El amanecer bañaba el castillo con una luz tenue, pero el brillo cálido no alcanzaba a disipar la sombra de intriga que se cernía sobre sus habitantes. Kael, Alina y Selene habían regresado del jardín, cargando secretos que los colocaban al borde de un abismo.
Mientras se refugiaban en una sala abandonada en los niveles inferiores del castillo, Kael se paseaba de un lado a otro, como un lobo enjaulado. Su instinto le decía que debían actuar, pero el cómo seguía siendo un misterio.
“Debemos exponer a Gavric y su conspiración ante la reina,” dijo Kael, clavando sus ojos en Selene. “Si ella sabe lo que está ocurriendo, tal vez podamos ganar su apoyo antes de que sea demasiado tarde.”
Selene negó con la cabeza, su tono severo pero calmado. “Subestimas el alcance de su poder. Gavric no está solo. Hay otros miembros del consejo que comparten su objetivo, y si nos precipitamos, no haremos más que acelerar nuestra caída.”
Alina, sentada junto a una ventana que daba a los jardines, escuchaba en silencio, pero sus pensamientos estaban en caos. Las palabras de Selene de la noche anterior seguían resonando en su mente. Si ella era el “Heraldo de la Luna”, ¿qué significaba eso para su futuro? ¿Y por qué su propia familia parecía ignorarlo, o incluso, ocultarlo?
La g****a Familiar
La conversación fue interrumpida por el eco de unos pasos en el pasillo. Alina se levantó rápidamente, su corazón latiendo con fuerza. Unos segundos después, la puerta se abrió, y para su sorpresa, apareció su madre, la reina Iliana.
“¿Alina?” La reina la miró con el ceño fruncido, sus ojos recorriendo a Kael y Selene con evidente desconfianza. “¿Qué haces aquí abajo? He notado tu ausencia en la corte esta mañana.”
Alina intentó mantener la compostura, pero antes de que pudiera responder, Kael dio un paso al frente. “Alteza, hemos descubierto algo que podría poner en peligro al reino. Necesitamos su apoyo para enfrentarlo.”
Iliana cruzó los brazos, su expresión endureciéndose. “¿Y cuál es esa amenaza que justifica que mi hija se mezcle con individuos desconocidos en las entrañas del castillo?”
Selene mantuvo la mirada fija en la reina, pero no dijo nada. Alina, sintiendo que el momento era crítico, decidió hablar.
“Madre, hay algo que necesitas saber sobre Gavric. Está conspirando con otros del consejo. Su objetivo es usarme… o destruirme.”
El rostro de Iliana palideció ligeramente, pero su tono permaneció firme. “¿Tienes pruebas de lo que dices?”
Kael asintió. “Lo escuché yo mismo, esta misma noche. Hay planes en marcha para manipular a Alina y sellar un pacto oscuro que podría desestabilizar el reino entero.”
La Elección De La Reina
La reina guardó silencio por un largo momento, como si estuviera evaluando cada palabra que había escuchado. Finalmente, suspiró profundamente.
“Si lo que dices es cierto, entonces no puedo ignorarlo,” dijo Iliana, dirigiéndose a Kael. Luego, giró hacia Alina. “Pero también necesito que entiendas, hija, que el trono no se gobierna con rumores. Si enfrentamos a Gavric sin pruebas concretas, su influencia en el consejo podría volverse contra nosotros.”
Alina sintió una oleada de frustración, pero antes de que pudiera protestar, Selene intervino. “Hay una forma de descubrir la verdad, pero requerirá tiempo y discreción.”
Iliana la miró con curiosidad, pero también con desconfianza. “¿Y tú quién eres para ofrecer soluciones a problemas que no comprendes completamente?”
Selene sostuvo su mirada. “Soy alguien que ha dedicado su vida a proteger el equilibrio entre la luz y la oscuridad. Su hija está en peligro, y mi único interés es ayudarla a enfrentar lo que viene.”
La reina frunció el ceño, pero finalmente asintió. “Tienes dos días para encontrar algo que respalde tus acusaciones. Después de eso, tomaré una decisión.”
El Descubrimiento Inesperado
Tras la partida de Iliana, el grupo decidió dividirse para investigar. Selene se dirigió a la biblioteca real, mientras que Kael y Alina comenzaron a buscar en los aposentos de Gavric. Ambos sabían que el tiempo estaba en su contra, pero la determinación brillaba en sus ojos.
Mientras registraban el estudio de Gavric, Alina encontró un compartimento oculto detrás de una estantería. Dentro había un pequeño cofre cerrado con un candado de aspecto intrincado.
“Esto podría ser lo que necesitamos,” dijo Kael, examinando el candado. “Pero no podemos abrirlo aquí. Es demasiado arriesgado.”
Tomaron el cofre y se dirigieron de regreso a su refugio, donde Selene los esperaba con una pila de libros antiguos.
“¿Qué encontraron?” preguntó Selene al verlos entrar.
Alina le mostró el cofre. “Creemos que esto podría contener algo importante, pero no tenemos la llave.”
Selene estudió el cofre con atención. “Este diseño es antiguo. Podría estar protegido por magia. Déjenmelo a mí.”
La Verdad Revelada
Mientras Selene trabajaba para abrir el cofre, Kael y Alina discutían sobre sus próximos pasos. Ambos sabían que exponer a Gavric no resolvería todos sus problemas, pero era un paso necesario para ganar tiempo y aliados.
Después de varias horas, Selene finalmente logró abrir el cofre. En su interior había varios documentos y un amuleto con un diseño similar al de la marca en la mano de Alina.
“Esto es…” Selene tomó el amuleto con cuidado, sus ojos llenos de asombro. “Es un fragmento de la piedra lunar. Con este, Gavric podría haber manipulado tus poderes sin que lo supieras.”
Alina sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. “¿Qué más hay en los documentos?”
Kael comenzó a leerlos, su expresión oscureciéndose con cada palabra. “Son registros de un pacto firmado entre Gavric y un grupo de hechiceros oscuros. Planean realizar un ritual durante la próxima luna llena para… usar tu sangre como catalizador.”
El silencio que siguió fue abrumador. Por primera vez, Alina comprendió la magnitud del peligro que enfrentaba.
Un Giro Inesperado
Justo cuando el grupo comenzaba a planear su próximo movimiento, escucharon un ruido fuera de la sala. Kael desenvainó su espada, moviéndose hacia la puerta con cuidado.
Cuando abrió, se encontró cara a cara con Gavric y varios guardias. Sus ojos brillaban con una malicia fría, y su sonrisa era la de un depredador que había atrapado a su presa.
“Veo que han estado ocupados,” dijo Gavric, su tono lleno de burla. “Pero me temo que su pequeña conspiración termina aquí.”
Kael atacó sin pensarlo, pero los guardias de Gavric eran rápidos y bien entrenados. Selene lanzó un hechizo para proteger a Alina, mientras que el caos llenaba la sala.
En medio de la confusión, Alina sintió que alguien la agarraba del brazo. Cuando giró la cabeza, vio a su madre.
“Ven conmigo,” dijo Iliana, su voz firme. “Si quieres sobrevivir a esto, debes confiar en mí.”
Alina no tuvo tiempo para cuestionarla. Con el cofre y el amuleto en manos de Selene, y Kael luchando para ganar tiempo, Alina siguió a su madre, sintiendo que su destino estaba a punto de cambiar para siempre.