Jaime me había dejado callada, tenía razón en este momento me encontraba como una indocumentada más en el país, haciendo que me frustrara por la situación. Decidí colocarme de pie para mirar por la ventaja hacia abajo, observando cómo cada persona estaba caminando sin ninguna preocupación evidente sentí la mano de Jaime sobre mi hombro recordando que todavía seguía herida, así que solo volteé recibiendo el café; no tenía más opción que quedarme aquí mientras o irme a afuera y experimentar. Me presto su baño, mientras iba a traerme algo de ropa donde le agradecí entrando a la ducha gritando como niña pequeña ante el contacto con ella, estaba bastante fría pero rica además me hacía falta; en el burguer nos podíamos medio bañar por ser tantas donde esperaba buenas noticias de aquel lugar.