II

3104 Words
Tomó un largo trago de cerveza, es la tercera desde que salimos del trabajo, Katy y Madison se encargan de pedir rondas de tequila para terminar la noche. Los chicos hablan con unas mujeres dos mesas más allá, aunque debo admitir que es gracioso ver coquetear Harry, ahora no tengo muchos ánimos de reírme.   -          No lo puedo creer - la pelinegra me mira - ¿Es enserio? -          Sí - ambas se ríen - Yo no le veo lo gracioso. -          Que tú titular escuché como te salen telarañas en la entrepierna es muy gracioso - le tiró un maní por la cabeza. -          Yo no sabía que estaba escuchando, además solo dije que se me estaba momificando – trato de parar sus burlas - Encima parecía totalmente divertido - me tapo la cara y vuelven a reír. -          Tienes que admitir que solo a ti te pasan estas cosas… - ahora es Madison la que habla -          Como aquella vez que la encontró durmiendo en la sala de insumos…- comenta Katy -          O cuando la encontró coqueteando con el enfermero de la tercera planta… ¿cómo se llamaba? - Madison se toca la barbilla -          Charly - responde Katy -          En mi defensa Charly está muy bueno - ambas asienten - Después de eso no me volvió a hablar y no sé porque… - me quedo pensando en Charly un rato más hasta que Katy vuelve a hablar -          ¿Por qué no buscamos algunos muchachos para pasar la noche? - levanta una ceja - Necesitamos que nuestra amiga lustre su entrepierna antes que vuelva a ser virgen - golpeó su hombro y ella me guiña el ojo.   Siempre buscan la forma de burlarse de mí y no sé los voy a negar tengo un alto repertorio de desastre en mi libreta, pero prefiero que no sean públicas. Las miro divertida mientras piden otra ronda de chupitos, nos reímos a carcajadas y bailamos en el lugar, estamos lo suficientemente borrachas para cuando pedimos la cuenta, pagamos los tragos que hemos tomado y emprendemos camino a nuestras casas.   Estoy a punto de dejarlas ir cuando veo el estado en que se encuentran, no es muy responsable permitirles manejar en ese estado y me da miedo que tengan un accidente, les ofrezco quedarse en mi casa y que mañana busquen el auto, ambas me miran y terminan aceptando. Caminamos cuatro cuadras y llegamos a mi departamento, para ser sincera mi casa no queda lejos, está a cuatro cuadras del bar y una del hospital.   Abro la puerta de mi edificio y un muchacho entra con nosotras, es Jack mi vecino, le sonrió cuando sus ojos color miel me miran, tiene el pelo perfecto como siempre. A veces me preguntó cómo se verá sin ropa, descarto ese pensamiento cuando lo oigo reír. Sus ojos viajan a las dos muchachas y luego a mí, no de dónde saco Katy una cerveza, pero verlas hablar con el ascensor es bastante entretenido. Mi mirada vuelve a Jack cuando llama al ascensor por nosotras, lleva un jean ajustado n***o que deja bien marcada su cola, cómo afuera hace frío trae una campera marrón y una bufanda.   -          Hola Paige - me sonríe -          Jack - grito - Chicas él es Jack mi vecino. -          Hola - ambas saludan - ¿Cuál es el número Paige? – Madison me mira arrugando el entrecejo. -          Ehh - miro los botones y Jack vuelve a reírse. -          El 5to - le sonrió - El apartamento B ¿Vas a poder abrir? - me observa divertido -          Claro que sí - levantó una ceja - Al menos que quieras acompañarme - trato de parecer coqueta, pero no sé qué facciones muestra mi cara -          Está falta de sexo - comenta Katy que lleva la botella de cerveza a su boca otra vez. -          Eso es cierto - digo mientras la señaló - Y tú estás bueno Jack… - lo miro de arriba abajo, el ascensor se abre y las chicas bajan. -          Tal vez la próxima - estoy a punto de salir y me agarra - Espero te acuerdes de esto mañana - me da un beso rápido y vuelve a dentro. Cuando reacciono las puertas de cierran y me guiña un ojo.   