Jamás tuve tantas ganas de matar a alguien como hoy y justo al idiota, sinvergüenza que tengo por primo. - Señor, menos mal llega. Cierro la puerta de mi oficina sin terminar de escuchar a Elena. Respira, no mates a nadie, nadie debe pagar tu rabia; concéntrate en otra cosa. Busco uno de los casos que tengo y me encierro en él, no quiero que nadie me moleste. Duro horas leyendo, esto es un caos. - ¡Elena! - ¿Señor? - ¿Dónde está la tutela del caso William? ¿Y por qué no está en el archivo el manuscrito de las últimas declaraciones de testigos? Se supone que los abogados deberían estar en esto. - Están por terminar de pasar los informes, pero están atrasado culminando algunas tutelas y trabajo, señor — me dice nerviosa — o eso dicen. - ¡No me importa lo que dicen! ¡Eso ya debería es