Eleonora regresó al mundo real, sintiendo la cruda realidad como un golpe repentino. Las imágenes del portal se desvanecieron, dejándola con una sensación de desorientación. Al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que la realidad ante ella no coincidía con las expectativas que había albergado durante su viaje. Aunque en su viaje el recibimiento fue cálido, encontró a Sebastián esperándola con los brazos abiertos. Ahora acabó sola, herida por la ilusión de un amor que no resistió el paso del tiempo y la distancia. La decepción le pesaba y una dolorosa comprensión se apoderó de su corazón: su travesía a través del portal solo había dejado cicatrices emocionales y la añoranza de lo que una vez fue. Eleonora abrió los ojos con tristeza y, al pie de su cama, se encontró con el prínci