Las chicas gritan y hago señas para que se callen, la verdad es que Jack es un chico muy guapo, pero tengo reglas y acabo de romper una de ellas. A duras penas logro abrir la puerta de mi departamento, una vez dentro le muestro a la habitación dónde pueden dormir y me dirijo por un vaso de agua. Después de embriagarse es importante estar hidratado. Me despido de las chicas y me tiro en mi cama, dejándome llevar por la oscuridad. La cabeza me explota, tengo la garganta seca y el estómago revuelto, no vuelvo a beber nunca más...sí claro, responde mi cabeza y me regaño a mí misma. Si hay algo que aprendí desde que ingresé a mi residencia es que los amigos, el alcohol y el sexo es algo natural en la vida de cualquier residente, es lo que te mantiene cuerdo para soportar las largas jornadas, el estrés y las pérdidas. Eso es lo más feo de la carrera, la muerte de los pacientes puede generar un montón de emociones y el avisarles a los familiares solo lo hace peor.   -          Buenos días Katy… - la morocha está concentrada en la cocina   -          Hola Paige - me pasa un vaso con jugo de naranja y una pastilla - Para la resaca... - me explica.   -          Gracias - me lo tomó - ¿Cómo dormiste?   -          Bien, pero Madison ronca como un demonio.   -          Yo no ronco - mi última compañera entra en la sala - Porque mejor no hablamos de como Kat le dijo a tu vecino que no tienes sexo - breves imágenes llegan a mi cabeza.   -          No entiendo cómo se te ocurrió - sacudo la cabeza mientras Kat se encoje- Ahora tendré que esconderme.   -          Tampoco tengo toda la culpa. Tú lo invitaste a tú cama - se defiende   Agarro mi cabeza cuando caigo en la cuenta de lo que hice, ahora tendré que esconderme o evitarlo, Jack puede estar buenísimo, pero entre nosotros no puede pasar absolutamente nada, es mi vecino… ya cómetelo, grita mis hormonas ¡ustedes cállense! Me regaño a mí misma una vez más.   -          No sabía que vivías cerca del hospital - la voz de Madison me vuelve a la realidad.   -          Sí, regalo de mi madre - trato de restar importancia - La culpa puede ser tan generosa.   Ambas me miran, pero ninguna emite opinión solo terminan de desayunar y se vuelven a su casa, mañana volvemos al hospital por 48 horas y necesitamos descansar lo más que podamos, por lo general yo aprovecho a repasar casos clínicos y procedimientos médicos, tal vez podría hacer otra cosa, pero la realidad es que no me gusta la tele, tocaría el piano o bailaría, pero necesito ir a un estudio cosa que con mis horarios es imposible. Por ahora solo iré a bañarme.   Mi celular suena con un mensaje de mi madre, los últimos días se ha encargado de llenarme de ellos, no es que la esté ignorando cómo ella piensa solo que no tengo ánimos de empezar una pelea, resopló y decido llamarle.   >>Hola mamá ¿cómo estás?   >>Cariño que bueno oírte, yo estoy muy bien. ¿cómo va la residencia?   >> Bien, ayer asistí al jefe en una reparación de pierna   >> Eso es grandioso. ¿Quería saber si vienes para las fiestas?   >> Lo siento mamá, pero tengo turnos, es la mejor época del año para los cirujanos, hay más casos y bueno me asignaron y no podía negarme.   Escucho como se queja y lamenta, es verdad que tengo guardia, pero no es verdad que me las asignaron, me ofrecí como voluntaria para estar allí junto con Katy. A ninguna de las dos nos gusta viajar a casa. En mi caso es por tener que decidir a quién veo ese año y aunque mi papá no se queja si no le toca, mi madre hace todo un drama si en vez de verla a ella voy con él.   Amo mi mamá no me mal entiendan es solo que desde que se separó de mi padre, paso por todas las etapas del duelo, primero la negación, negándose rotundamente a aceptar que su matrimonio había terminado, haciendo que pasáramos tiempo en familia y sometiéndonos a reproches y peleas innecesarias. Luego la ira, se encargó de tirar y romper cada cosa que mi padre olvido en casa, además de sus malos comentarios hacia él. Después siguió la negociación, a esta altura mi papá no estaba en casa, pero mi madre se planteaba a diario ¿Qué habría paso si yo no hubiera abierto la boca?   Luego decía cosas como ¿y si le hubiera dado más sexo? Después de plantearse todas esas dudas entro en una gran depresión, no comía, no se bañaba, veía películas tristes y lloraba a diario, fue mi hermano el que me cuido, alimento y demás. Esa etapa le duro 2 meses, hasta que lo acepto y aparecieron los hombres, uno tras otro, siempre diferentes y 10 años menor que ella, algunos duraban meses, otros días. Pero siempre algún acompañante, Eliot se cansó y se marchó de casa, pidiéndome que me fuera con él, pero no podía dejar sola a mamá.   