Organizando un espacio para él... Llegué al departamento casi que escupiendo algodones, me sentía enérgica, plena, liberada. ¡WOW! No tengo la menos idea de cómo describir esto que siento en el pecho, porque lo que siento en el cuerpo es un ardor insoportable de tantos pinchazos que me dieron las hormigas. Me metí a la tina para ver si con la esponja y el jabón alcanzaba a liberarme de la comezón. Tocaron la puerta, salí de mala gana del agua y fuí a ver quién era. Ahora las cosas que no me generaban placer me causaban un mal genio insoportable. ¡Otra vez Wilingtom! La presencia de este hombre en mi vida me empezaba a fastidiar. No debí haberlo utilizado para cumplir mis más bajas pasiones. El tipo estaba buenísimo y aunque desde un principio había quedado claro que sería una relación