Asco era lo único que podía pronunciar después de haber sentido como restregaba su pene en mi cola mientras bailaba; después de eso me metieron a una habitación desconocida donde fue peor debido a que había aparecido el mismo hombre que me había traído con una sonrisa de superioridad donde solo quería quitarla. — Eres hermosa, ¿hace cuánto no haces el amor? — preguntó José en medio de una carcajada mientras cerraba la puerta —, Digo, en mi experiencia tengo una estúpida mujer que me cambió por un bailarín. — ¿Por eso mismo te sientes necesitado? si te cambio, es justo porque quien va a querer un monstruo como usted — Escupí en su cara, mientras daba pasos hacia atrás de la cama de la habitación. — Tu, al menos esta noche — Sentenció aquel hombre, donde entendí a qué se refería