Sebastián no estaba de ánimos, pero debía regresar al castillo con la certeza de que el momento crucial se acercaba: Elena, estaba a punto de entrar en labor de parto.
No podía evitar el nerviosismo y la expectación mientras recorría los pasillos silenciosos.
Sebastián se encontraba en una encrucijada emocional, la reacción de Eleonora al confesarle la verdad lo había dejado angustiado.
Aunque el contacto con ella había sido influenciado por medios mágicos, él sabía que Eleonora estaba ofendida porque él no había tenido tiempo de explicarle cómo habían ocurrido las cosas.
No había elegido ser padre, pero ahora que esta mujer afirmaba llevar a su hijo en el vientre, sentía una mezcla de preocupación y responsabilidad.
Aunque la situación era inesperada, estaba decidido a ser prese
