cómo se me ocurre invitarlo a este lugar? A este sitio, que se convirtió en nuestro refugio, que era tan privado... ¿Por que siento tanto nerviosismo? ¿Podré no sonrojarme cada vez que él esté cerca? ¡Mierda! Sin duda, tenía éstas y mil preguntas más por responder. Mientras el tiempo pasaba, yo sólo me convencía más y más de una cosa... -Me estoy volviendo loco...-. Y para mi mala o pésima suerte, esto también lo dije en voz alta... -¿Ah? ¿Por qué dices eso? ¿Estás bien Yuki?-. Aki parecía confundido, pero inmediatamente cambió su expresión por una de diversión, ya que al instante dedujo el por qué de mi comportamiento fuera de lo común. Y como si la cosa no podía ser peor (o eso creía yo), Dai y Emiko también se dieron cuenta, por lo que llevaron a cabo uno de sus tantos "planes maléficos", como a mi me gusta llamarles. Ambas se miraron con complicidad, y pude observar como en cuestión de segundos, crearon una mega operación, digna de dos estrategas profesionales. Un largo escalofrío recorrió mi espalda... -Esto no me gusta nada...-, pensé. Comíamos en silencio, hasta que la primera en romper el hielo fue Emiko. -Entonces, ¿Ichiro, verdad? Cuéntanos un poco sobre ti. De dónde vienes, qué te gusta hacer, tienes hermanos, pareja, lo que sea que quieras contarnos... Entre nosotros no hay secretos... Aunque, obviamente, si prefieres no hablar está bien. Respetamos tu privacidad...-, soltó sin más, mientras tomaba un poco de jugo de naranja. Ichiro me lanzó una mirada fugaz y sonrió. Le dió un mordisco a la manzana que traía en la mano, y habló con tranquilidad. -Bueno, no hay mucho que contar. Mi vida no es tan interesante... Vengo de un pequeño pueblo al norte de la ciudad. Ahí nací y viví hasta los 15 años. No tengo padres. Mi madre murió en el parto, y mi padre murió hace dos años estando en servicio... Él era policía, y lo asesinaron en medio de un tiroteo. Ese día, un grupo de ladrones quiso robar el pequeño banco que teníamos allá. Quedó metido en medio de la balacera y bueno... Una bala le impactó en la carótida... Fue, y es considerado un héroe por todos. De verdad lo admiro... Y extraño. Tengo un hermano mayor, también alfa, que es quien se encargó de mí desde entonces. Él ahora está siguiendo sus pasos. De hecho, por todo esto vinimos a Tokio. Con los ahorros que nos dejó, rentamos un pequeño departamento, y con lo que gana Isamu como repositor en un supermercado, se puede decir que estamos bien. No me quejo. Vivimos cómodos, y ambos podemos estudiar. En cuanto a mí, me gustan los deportes, hacer actividades al aire libre y escuchar todo tipo de música. Pero, sinceramente, no tengo ningún interés en particular... Y no, no tengo pareja...-, esto último lo dijo dedicándome una mirándome de reojo de forma traviesa. Otra vez, no pude evitar sonrojarme. Pero, en este caso, no presté tanta atención, ya que me quedé pensando en lo que había dicho de sus padres... Nunca me imaginé que alguien como él cargara un dolor así en sus espaldas. Sentía curiosidad por preguntarle cómo estaba sobrellevando esa situación, si de vez en cuando tenía esa sensación de soledad que a mí me atormentaba cada día. Hasta casi tuve el impulso de abrazarlo y consolarlo.. De decirle que todo iba a estar bien, y que no estaba sólo. Esa mañana, creí haber conocido por fin a alguien que me entendería realmente. Que compartiría mi pesar, y con quien podría descargar mis sentimientos más profundos, teniendo la certeza de que iba a ser contenido y acompañado. Y todo, sólamente porque le había pasado algo parecido... Tal vez fue por haber sido tan alelado, que cometí el gravísimo error de haber bajado tanto la guardia... No puedo creer lo imbécil que fui. -Guau, que historia... Debió ser muy duro para ti... Pero, por lo menos, tienes a alguien. Tu hermano te debe querer mucho. Y por lo que nos cuentas, seguro es un muy buen chico...-, dijo Dai, dejando de lado los recipientes vacíos, que antes habían contenido su almuerzo. Ahora miraba con atención a Ichiro, escuchando su historia. -Sí, quiere llegar a ser igual a él. Ahora que lo pienso bien, antes de que todo esto pasara, Isamu ya tenía ese deseo y vocación de ser policía. Estoy seguro de que lo logrará...-, respondió con una leve sonrisa. -Claro. Tenlo por seguro...- Decía Aki, mientras le daba el último sorbo a su botella de agua. -Y estoy convencido de que muy pronto encontrarás a esa persona especial que te acompañará y con la que compartirás toda tu vida. Sólo tienes que tener paciencia...-, agregó con una sonrisa inocente. -Pues, quién sabe... Tal vez esa persona especial esté más cerca de lo que pienso... ¿No lo crees Yuki?-, e inmediatamente volteó hacia mi dirección, viéndome con ese cálidos ojos. Haciendo que me estremeciera, y que mi corazón casi se salga del pecho...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD