Selectiva

1133 Words
No existe la certeza del momento en que Matt y Aranza terminaron. Tal vez fue en el cambio de año escolar, o cuando dejaron de compartir amistades; lo que era seguro, fue la cantidad de chicos que comenzaron a acercarse a Aranza después de eso: toda la escuela. Y no era una exageración, poco a poco se hizo famosa por hablar con todos: chicos, chicas, de su curso y de cursos más adelantados; serios, parlanchines, vergonzosos, nerviosos, arrogantes, casanovas, y así, una larga lista. Ella sabía tratar con todos, se desenvolvía como pez en el agua. -¿Vas a ir a la fiesta de Louis? –Nancy le preguntó a su amiga mientras caminaban juntas hacia la clase de Ciencias. -¿Cuándo es? –Aranza iba sonriendo, porque hacía contacto visual con la mayoría de los estudiantes que se encontraban en el pasillo; incluso, levantaba la mano en señal de respuesta hacia los pocos que la saludaban de esa manera. -El viernes por la noche –Aranza no respondió, se quedó meditando en el asunto. Cada vez que obtenía la promoción de año escolar, las fiestas cambiaban un poco, y no tenía la menor idea de cómo obtener los permisos –Me enteré que el hermano de Louis llevará cervezas y algunos de sus amigos estarán allí –A pesar de qué se lo dijo casi en un susurro, su entusiasmo se permeó por las palabras. -No sé Nancy, no sé si mamá me vaya a dar permiso –Y es que estar en tercer grado de secundaria, con conocimiento de que habría chicos de preparatoria, la ponían en un dilema. Por supuesto que quería asistir, la vida se presentaba de manera seductora ante sus ojos; y las oportunidades de irlo descubriendo la atraían. Sin embargo, estaba convencida, se mantendría firme en su decisión de no causarle problemas a su madre. Llegaron al salón, y Nancy se sentó detrás de Aranza –Vamos juntas, así te quedas a dormir en mí casa; y a tú mamá le dices que haremos una pijamada –Sintió el aliento de su amiga detrás de su oreja, como en esos programas televisivos, en los que de manera imaginaria, un ser mágico se acomoda en tú hombro, para presentarte la solución a una disyuntiva, cautivándote palabra por palabra. ** Las dos adolescentes estaban frente a la conocida casa de Louis, escuchando la estruendosa música desde la puerta. -Creo que sus padres salieron de viaje éste fin de semana –Nancy le compartió los chismes que circulaban. -¡Vaya, vaya! ¿Qué tenemos aquí? –Un apuesto castaño se recargó en la puerta al momento de abrirla, impidiéndoles el acceso y descaradamente recorriéndolas con la vista. Ambas jóvenes vestían prendas que resaltaran los atributos que estaban en crecimiento, resultando en éxito al llamar la atención indudablemente. Aranza dibujó media sonrisa, enarcó una ceja y su arrogancia brotó por sus palabras –Dos chicas buscando diversión – El castaño acortó la distancia entre él y la trigueña, colocándose frente a ella -¿Qué clase de diversión están buscando? –Les habló en tono seductor. La trigueña se acercó unos centímetros más, haciendo que el castaño inclinará su rostro en dirección a ella, porque era más alto –Dudo mucho que tú puedas darnos lo que buscamos –Lo estaba desafiando, sus alientos chocaban entre sí, pero ninguno se desestabilizó o cedió ante la provocación del juego. -¡Ya déjalas Benji! –Joseph, el hermano mayor de Louis, llegó abrazando a su amigo, mostrando su perfecta dentadura blanca y sosteniendo una cerveza en la mano. -¡Gracias Joseph! Ya estaba empezado a fastidiarme éste intento de casanova –Joseph lanzó una carcajada de burla ante las palabras de Aranza. La trigueña tomó la mano de su amiga, y pasó por un lado del anfitrión, que continuaba con la mofa hacia su amigo. Benji sonrió ante el atrevimiento, al pasar tiempo observándola, la consideró una mocosa inexperta, seguramente virgen y sin haber tenido su primer beso; y bueno, el chico era popular por ser un seductor cuando se lo proponía. -Creo que te pasaste –Nancy dio su opinión mientras caminaban hacia la parte trasera de la casa, donde se desarrollaba la fiesta con sus compañeros de secundaria. -¡Es un idiota! Cree que por estar en la preparatoria, todas debemos caer a sus pies; además, sus aires de chico malo, no me los trago –Realmente le había molestado la actitud del castaño -¡Ven! ¡Vamos a bailar! Olvidemos al cretino ese – -¡Nancy! ¡Aranza! ¡Llegaron! –Louis se acercó a ellas con rapidez, para darles la bienvenida y arrastrarlas al centro de la fiesta. Eso hicieron, se perdieron en las conversaciones de adolescentes, en el baile, y en los juegos absurdos propios de la edad. Sin percatarse en qué momento, Joseph y sus amigos ya estaban mezclados entre ellos, conversando, bailando y jugando. -Creo que le gusto a Louis… -La rubia fue interrumpida en su declaración. -Así que soy un intento de casanova –Benji le recriminó a Aranza para después darle un sorbo a su cerveza. El grupo de chicas alternó su mirada entre el chico descortés, que tenía fijos los ojos en la trigueña, y Aranza, que sonrió con escarnio. Ese simple acto la hizo percatarse que lo había ofendido. -Lo eres –Reiteró su aseveración. Se acercó hasta invadir el espacio personal de Aranza, colocó muy cerca su boca del oído de la trigueña –Soy un casanova nena, te lo voy a demostrar –Esperaba causar algún efecto con el susurro, cargado de un tono coqueto. Aranza movió ligeramente su rostro, para alcanzar el oído de Benji –No soy una opción en tu experimento, descártame –El castaño puso espacio de nuevo entre ellos, el nivel de molestia lo hizo apretar la mandíbula y fijar su mirada en los ojos grises, que estaban llenos de arrogancia y diversión. -¿Qué te hace pensar que te estaba considerando? –Le habló con desprecio, porque no cayó ante sus encantos. -No hay otra manera en la que me lo puedas demostrar –Frunció el ceño con desdén -Como que no eres muy inteligente –Remató con el comentario frío y altanero. -Perdónenlo chicas, ya está pasado de copas –Joseph de nuevo intervino en el momento apropiado. Pasó su brazo por los hombros de Benji, y lo obligó a que lo siguiera, alejándolo del grupo de chicas. -¿Qué fue eso? –Preguntó la rubia a Aranza, pero ella no respondió, simplemente se encogió de hombros, con eso quería dar por terminado la desagradable confrontación. La velada continuó, con Benji mirando con rencor e ira a Aranza, mientras ella lo ignoró monumentalmente.
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