Proyecto

1152 Words
**Daniel -¿Entonces ya sabes que harás para el proyecto de Ciencias? –René, el único amigo de Daniel, le preguntó mientras ambos caminaban hacia la escuela. -¡Sí! –Daniel respondió con entusiasmo, sonriendo de satisfacción. -No entiendo por qué no nos dejaron hacer equipo, si… –Una voz no le permitió terminar la frase. -¡Ey! –Ambos se giraron en dirección de dónde provenía el sonido –¡Par de bichos! –Daniel se volteó con rapidez, poniendo los ojos en blanco, retomó su camino. No soportaba a Saúl, que se había convertido en uno de los chicos populares de la secundaria –¿Ya comenzó la primavera? –Hizo su chiste, y el grupo que iba caminando con él, estalló en risas. René entrecerró los ojos, les mostró el dedo medio y alcanzó a Daniel, que se le había adelantado un par de pasos -¡No sé por qué nunca le contestas a ese cabrón de mierda! –Estaba exasperado. -Porque la historia detrás de su apodo, no es tan fantástica como la cuenta –Daniel tenía una actitud desinteresada, pero René abrió los ojos con sorpresa –Aranza se lo puso… -Le reveló. -¡No! –Lo interrumpió, con los ojos más abiertos de lo normal, clara muestra de su asombro, incluso alargó la última letra de la palabra -¡Tienes que molestarlo! –Daniel negó -¡No puedes perder la oportunidad! ¡Se la pasa fastidiando! –Intentó convencerlo. -¿Y de qué serviría? Hoy nos molesta con una cosa, mañana será con otra. Además, tú no lo sabes, pero antes era peor. Ahora sabe que tengo un secreto, y que si presiona lo suficiente, lo revelaré –Daniel le manifestó desde la experiencia, porque había compartido clases en la primaria con Saúl. ** Gastó dinero y tiempo para presentar su proyecto de manera decente. Lo tituló "La seguridad en tú hogar", la idea en general era demostrar lo fácil que resultaba convertirse en una víctima de robo y/o secuestro, desde el lugar que cualquier persona consideraría el más seguro: su propia casa. Colocó cámaras alrededor de su vivienda: una en la entrada principal, otras cuantas en el jardín, y escondió una cámara en un oso de peluche, que dejó estratégicamente puesto en la sala. A diario revisaba las grabaciones, con las que elaboró diarios con los horarios, actos fortuitos y determinó características de la personalidad de su familia. Toda la información recolectada de tan solo dos semanas, fue suficiente para que él pudiera determinar la vulnerabilidad de su propia familia. Y a pesar de haber sido una gran investigación, que incluso entraba en lo novedoso en comparación con otros proyectos; los jueces, no le otorgaron ningún premio. Desafortunadamente había huecos en la metodología al momento de haber elaborado el proyecto, los suficientes para que lo desecharan. -No puedo creer que no te hayan dado ningún premio –René estaba más desanimado que el propio Daniel. -¡Oye! Me dieron una calificación alta en Ciencias –Eso fue lo único que lo mantuvo motivado. Se olvidó de las cámaras, hasta adoptó en su monotonía aquel oso de peluche que se encontraba en la entrada de la casa. Pasó algo de tiempo para cuando Daniel se percató que el oso de peluche ya no se encontraba en la sala, y la duda lo hizo querer saber el paradero del peluche. Hacía aproximadamente un año que no revisaba las grabaciones, y comenzó a hacerlo, con la opción de cámara rápida pronto llegó al día en que fue removido de su lugar. Soraya había limpiado a profundidad y dejó el oso en la habitación de Aranza. Un lugar privilegiado, pensó Daniel, porque lo había puesto en el estante justo al lado de la puerta, desde ahí se vislumbraba casi por completo la habitación. Él ya la conocía, sabía que la puerta tenía colgado un espejo de cuerpo completo, y era más que obvio que vería a Aranza haciendo el ridículo frente a él, con ese atractivo continuó observando. Adelantando más la grabación, vio en movimientos rápidos a Aranza: entrar en la habitación, aventar la mochila, tirarse en la cama, ir al baño, sentarse frente a la computadora un largo tiempo, salir de la habitación, regresar, entrar al baño y salir en pijamas, apagar las luces, un largo tiempo de obscuridad, amanecer. La trigueña se levantó, fue hacia el baño, salió vestida, tomó la mochila, posó frente al espejo, sonrió, se lanzó un beso y salió de la habitación. Pudo casi detallar el trayecto del día por la luz solar que se filtraba en la recámara. Vio entrar a Aranza de nuevo en la habitación, aventó la mochila, se tiró en la cama; y en ese momento creyó que la trigueña repetiría la rutina del día anterior -¡Qué aburrida! –Dijo en voz alta. Justo cuando iba a quitar la grabación, la vio sentarse en la cama viendo hacia la puerta, y en ese momento puso la grabación a velocidad normal. Se sintió incómodo, era como si estuviera viéndolo directamente, ¿había descubierto la cámara? Pero era imposible, nadie aparte de él, tenía conocimiento de las mismas; y ahí se quedó, estático ante la actitud de Aranza. Pasó alrededor de un minuto, cuando la vio bajar de la cama y lentamente caminó hacia la puerta. Una vez que iba avanzando, su vista parecía moverse de objetivo y cuando quedó frente al espejo, Daniel se dio cuenta que era su propio reflejo lo que ella miraba y no a los peluches. Eso lo hizo suspirar de alivio. Aranza se soltó su cabello ondulado castaño cenizo obscuro, y sonrió ante el espejo. Daniel rodó lo ojos, y cuando prestó atención de nuevo, en un parpadeo la vio quitarse la blusa, mostrándose en brassier, entonces le puso pausa a la grabación. Su corazón se aceleró, su rostro de incredulidad ante la situación, se mezcló con la inquietud y tal vez el miedo de lo que estaba experimentando su cuerpo de manera natural y descontrolada. Se acercó a la pantalla, percatándose de una mirada que no conocía en Aranza, los ojos grises parecían una tormenta de deseo. Bajó su vista lentamente, pasando por el cuello delgado, y aunque el cuerpo aún parecía estar en desarrollo, las curvas de los senos de Aranza ya eran notorias. Entonces se dio cuenta que estaba observando a Aranza de una manera que jamás pensó que la vería: como una mujer. De inmediato abrió su pantalón y sacó su pene, que por la afluencia imprevisible de sangre, lo encontró alargado, duro y caliente. Con una mano comenzó a tocarse de manera torpe y desenfrenada, mientras sus ojos se paseaban por aquella imagen pausada de la ahora señorita, provocándose una explosión de placer que nunca antes había tenido. Así fue que, a sus 14 años tuvo su primera masturbación.
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