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Luego de descarga emocional que él tuvo en mi espalda, fue a cocinar. Y yo estaba enviando la señal para el siguiente paso. Al sacar del juego al celular, la tarjeta de crédito que él había usado en la tienda y que ágilmente le habían cambiado por otra tarjeta empezaría a generar provecho. Cuando viera los mensajes por compras o retiros ha sería demasiado tarde.
No sentía ni un poco de remordimiento. Aprovechando que estaría ocupado por un rato tomé la agenda y me encerré en el baño a tomarle fotos a sus contraseñas de banco y demás datos importantes. No fue difícil de conseguir, su manía me había facilitado la vida. Tenía sus tarjetas enumeradas, con claves y usuarios actualizados al día. Ahora necesitaba salvar el chip del teléfono, así que destape el que me enviaron y en la tapa venía pegado el que debería colocar en el celular mojado que él aún no había recordado buscar. O ¿Será que tiene otro teléfono principal? Tenía que averiguarlo.
Puse la agenda donde estaba, busqué el teléfono entre la ropa mojada, con mucho cuidado cambie el chip, lo puse dentro del pantalón y lo dejé en el suelo como había quedado. Ahora debía enviar la sim card junto al teléfono con las fotos.
Salí al pasillo haciendo un alboroto de lo bello que me había quedado el vestido. Y estaba preparando una cazuela de mariscos. ¡Oh por Dios! Yo no podía comer eso, pero tampoco podía decirle que “Era alérgica“ tan pronto como ví eso, salí del lugar bailando por toda la casa con mi vestido nuevo. Él se reía, asumo que en su cabeza rondaba la idea de que estaba loca.
Pero debía seguir con mi jueguito, empecé a echarle agua a las plantas, así le daría tiempo de que terminara de cocinar. Tenía una casa hermosa, El tipo era un abusivo porque a estas horas ya debería haber avisado a la policía, pero no, él se estaba aprovechando de la situación para tenerme en su casa y sobre todo en su cama: sexo gratis… Ja, si tan solo supiera que va a ser el sexo más caro que habrá pagado en toda su vida.
__ ¡Cariño, ven a comer! ¡Ven pronto! __ Me llamó desde el comedor, caminé hasta él fingiendo interés por probar lo que había hecho. Me corrió la silla para que me sentara, había encendido unas velas y había puesto un poco de música de fondo. Era un hombre maravilloso, si se comportaba siempre así, ese era el hombre ideal.
__Soy una embarrada de mujer, sé que lo haces con amor, pero no sé cómo decirte esto___ Incliné mi cabeza y cubrí mi cara con más manos.
__¡Creo que olvidaste que soy alérgica a los mariscos! Pero no te culpo, siempre estás tan preocupado trabajando y entiendo que lo olvides__ Ese hombre abrió sus ojos, se levantó y me retiró el plato tan perfectamente preparado:
__¡ Perdón, lo había olvidado! Te prepararé algo diferente. __ Dijo y empezó a dirigirse a la cocina, pero lo detuve y le dije:
__¡No! ¡De ningún modo! Tú vienes a comer esto que has preparado y se ve tan rico. Podemos pedir una pizza para mí, hace mucho que no disfruto una, después de la operación. ¿Puedo? ¿Si? Solo por hoy. __ Mi observó con detenimiento y dijo si: te pediré pizza.
Tomó el teléfono fijo y pidió un domicilio. Se acercó y empezó a comer, no soportaba el olor pero me hacía la fuerte y lo disimulaba tomando vino.
__¡Necesito ir al baño un momento! Espérame… __ Corrí al baño y envié la palabra pizza, también aproveche y envié las fotos que había tomado de las claves. Deberían estar solo a unas cuantas cuadras esperando es decir que en cuestión de minutos deberían estar aquí. Tomé el chip y lo pegué a un billete que había sacado de la cartera de David, lo usaría para pagar el domicilio.