En fin, mis últimos años han sido un sin fin de dramas tele novelesco, algo así como la novela que ve mi abuela en Argentina, cómo se llamaba… "La rosa de Guadalupe", mi mamá se comporta como la mujer que abre la boca dramáticamente y de forma exagerada. Y si a eso le sumamos los dramas amorosos, porque como les dije, ahora sale con chicos 10 años menor y para mí suerte o mi mala suerte, los tenía que ver pasearse con poca ropa y que creyeran que serán mis futuros padres para que luego mi madre los descarté como si nunca hubieran existido.   >>Lo se mamá, lo siento. - el timbre de casa suena - Te dejo porque están tocando mi puerta.   >> Trata de llamarme más seguido y espero vengas pronto.   >>Espero lo mismo madre y lamento mucho no conocer a Carlos, chau madre.   El timbre vuelve a sonar, " ya voy" grito mientras me encamino a la puerta, estoy segura que debe ser Norma, mi vecina, siempre pasa a dejarme comida, es una señora mayor y encantadora, tiene tres hijos, dos muchachos y una chica, de vez en cuando los veo por aquí, aunque la mayor parte del tiempo se encuentra sola.   -          Hola - sus ojos mieles me repasan el cuerpo entero. -          Hola Jack ¿Qué se te ofrece? - si hay algo que me sale bien es hacerme la tonta. -          Nada, salí a comprar comida y se me ocurrió que tal vez podríamos almorzar juntos.   Vuelve a repasar mi cuerpo, a decir verdad, no entiendo que tanto mira es como si nunca hubiera visto una mujer. Miro mi cuerpo para asegurarme de no tener nada raro y entonces caigo en la cuenta que no traigo pantalones y acabo de abrirle la puerta en bragas, bajo mi remera tratando de cubrirme las piernas, pero lo único que consigo es descubrir más mi escote. Jack se ríe y yo corro hacia mí pieza.   -          Linda cola - grita, mientras le saco el dedo del medio. - Tampoco es para tanto Paige, es como un traje de baño, pero más pequeño.     -          Eres un idiota - lleva la mano a su pecho como si lo hubiera lastimado - ¿Qué trajiste? – pregunto mientras me acerco luego de ponerme un pantalón.   -          Pollo teriyaki y verduras - señaló la mesa mientras camino en busca de los platos.   Vuelvo con los platos, vasos y agua en una bandeja. Jack saco de la bolsa la comida y unas salsas. Asique ahora estamos almorzando los dos en mi sala charlando de cosas triviales de nuestra vida. Descubrí que es programador y analista en sistemas, él por supuesto sabe que trabajo en un hospital, asique solamente le explicó que estoy haciendo la residencia, pone caras de asco y frunce el ceño cuando le explicó un día común.   -          ¿Vas a seguir haciendo de cuenta que no recuerdas lo de anoche? - me atragantó con un pedazo de pollo mientras me mira coqueto. -          En mi defensa estaba muy ebria -          Se notaba, pero creo que es una buena idea, digo tú estás soltera… yo también. Con mi trabajo no tengo tiempo para citas y esas cosas, tú tampoco. -          ¿Que está pensando? - dejo mi cubierto y lo miro. -          Creo que podríamos tener sexo sin compromiso, solo para bajar el estrés - abro la boca y la vuelvo a cerrar cuando no soy capaz de emitir sonido. -          Lo siento, pero va encontrar de mis reglas – respondo luego de unos minutos -          ¿Qué reglas? – me observa esperando una respuesta. -          No me acuesto con vecinos, ni amigos. Esas cosas siempre terminan mal y yo no quiero ningún compromiso. -          Yo tampoco quiero una relación - me explica - Pero no tengo tiempo para todos los dramas que lleva encontrar una mujer que solo quiera sexo y nada más - pongo los ojos en blanco. -          Supongamos que acepto - la verdad está bueno y llevo siete meses sin tener relaciones - ¿Qué pasaría si decido tener relaciones con alguien que conozca alguna noche? - su boca se curva en media sonrisa. -          Por mí, ningún problema, es más… mi departamento está a tu disposición por si quieres huir en la mañana y espero lo mismo a cambio.   