—Tu no me dirás cómo debo solucionar mis asuntos. —Lleva una mano a mi boca para callarme.
—Lo siento.
—¿Por qué me estás ayudando? No me conoces mucho.
—Me caíste bien en el supermercado.
—Gracias, eres muy amable —se incorpora—, perdóname, por un momento pensé que coqueteaba conmigo en el supermercado y por eso me fui así.
—¿Por qué pides perdón?
—Porque te juzgué mal.
—En ese caso, yo lo lamento, creí que cuando me preguntaste si mis huevos estaban bien, pensé que era en doble sentido y por eso comencé a coquetear contigo o eso intenté.
—¿Y por qué creerías eso? —Se ríe.
—Por la forma en la que me comías con la mirada.
Se incomoda.
—Oh bueno, gracias, pero me tengo que ir.
—Déjame llevarte, seguramente no te sientes del todo bien.
—Tienes razón, no me siento bien, pero necesito ir a descansar para que se me quite esto. —Se toca la cabeza, seguramente le duele.
—Permíteme llevarte, por favor. —insisto.
—Me encantaría, pero ni yo sé a dónde voy.
—¿Cómo así? —no comprendo.
—No quiero llegar a casa hoy… —se abraza a sí misma y agacha su rostro, no quería hablar de ello.
—Entiendo, ¿Y a donde te llevo entonces?
—Me iré a un hotel.
—Te puedo llevar a mi casa.
—No, yo no…
—Por favor, tengo mucho espacio y estaremos en habitaciones diferentes, si algo te asusta, no estaremos solos, la señora Betty estará con nosotros, o dime la casa de algún familiar, alguien debe cuidarte en este estado.
—Toda mi familia está en México. —dijo triste.
—Pareces la persona perfecta a quien secuestrar. —me mira mal y me reí—. No lo haré, confía en mí, solo quiero cuidarte. —Acaricio su mejilla.
—Descansaré un poco y luego me iré. —me advierte.
Pincho el botón del contrato del auto y este suena, ella se tambalea al caminar y la tomo por la cintura para ayudarla, aunque no se deja, para estar ebria, se cuida muy bien.
Le abro puerta como todo un caballero y entro, me coloco al otro y subo, dejó su bolso en los asientos traseros, meto la llave y enciendo el auto, la chequeo por seguridad y está dormida o así se veía.
Arranco y como lo esperaba, el bar comenzó a llenarse de gente y habían paparazzi afuera esperándome, es que desde se corrió de que me habían sido infiel, no me he vuelto a dirigir más a la prensa, solo me he enfocado en mi trabajo, ignorando todo tipos de comentarios, no quiero escuchar como hablan mal de ella.
A pesar de que ella fue la que me falló, jamás hablaría mal de ella o de cualquier otra persona, porque eso sería hablar mal de mí mismo, me hace menos hombres.
Llego a mi mansión, no tenía el control, pero el vigilante me reconoció y me abrió.
—Tanto tiempo señor —dijo en saludo.
Yo solo le sonríe y adentré el auto, estacionándolo en el garaje. Bajo del auto y abro la puerta del otro lado, se veía profundamente dormida, así que no la desperté, solo la cargué y me acerco a la puerta que me lleva a la cocina.
Por fortuna estaba abierta, aunque hablaré con Betty sobre dejar la puerta abierta, como sea, entro a la cocina y luego subo por las escaleras para subirla a una de las habitaciones, la recuesto en la cama y la miro.
Duerme como un ángel, suspiro con dulzura, por instinto, beso su frente.
—Sé que dijiste que dormiríamos en habitaciones diferentes, pero por favor no me dejes sola.
—Claro, solo me daré una ducha y volveré.
No sé si podría cumplir, ella aún está ebria y no sé si realmente es lo que quiere, pero a la vez, quieto hacerlo, sé que necesita mucho apoyo en este momento.
Yo no lo tuve porque lidie con mi dolor de una forma muy diferente, tenía a todos apoyándome, pero quería estar solo. Con ella es al revés, está sola y quiere a alguien que la apoye.
Me retiro de la habitación dejando su puerta entre abierta, quería respetar su privacidad. Me voy a mi habitación para darme una ducha, recordando los viejos tiempos en esta casa, después de la ducha, tenía pensado ver cómo estaba ella, aún no me sé su nombre, así que cuando se sienta mejor, se lo preguntaré.
POV’Kathleen
No estoy del todo sobria, me siento mareada y con dolor de cabeza, y siento como si flotara en mí mismo cuerpo, como si no fuera mío, pero aún así estoy en él.
La boca me sabe tan mal que me levanto y me dirijo al baño, veo todo un poco borroso y me tambaleo, pero eso no me detiene a mi objetivo, abro la puerta y encuentro el lavamanos, me miro a la espejo y es como si andara en drogas.
Me veo fatal, muy destrozada por el dolor que me ha causado mi esposo, no tengo porque sentirme culpable, estoy segura que lo atendí perfectamente, no he fallado en nada, de eso estoy segura.
No encuentro ningún cepillo de dientes en el lavamanos, así que comienzo a buscarlo en los gabinetes, encontrando una pasta dental y un cepillo nuevo.
Abrí el empaque y me cepille los dientes, ese sabor de menta refresca mi aliento y me siento un poco nueva. Enjuago mi cara para lavar aquellos restos de maquillaje que fueron mínimos cuando me los eché.
Una vez lista, salgo del baño y también de la habitación, quería un poco de agua, extrañamente tuve que bajar a la cocina, yo vivo en un apartamento de un solo nivel, ¿Por qué debo bajar escaleras?
Como sea, tal vez estoy soñando o no lo, solo sé que tengo mucha sed, llego al cocina y abro la nevera para sacar la jarra, luego busco un vaso entre los gabinetes, me sirvo y beber mi agua.
Miro a mi alrededor todo el lugar se veía como un palacio, definitivamente esto debe ser un sueño. Regreso la jarra a la nevera, lavo el vaso, lo seco y lo guardo, para volver a la habitación.
Tal vez mi aliento estaba fresco, pero aún sentía el alcohol encima, sería bueno una ducha, así me quito está ebriedad que me causa náuseas y dolor de cabeza.
Me dirijo al baño e intento abrir la puerta, pero estaba con llave, eso no puede ser, hace un momento había entrado, a menos que sin querer le puse seguro.
Me hago para atrás y tomar impulso para empujar aquella puerta, no sé porque lo haría, estoy loca y como dije, esto podría ser un sueño, ya que no estoy en mi apartamento.
Al momento que corro hacia la puerta, cierro mis ojos para no pensar en el dolor, pero escucho la puerta abrirse, por lo que intente detenerme y caí de frente.
—¿Estás bien? —dice una voz varonil diferente a la de mi esposo.
Mi mirada se centra en sus pies y recorro su piel, veo sus espinillas, rodilla, una toalla que estorba mi vista, unos abdominales y no olvidemos sus brazos gruesos.
Ojalá que esto no fuese un sueño y de ser así, tengo bueno gustos, después de todos, jamás había soñado con otro hombre que no fuera mi esposo.
—Yo… —tartamudee con timidez.
¿Acaso estaba protagonizando una escena porno?