__ Amor, saqué este billete de tu cartera ¿Puedo pagar el domicilio con el? __ Asintió con la cabeza y me dijo:
__Págale y déjale el cambio de propina para el repartidor. __ Me puse firme en hice el saludo militar y se puso a reír, al instante sonó el timbre y corrí gritando:
__¡No te levantes amor! Yo voy. ¡Llegó mi pizza! ¡Llegó mi pizza! __ Corrí lo más rápido que pude y abrí la ventana de la puerta principal. Y ahí estaba Wilingtom con uniforme de repartidor. Le entregué el billete y le dije:
__¡Dice mi esposo que se quede con el cambio! __ Tomé la pizza y cerré la ventana. Corrí hasta el comedor, la abrí y aspiré ese delicioso olor. Le serví un trozo para él y se extraño porque él la había pedido de pollo y está era de carne queso y maíz. Pero le restó importancia porque estaba buenísima.
Luego como a los diez minutos volvieron a tocar el timbre y me preocupé, él se levantó y fue a abrir. Pero al parecer no era nadie, no había nadie. Llegó a la cocina y dijo:
__¡Algo extraño no! __ Encogí mis hombros y seguí secando los platos. Y agregué:
__Pueden ser niños. ¿Cuándo eras niño nunca tocaste un timbre y saliste corriendo? Porque yo si lo hice muchas veces. Y le sonreí.
Luego se llegó por mi espalda y apartó el cabello para besarme la espalda, el vestido traía la espalda descubierta, pasó una mano por mi cintura y me pegó a su cuerpo. Y mencionó:
__ Está un poco enrojecida tu espalda ¿Te duele aún? __ Después de la ducha y las cremas mi piel quedo como nueva, y le dije:
__ ¡Estoy bien! __ Luego del rato que me consentí me pasó el escozor. ¿Por qué lo preguntas, travieso? __ Y enarqué una ceja, mientras le mantenía una honda mirada en sus ojos.
__¡Si, quiero hacer travesuras! Contigo, con tu cuerpo. Eres la mujer de mis sueños. ¡No quisiera dejarte ir nunca! ¿Te irás de mi lado bebé? __ Entonces puse mis manos en la cintura y lo fulminé con la mirada:
__Y ¿Cómo para dónde me voy a ir? Otra cosa ¿Por qué hace días que no me llamas por mi nombre? __ Quería observar que tan bueno era para mentir, y en efecto se delató, arrugo su nariz, luego la tocó y dijo:
__ ¡Me encanta llamarte por adjetivos cariñosos! O ¿Cómo quieres que te diga? No tengo inconveniente de decirte como tú quieras. __ Más evidencia para descubrir a hombres mentirosos, eso lo sabía porque después de mi matrimonio fallido me había hecho adicta de la serie “Lie to me” pero había empezado a leer autores como Joe Navarro, Flora Davis y Sergio Rulicki para aprender a leer el lenguaje corporal. Aún me faltaba mucho por aprender pero desde ya había empezado a usar lo que había ido leyendo. Toqué mi cabello y le dije:
__¡También me encanta que me llames de formas cariñosas! __ Si él supiese de lenguaje corporal, desde que me atropelló sabría que le he estado mintiendo. Por ahora me estaban ofreciendo algo mejor que psicoanalizarlo, entonces aprovecharía de ese mango bajito porque después de mañana desaparecería de su vida para siempre.
Entonces encorve mi espalda y froté mis nalgas con su m*****o, era la señal de permiso para que me tomara a su antojo. Y entonces pensaba que yo había estado perdiendo el tiempo siendo una prostituta por internet, debí haber experimentado más con hombres de verdad, todos así de buenorros como éste.
Pero esa temporada de mi vida había sido buena porque me había instruido sobre cosas que no imaginaba, sobre el poder que tenemos las mujeres cuando hay un hombre con una polla caliente delante de nosotras.
Iba a disfrutar este último día, además debía mantenerlo ocupado porque en estos precisos momentos debe estar siendo estafado de la forma más sencilla que puede existir. ¡No me daba ni un poquito de remordimiento! Era mi trabajo y lo estaba haciendo de maravilla.
