El chico de intercambio

1569 Words
-¿Cómo estuvo tú fin de semana? –Nancy preguntó tan pronto vio a su amiga el lunes en la escuela. Opciones: Tormentosamente ansioso. Interesantemente placentero. Excesivamente educativo. -Bien -Aranza se encogió de hombros, con una expresión indiferente. Manteniendo las distintas respuestas descriptivas con ella. Aun cuando por la mañana, descubrió el mensaje que la mantuvo todo el turno escolar con el cerebro ideando las posibles respuestas, los posibles escenarios, las posibles pérdidas y considerar las ganancias; se mantuvo impasible. Domingo 10.10pm Número desconocido: Oh pequeña, vamos a vernos Prometo que te daré más placer del que tú misma puedes darte. -¿Te regaño tú mamá por llegar tarde el sábado? –Cuestionó con un poco de preocupación, porque se habían quedado dormidas, y Aranza no había podido irse a primera hora como debió. -No, le expliqué que nos desvelamos y nos quedamos dormidas –Solo omitió el lugar dónde se habían desvelado. -¿No sospechó nada? –Nancy no podía disimular su intranquilidad. -No, ya deja de preocuparte –Respondió con convicción, porque se había metido en algo que considero peor. -Es solo que me quedé pensando, que si habla con mis padres, puede descubrirte. Además de que yo también puedo ser castigada –Su amiga continuaba con su inquietud. Le cortó el paso, y la tomó con fuerza de los hombros -¡Nancy basta! ¡No va a pasar nada! Cuando llegué a casa el sábado, después del regaño y de la explicación, quedó satisfecha de mi extrovertida conversación. Además, se distrae demasiado con su trabajo toda la semana. Para cuando llegue el viernes ya habrá desechado la idea de hablar con tus padres. ¡Créeme! –Incluso había pensado en utilizar otras maneras de distraerla, para que la “pijamada” quedara enterrada en la historia de las memorias de su madre. Pero eso, no tenía por qué saberlo Nancy. -Está bien. Te creo –Finalmente la convenció. Ya solo le restaba decidir qué hacer con el desconocido. El desconocido… Lunes 2.30pm Aranza: No tengo la menor idea de quién eres. Y quiero que así permanezcamos 2.30pm Número desconocido: No sabes quién soy? 2.31pm Aranza: No. Y en el momento en el que te acerques revelándote, éstas conversaciones se terminaran. Incluso negaré todo lo que ha sucedido. Ese era su único seguro, mantener la distancia con él. No podía arriesgarse a que se le saliera de las manos la situación. 2.33pm Número desconocido: irremediablemente cruel Tenía su celular en la mano, esperando que aceptara o rechazara las reglas impuestas. Pero pasó toda la tarde, y el extraño ya no respondió. Si era el intento de casanova, tenía muy poca tolerancia al rechazo, y ella lo había rechazado más que cualquier otra chica y en un corto período de tiempo. Sintió que en definitiva lo había ofendido, cuando pasó poco más de dos semanas en una ausencia telefónica. Miércoles 8.30pm Número desconocido: Bien, juguemos tú juego Cuando leyó las palabras, su expresión cambió: incredulidad era lo que denotaba su rostro. Mezclado con el sentimiento de victoria, era un contraste que nunca había experimentado. Sonrió, podría obtener lo que ella quisiera. Se sintió triunfante porque el desconocido, que sospechaba era Benji, mantuvo su palabra. -¡Ah! Son ustedes –La expresión de fastidio que les dio el castaño hizo sonreír a la trigueña. Benji dejó la puerta abierta y de inmediato regresó al interior de la casa de Louis y Joseph, permitiendo que Aranza y Nancy entraran a la fiesta. -Se nota que no le caes bien –Nancy le susurró a Aranza mientras caminaban hacia el patio. Pero la trigueña solo se encogió de hombros, ella estaba sumamente divertida con el juego que había entre ellos. En medio de ese juego de palabras obscenas, explícitas, lujuriosas; que describían órdenes simples, pero que la guiaban hacía una experimentación nueva y maravillosa; transcurrió su tercer grado de secundaria. *** El chico rubio de ojos azules, estacionó su moto deportiva casi en la entrada de la preparatoria, y su traje de cuero se le ajustaba a su trabajado cuerpo, haciendo que muchas quedaran boquiabiertas ante su presencia. Cuando Jay llegó como alumno de intercambio, captó la atención de la mayoría de las chicas, pero fue Aranza a quien asignaron para brindarle el recorrido por la escuela. -Solo daremos un paseo por las instalaciones –Aranza le sonrió honestamente –Dime, ¿de qué Ciudad vienes? –Preguntó interesada. -De Ciudad Sigma –Respondió