I

1572 Words
-          ¡pip! ¡pip! – la alarma del localizador suena -          Ya levántate – algo acolchonado se estampa contra mi cara. -          ¿Qué carajos te pasa? – miro furiosa a mi gran amiga Katy – ¿Era necesario el almohadazo? -          Claro que sí, tenemos que seguir la guardia o él señor ogro nos enviara por enemas y tactos rectales – se cómoda su larga melena negra frente al espejo de la habitación de descanso.   Katy es mi compañera de residencia, su n***o cabello está perfectamente peinado en una coleta alta, sus ojos son marrones y su cuerpo de modelo. La conozco hace un año, pero paso tanto tiempo con ella y los otros residentes que básicamente somos familia. En el grupo somos cinco en total y todos respondemos ante un jefe de residentes, en nuestro caso es el Dr. Ray Shields, un hombre de unos 36 años, esculturalmente perfecto, mirada azul acero y pelo n***o como la noche, en algunas ocasiones usa barba de dos días y tiene a todo personal femenino babeando por él, se especializa en traumatología.   Sí, es el sexy médico que te recibe en la guardia, te atiende primero, dándote los primeros tratamientos, para luego llevarte al quirófano, arreglarte cada pequeño hueso roto, músculo o ligamento y te hace sana, sana, después de cada curación o al menos a mí me gustaría que lo hiciera.   Pero como no todo es perfecto en esta vida y algo tan lindo no puede ser tan bueno, el dios griego de trauma es un completo idiota, prepotente, maleducado y me odia o al menos eso parece, porque con cada mínima cosa me regaña. Levanto mi pronunciado trasero hacia el pequeño espejo, mi pelo castaño parece un nido de pájaros, literalmente. Trato de arreglarlo con mis dedos en una cola alta, mis ojos verdes están hinchados y las ojeras se hacen presente. Me acomodo el pelo una vez más frente al espejo, no hay caso mi cabellera es un completo desastre, después de 18 horas de guardia es algo entendible.   -          Mueve el culo Paige – mi brazo es tironeado fuera de la hermosa habitación. -          Ya entendí Kat, ¿puedes soltarme? – la miro enojada y ella me saca la lengua. -          Buenos días – Harry Roger se acomoda los lentes mientras se nos acerca. - ¿ustedes pudieron dormir algo? -          Ya no podemos ni dormir – Madison Wilson se acerca quejándose – Honestamente esto no era lo que pensaba. -          Lo que pasa es que son unos perdedores y no soportan un poco de presión – James Blair se une al grupo. Comienza a insultarse entre ellos, la verdad me prendería, pero no me dan las neuronas en este momento. Solo los observo, Harry Roger es un chico bajito, incluso un poco más bajo que yo, usa lentes, tiene el pelo un poco largo y ojos marrones. Madison por su parte es una hermosa pelirroja, de ojos marrones claros y millones pecas en su rostro, es algo que me encanta de ella, se ve hasta más chica. Y por último James, un rubio de ojos azules, barba perfectamente delineada, ególatra y malhumorado 24/7. -          ¿Terminaron? – la voz proveniente de mi espalda produce un gran escalofrío. – Comencemos las rondas, son sus últimas 24 horas y se va a descansar. Lo seguimos por los pasillos del hospital hasta las habitaciones del segundo piso. El New Jersey Hospital es uno de los mejores hospitales del estado, su programa de residencia es uno de los mejores y siempre tiene gran cantidad de postulantes para las practicas, es por eso que para ingresar tuvimos que escribir una carta de presentación y rendir un examen. -          Señorita Sellers, comience – por supuesto soy la primera como de costumbre. -          Azael Walk, 33 años, llego anoche luego de un accidente en moto, presenta fractura de fémur, contusiones en cabeza y miembros, tiene una laceración en el brazo derecho. Se le realizaron estudios sanguíneos, tomografía y curación del brazo. Esta tarde se hará la operación para reconstruir el fémur. -          Bien realice los pre operatorios, entra conmigo – asiento y seguimos rumbo a los demás pisos. -          ¿Quién presenta Shields? – la Dr. Robinson de cardiología nos mira. -          Señor Blair, lo escuchamos. -          Samanta Clear, 40 años, presenta cardiopatía, dolor torácico, náuseas, falta de aire, toponinas elevadas, electrocardiograma elevado. Estuvo con tratamiento con ácido acetil salicílico, betabloqueantes y anticoagulantes, pero no hubo mejorías por lo que se procederá a operar. -          ¿Puede explicar en qué consiste la operación? – James se queda callado, don ogro comienza