Tomé una ducha para relajarme un poco de esta mier... situación, ¿que tenía que hacer?, no podía perdonarla, había sido educada para ser alguien con modales y elegancia, no podría perder la cordura por ningún motivo, además era mi madre, la que pagaba la colegiatura y los bolsos PRADA.
Al salir del agua los problemas cayeron haciéndome suspirar agobiada mientras caminaba al armario; opté por ponerme algo elegante, mi parte favorita eran las zapatillas negras, mi maldición, tenía docenas, una sola maleta se trataba de ellas.
Ya estando lista bajé aquellas escaleras, al terminar los escalones me dirigí a la sala; mi vista capto a Madison y un... un hombre, claro que había vuelto hacer su vida, era libre.
¿será su novio?, ¿se caso?, ¿su prometido? — preguntas rondaban en mi cabeza, escenarios me torturaron por completo, pensar que había creado otra familia me destruía emocionalmente.
—Mac cariño, él es Fernando Douglas— Me presentó, una sonrisa apareció en mis labios, no tenía que ser grosera con el hombre, el cual nunca había visto en mi vida.
—Mucho gusto— habló el sujeto de unos cincuenta años o más, con porte de empresario y elegante, de esos que parecían beber café como si no hubiera un mañana. .
—El gusto es mío— respondí tomándole la mano, después de aquel apretón Madison insistió brindado con una copa de vino blanco.
Había creído bebiendo vino y no de una manera de desenfrenada sino en clases de etiqueta y conducta para futuras fiestas o eventos.
—Bueno vamos al comedor— pidió la mujer con una chispa de ¿entusiasmo?, caminé junto a ellos sin dejar de ver a Madison; examinaba todo su cuerpo de arriba a bajo buscando sus verdaderas intensiones.
Al llegar cada quien tomó un asiento lejos de los demás, mi vista fue a la copa de vino frente a mí, no tenía que embriagarme.
—Esperemos a Damián para cenar— pidió de nuevo Madison, el sujeto accedió. ¿Damián?... ¿Quien carajos era Damián? ¿Tenía un hermanastro? ¿Era adoptado?
Tomé aquella copa dándole un largo sorbo, no quería tener más drama solo disfrutar esta especie de vacaciones lejos de aquellas altas paredes, podría recorrer toda la ciudad como siempre había soñado.
—¿y dime Mac donde has estado todos estos años?— preguntó Fernando, aquello hizo que dejara mi trance con el tal Damián y mis sueños.
Dirigí mi vista a la mujer que me trajo al mundo, nerviosa esta bebía su copa intentando desaparecer de su asiento; avergonzada.
—¿No te lo ha contado Madison?— pregunté mirándolo fijamente, si eran tan cercamos por que no le había contado lo que le había hecho a su hija con tan solo diez años.
—Mac— pronunció amenazante, sin entender nada alce los hombros desinteresada, estaba segura de que mi vida iba a ser muy aburrida, ¿Habían club Buenos en la zona?.
El sonido de la puerta principal llamó la atención de ambos sujetos, no preste atención en lo absoluto mi tarea era acabar el vino de un solo trago. Segundos después un hombre entró como todo un malote al comedor... me burle de él mentalmente, enseguida supuse que él era el tal Damián...
El tío estaba mas que bueno; cabello rubio, ojos como el mar, sus cejas voluminosas... el hombre era atractivo, pero de solo verlo supuse que era un hijo de papi y de esos estaba fastidiada, seria mas que él, el título donde fuera que estuviera, era mío.
—Ya estoy aquí— habló arrogante, sin saludar a mi madre o incluso a nadie, su acción fue sentarse frente a mi, alce una ceja de confusión. ¿quien se creé?— pensé.
—Te dije que te pusieras un traje, no esa ropa de vagabundo— exclamó mas que molesto Fernando ¿era su papa?.
—Viejo ya estoy aquí... Cálmate— reprochó Damián, su mirada viajo a mí, me regalo una sonrisa de lado; mis labios se abrieron ligeramente; interesante.
La cena fue algo incomoda, el ambiente no era agradable, los únicos que parecieron disfrutarlo fueron los adultos, charlas de negocios eran las principales, todo la cena me mantuve callada, ya que no me interesa saber nada de eso, al terminar de cenar Madison se paro con una copa de vino en sus manos.
—Esta cena es para celebrar la unión de nuestras familias— murmuró Madison... ¿se va a casar?—pensé mientras la miraba incrédula.
—Y empresas— terminó la frase Fernando de la misma manera; parándose.
—¡¿TE VAS A CASAR DE NUEVO?!— preguntó el sujeto más que furioso, sin más el hombre se levanto de golpe; Era tan mal educado.
Los tres mantenía una guerra de miradas... mientras que yo solo disfrutaba la situación, además no tenía por que meterme en asuntos ajenos.
—Damián escúchame....— pidió su padre.
—Tienes a una mujer en casa, tienes una niña— exhibió a su padre, abrí los ojos asombrada, Dios mío... un mujeriego.
—Yo no seré quien contraiga matrimonio Damián... serás tú— le respondió Fernando, su mirada se dirigió a mí sin disimulo. —Ustedes lo harán, por el legado— negué al pararme. Busque la mirada de Madison, esta parecía distante, drogada.
—Así es— lo comprobó Madison, ¿Estaban de locos o que?— pensé.
Entonces todas las piezas del rompecabezas se unieron, me había traído para un juego sucio; nunca le había importado.
—¡joder...!— pronuncié dejando la copa en paz.—¡Ya se porque me sacaste de ese maldito internado para tu conveniencia!, Ya decía yo que era muy bueno para ser verdad— grité con todas mis fuerzas, los "invitados" me miraban sin entender la situación.
—Es por nuestro bien— amenazó Madison mientras me miraba con la frente en alto.
—¡¡Yo no... no me voy a casar con él!!— grité señalando al tal Damián, tenía que ser un sueño, ya que esto no pasaba en la cruda y espantosa realidad.
—¡¿y tú crees que yo me quiero casar contigo?!— del mismo modo el tipo se expresó mostrando su frustración ante la noticia. Desconcertada lo miré de nuevo; recorrí su rostro.
No podían obligarme, no podían... al ver al sujeto podía saber que era una roca sin sentimientos, no pensaba casarme y mucho menos con alguien como él.
Salí del comedor sin alguna explicación, tenia que irme de inmediato.... No, esto no era legal.
[...]
Miré como la chica salió corriendo perdiéndose en los pasillos, giré para decirle tres palabras a mi padre.
—Estas enfermó viejo— apunté serio para tomar las llaves del auto y salir de esa casa.
Damián Douglas... si, solo Douglas
Mi vida siempre había sido generosa, tenía todo lo materia y podría conseguir todo lo que quería con eso.
Mi familia consistía... aquel hombre codicioso, si, es el famoso empresario Fernando Douglas.
Mi madre vive en Rusia des del "divorcio" con Fernando; y si, es la diseñadora Cristina de Douglas, con lo único que se quedo fue con el "de Douglas".
Era egoísta, tal vez... clasista no lo creo, me consideraba especial... ¿Quien no lo hace en este mundo?
Bajé del Mustang el cual estaba estrenando, dirigí mis pasos a aquella mansión, la cual era mi hogar, como lo había dicho, tenía el futuro hecho.
Estar estar en la sala mi vista viajado a aquella mujer que había engatusado a mi padre con su hija en brazos. Al no tener interés en conversar con ellas partí a mi alcoba para descansar de esta estupidez, cosa que no conseguí después de varios intentos...