el rubio con burla –¿Alguna vez has ido? –Ella sintió la tensión en el ambiente. -No –Aceptó con seguridad, sin parecer afectada por el tono engreído con el que la interrogó -¿Es muy diferente a ésta Ciudad? – Jay sonrió con humor, se dio cuenta de la excesiva seguridad que tenía la trigueña –No mucho. Pensé que me dirías dónde estaban todas las ubicaciones –La quiso molestar de nuevo. –Estoy segura que para mañana no recordaras ni la mitad de los nombres que te dije –Se giró a verlo por primera vez desde que habían comenzado a caminar, llena de confianza; con eso Jay lo confirmó, ella no era una chica que se dejaba amedrentar –Así que mejor mañana me buscas en la puerta principal, con tú horario listo, y así te guío hasta que puedas ubicarte –Le sonrió, aunque había sido su turno de molestarlo. Jay captó la intención de inmediato, y contrario de molestarse, Aranza le interesó, no era común para él encontrar una persona que le hiciera frente. ** El rubio y la trigueña caminaban hacia el estacionamiento de la preparatoria. -¡Ya dime! ¿Cómo lograste que te dejaran conducir una moto siendo menor de edad? –La incógnita la estaba carcomiendo, y su manera de expresarlo, hizo que el rubio se carcajeara ante su actitud. -En Ciudad Sigma puedes obtener la licencia a los 16, si tus padres firman una responsiva –Le reveló –Lo aceptaron por la licencia, no por la edad –Le guiñó el ojo con picardía. -¡Demonios! Eres… -No terminó la frase. -¡Aranza! –Tan pronto hizo contacto visual con el castaño, la trigueña entrecerró los ojos. No tenía la menor idea de por qué Benji la había ido a buscar. De un momento a otro se sintió temerosa, ¿habría descubierto que le envió una foto falsa de sus pechos? Pero no podía reclamarle, su relación era inexistente. -¿Es tu novio? –Jay le preguntó con cierto malestar. Aranza se giró a verlo con rapidez y desagrado en el rostro -¡No! – -¿Un amigo? –La volvió a interrogar. -Sí –Aun cuando al castaño le había dicho que solo serían conocidos. Para cuando se dieron cuenta, Benji ya estaba frente a ellos -¿Podemos hablar un minuto? –Le dio una fugaz mirada al rubio, para terminar fijando su mirada inquisitiva y arrogante en la trigueña. -Te veo mañana –Jay se despidió y se puso en marcha hacia su motocicleta. -Hasta mañana –Aranza respondió, viéndolo alejarse casi al instante -¿Qué quieres? –Rápidamente se dirigió a Benji. El castaño comenzó a masajear su nuca con una mano, tratando de aliviar un poco la inseguridad que sentía -Mañana es mi primer día de clases en la Universidad –Su tono amable, contrastó por completo a como había llegado. -¡Felicidades! –Sintió la ironía de la trigueña. -Eres imposible pequeña –Dijo entre risas, pasando un mechón de su cabello por detrás de su oreja. El simple movimiento la puso nerviosa, y es que había una historia entre ellos. Lo escuchó suspirar profundamente, dándole seriedad al asunto –Escucha, mi vuelo a Ciudad Eta es en unas horas. Te voy a besar, porque quiero despedirme de ti. No creo en las relaciones a distancia –Dio una risa escéptica ante la contradiccón, porque ellos no tenían una relación; además, existía cierta distancia entre ellos –Así que creo que estoy terminando con lo “nuestro” –Hizo las comillas en el aire en la última palabra –Sólo cuando me vayas a cachetear, por favor, mídete un poco – A decir verdad, había dejado de prestarle atención. Una vez que dijo que la iba a besar se puso nerviosa, porque no había besado a ningún chico desde Matt. Después del monólogo que dio, Benji humedeció sus labios, y Aranza como espejo lo imitó; con total decisión, la tomó de las mejillas con ambas manos, uniendo dulcemente sus labios con los de ella. Lo descubrió, él no era el primer beso de Aranza, y eso lo decepcionó un poco. Quería que ella lo recordara de alguna manera, porque indudablemente él la guardaría en sus memorias. Lo que Benji no sabía, era que le había dado más de lo que él podría imaginar. Respuestas y autoconocimiento. Terminó el beso con suavidad, satisfecho de al menos haberla probado y tocado de manera decorosa. Se observaron mutuamente por unos instantes, en silencio, con la certidumbre de que esa era la despedida. Se dio la vuelta, para alejarse de ella, dando por terminado el juego. -¡Ey! ¡Casanova! –Se giró para verla, con una media sonrisa de diversión y galantería -¡Ten un buen viaje! –Aranza le regaló una sonrisa sincera.
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