a enfadarse - ¿Alguien? -          Samanta, la doctora Robinson le realizara una coronariografía, es un método invasivo que nos permitirá ver sus arterias coronarias y evaluar daños. Para ello le pondremos anestesia local, pincharemos su arteria en la ingle e introduciremos un catéter hasta sus arterias, colocaremos un contraste para visualizar el flujo, si se puede solucionar en el momento, introduciremos un balón, se infla y colocamos un stent. – respondo y los ojos se posan en mí -          ¿Y si no se puede solucionar? – Samanta está preocupada. -          Si es más complejo, se le realizara una cirugía de revascularización coronario o By- pass, consiste en coser una vena o arteria paralela al vaso enfermo, sin tocar la zona obstruida. De esta forma se consigue hacer un puente, una circulación accesoria, mediante la cual la sangre llega al músculo cardíaco de forma correcta. – le explico – Tiene que estar tranquila, la Dr. Robinson es la mejor. -          Muy bien doctora Sellers ¿quiere ayudarme hoy? – estoy a punto de contestar cuando me interrumpen. -          Lo siento Sara, la doctora Sellers está conmigo hoy, pero te puedes quedar con Wilson. Doctor Blair, hoy se encarga de los enemas – me observa de reojo.   Seguimos realizando los recorridos por los pisos, Madison quedo en cardio todo el resto del mes, Harry está en cirugía general, Katy en pediatría, James hace enemas el resto de la semana y yo en la guardia con Traumatología con el adonis griego y gran malhumorado Dr. Ray Shields.   Me dirijo a hacer los pre operatorios del señor Walk, tengo que asegurarme que todo esté en orden, ya reserve el quirófano, mande la sangre a analizar para corroborar que su coagulación es la correcta, electro, placas, pasada la hora tengo todos los estudios en mano y me dirijo a la guardia en busca del jefe. -          Dr. Shields, los resultados de Walk, está todo en orden – se los paso y los lee. -          Estoy sorprendido señorita Sellers – me mira de reojo. -          ¿Por qué? -          Sus capacidades - me mira – Hoy demostró porque fue la mejor de su promoción. -          Muchas gracias doctor – es la primera vez desde que lo conozco que es amable conmigo, algo que sin duda me ha dejado perpleja.   Sus ojos se mantienen en los míos un rato más, carraspeo la garganta y miro en la guardia buscando que hacer, una enfermera levanta la mano y salgo disparada en su dirección. Rosita me entrega una carpeta y yo le sonrío, es una mujer bajita de pelo rubio y ojos marrones. -          Hola Rosita – la abrazo fuerte - ¿Cómo están tus nietos? – observo el expediente que me dio. -          Bien cariño, pero si sigues abrazando a todos el Doc te volverá a regañar – pongo los ojos en blanco y ella se ríe. -          Puedes abrazarme a mí – el muchacho de la camilla habla. -          Adam Parker - saco mi estetoscopio y lo ausculto - ¿Has tenido fiebre? ¿Falta de aire? ¿Dolor estomacal? ¿Salpullido? -          Me duele un poco al tragar, la garganta y tengo estas cosas en la boca – tomo mi linterna y lo observo. -          ¿Tienes pareja estable? – pregunto mientras inspecciono su boca. -          ¿Quieres ser tu mi pareja estable? – levanto la vista y me guiña un ojo divertido. -          Tomare eso como un no - sáculo la cabeza – ¿A cuántas mujeres le has hecho sexo oral los últimos dos meses? – Rosita me observa y el muchacho piensa. -          3 o 4 quizás – sigue pensando. -          Te harás estos estudios e iras a que te tomen una muestra de la boca – anoto todo y se lo paso – Laboratorio está en el tercer piso. – asiente y sale. -          Debe ser todo un experto – Rosita me codea y se ríe. -          Ya quisiera yo alguien que me haga sexo oral desenfrenado – Rosita levanta una ceja – Pero sin HPV. – resoplo – Necesito acción Rosita, se me está momificando. Miro a Rosita que está totalmente callada, su mirada está centrada detrás de mí espalda, ¡Mierda! Estoy rogando mentalmente que la persona que está detrás de mí no sea mi jefe. Giro lentamente hasta quedar enfrentada con la persona que Rosita no deja de mira, levanto la cara y ahí está, mi jefe. Sus brazos están cruzados sobre su pecho, sus ojos me miran y podría jurar que está tratando de no reírse. Abro la boca para hablar, pero vuelvo a cerrarla totalmente, al fin y al cabo, no hay nada que pueda decir en este momento. Pero lo que sí sé, es que acabo de dejarle en claro a mi jefe mi escasa vida s****l.
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