Me arrancó el vestido y lo reventó, lo mire angustiada y antes de que yo pudiese hablar me dijo:
__ ¡Mañana te compraré uno mejor! __ A lo que le respondí con una sonrisa y me quedé tranquila para que me lo terminara de quitar, lo lanzó hacia atrás y cayó encima de la alacena, luego fue por el acostumbrador, metió sus dos manos por el medio de los senos y lo reventó también, lo lanzó igual y cayó encima de la nevera, yo moría divertida de sus ocurrencias, ahora era el turno de la tanga, primero reventó un lado y luego el otro, la volvió a lanzar y esta vez quedó colgando de la lámpara. Si alguien entraba en la cocina vería esa escena y se divertiría tanto como yo.
Me subió al paredón y bajó su cremallera, me abrió las piernas con mucha decisión pero el paredón era bastante alto y no alcanzaba a penetrarme, entonces se devolvió y fue por un pequeño trozo de madera. Lo coloco en el piso y ahora sí llegaba justo a mi centro. Cuando se percató que no alcanzaba se quedó con su polla en la mano mirándome mientras pensaba en como solucionar. ¡Nunca me había pasado esto!
Yo siendo él, la había bajado de ahí y le habría dicho: esa la hacemos cuando estemos grandes ja, ja, ja. Pero él quería hacerlo ahí y se las ingenió. Por su parte era bueno saber dónde estaba cada cosa en la casa, no había tardado no cinco minutos en encontrar la madera.
Ahora iba a estar jugando al equilibrio, porque a veces se movía mucho y se terminaba cayendo y otra vez debía subirse para alcanzar, ja, ja, ja, ja…
Pero era muy buena experiencia porque a veces estábamos a punto de conseguirlo pero un falso movimiento lo hacía caerse y todo se alejaba de nuevo, porque debía recolocar bien la madera para subirse.
Luego de un rato de maromas, me bajó mientras estaba a horcajadas, clavada en su m*****o y así me llevó hasta el sofá, sin salirse de mí me sentó en un borde del mueble y me besaba apasionadamente. Sin que me quedara nada por dentro era el mejor sexo que había tenido en mucho tiempo. Porque mi ex marido también cogía muy bueno al principio. Ya luego perdió la esencia.
Se salió de mí para sentarse en el mueble y ordenó:
__¡Ven siéntate en mis piernas, de frente y por favor confía en mí! __ Cuando dijo eso sabía que vendría una de esas extrañas posiciones en las que el equilibrio juega un papel impresionante, pero sin dudarlo caminé hasta él y me abrí de piernas para sentarme en las de él, aproveché y le di un beso. Entonces él volvió a decir:
__ Ahora trata de abrir al máximo tus piernas, te voy a ir bajando de espaldas con cuidado para poner tu cabeza en el piso, apoya tus manos en el suelo también para mantener el equilibrio, quiero penetrarte así, si te mareas o cualquier cosa, por favor avísame. __ Asentí porque así como el quería sólo se me venía a la mente la postura yogui pero el la quería hacer invertida.
Hice lo que me pidió y vaya que estaba sintiendo una penetración profunda, me estaba haciendo ver estrellas, pero luego él se cansó muy rápido y me pidió hacer una carretilla invertida, así que me levantó, puso mis manos de apoyo en el mueble y elevo mis piernas a la altura de su cintura. En esta estaba un poco cansada de aguantar mi peso en las manos pero valía la pena. Después simplemente me bajó los pies y me exclamó:
___¡Cabálgame porque quiero ver tus ojos cuando alcances tu orgasmo! __Se acostó en la alfombra y me empecé a mover con extrema velocidad, él empezó a apretar mis caderas y también sentí su liberación. Luego quedamos tan agotados que ahí mismo en la alfombra nos quedamos dormidos los dos, abrazados y completamente satisfechos.