Analizo la situación detenidamente, Jack no es un chico feo, me parece raro que no tenga pareja, pero si es como yo, las parejas son algo que no figura en las listas de prioridades, eso y los niños. Lo miro una vez más y sonríe coqueto esperando que responda, no es una mala propuesta, a decir verdad, suena bastante tentador su plan y aunque creo que puede traer problemas en un futuro y tengo muchos contras, mis hormonas responde primero.   -          Trato - estiró la mano para estrecharla con la suya - Pero… - la retiro antes que la toque y me mira esperando que hable - Primero probaremos que tal nos va, si a alguno no le gusta le diremos al otro que preferimos dejar todo acá, sin tocar el tema y podemos quedar como amigos. -          Me parece perfecto - se levanta – Empecemos… - tira de mi mano poniéndome de pie. -          ¿Puedo lavarme los dientes? Estoy segura que tengo pollo - niega con la cabeza. -          Paige después de verte en bragas y tener un primer plano de tu cola, lo que menos me importa es el pollo - tapa mi boca con sus dedos - Además yo también llevo mucho tiempo sin sexo.   Estoy a punto de hablar, pero su boca se apodera de la mía con desesperación, sus labios carnosos se entienden perfectamente con los míos, baja sus manos a mi cola y la aprieta mientras no dirigimos a mi cuarto, me deshago de su suéter y remera. Se me cae la baba cuando descubro lo que escondía debajo de esas remeras, recorro mis dedos su torso marcado mientras besa y chupa mi cuello. Un gemido sale de mi boca y se pega más a mi como respuesta. Saca mi remera y baja mis pantalones, nos besamos desesperados, nuestras manos tocan todo a su paso mientras nos sacamos la poca ropa que queda y nos encaminamos a mi cama. Sus manos empujan mis hombros con delicadeza y caigo en el suave colchón quedando totalmente expuesta a él.   Jack comienza a besar la cara interna de mi pierna, haciendo un recorrido desde mi tobillo hasta mi ingle donde sopla un poco haciéndome jadear en respuesta, apretó las sabanas y su lengua se apodera de mi carne sensible y palpitante, tiro su cabello y gimo con el contacto, sus manos viajan a mi cola mientras su lengua explora mi v****a con destreza haciéndome temblar entera. Él no para, su boca arremata contra mi carne sin piedad mientras me retuerzo bajo su cuerpo dejándome llevar por un orgasmo desgarrador. -          Mi turno – hablo agitada y él sonríe. Lo tiro en la cama y bajo su pantalón, su erección se levanta frente a mi llamándome a probarla, paso mi lengua por la punta y gime en respuesta, sonrió maliciosa y lo miro mientras la introduzco en mi boca chupando y succionando en un ritmo rápido y fuerte. Si es verdad que lleva mucho tiempo sin sexo esto será rápido y podremos pasar a una larga sesión después.   Muevo mi mano mientras mi cabeza sube y baja por su longitud, Jack vuelve a gemir, es un sonido ronca y casi gatunal y super sexy termina, sigo mis movimientos mientras el respira de forma errática, siento su pelvis tensarse y termina por vaciarse en mi boca, mientras un jadeo abandona sus labios.   Estoy a horcadas sobre el mientras su boca juega con mis pechos, mi mano baja hasta su m*****o y juega con él un rato, sus labios están sobre los míos posesivamente. Busco un preservativo cuando está en condiciones de seguir, le paso el paquetito y se lo coloca. Una vez asegurado todo, me dejo caer con suavidad adaptándome a su intromisión, sus manos se aferran a mi cintura con fuerza, sus caderas acompañan mi movimiento, nuestra respiración es errática, Jack gime de vez en cuando y estamos transpirados, mis músculos se tensan nuevamente y el orgasmo se hace presente, dios necesitaba esto.   Jack me coloca en la cama y levanta mis piernas a sus hombros, en un rápido y certero movimiento entra en mi haciendo que todo mi cuerpo se tense, ahora sus embestidas son bruscas y profundas, pequeños gemidos salen de nuestras bocas, su mano va a mi pecho y coloco mis piernas alrededor de su cintura mientras atiende unos de mis pezones. Estoy ardiendo y todo gracias al exquisito de mi vecino, mi vientre vuelve a sentir calor, mis músculos vuelven a contraerse y veo como su cuerpo sufre lo mismo, está punto de acabar, muevo mis caderas para ayudarlo y hacer más profunda sus arremetidas, aprieto sus hombros y vuelvo a gemir cuando entra por última vez y termina. 
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