Capitulo uno
Me gusta mirar las estrellas, es el mejor momento del día, son tan brillantes, tan únicas y aunque uno no las vea, siempre están ahí. Es el único momento en que me siento en paz y tranquila.
- ¿Interrumpo tu descanso?- escucho a Donna detrás de mí.
- Depende, ¿Qué deseas?
- Que me ayudes en un diseño, por favor.
Donna es mi mejor amiga y mi asistente, hace unos meses la convencí para que estudiara una maestría en diseño gráfico, porque es muy buena con la publicidad, pero es muy tímida a la hora de tomar decisiones.
- Dibujas mejor que yo ¿Cómo puedo ayudarte? Te recuerdo que yo me dedico al marketing.
- Sí, pero tus ideas son mejores.
- Mm, muéstrame a ver qué hiciste.
Me muestra el boceto de un diseño que pidió un cliente. Es elegante, llamativo y serio.
- Está muy bien, ¿por qué necesitas mi ayuda?
- ¿De verdad te gusta? Ya he botado tres diseños, ninguno me convence.
- Sí, me gusta y si ninguno te convence es porque eres insegura con lo que haces; debes dejar de dudar de ti, Donna.
- Lo sé, pero aún no tengo la confianza para eso.
- La confianza es algo que necesitas para poder llegar lejos, si no todo el mundo se va a aprovechar.
- Estoy trabajando en eso.
- Mientras trabajas en eso te roban el puesto como Marta.
- Ella es mejor publicista.
- ¿Estás loca? Tus diseños son increíbles, harías cosas estupendas si no fuera por esa inseguridad. Te recuerdo que te graduaste con honores y tus notas no llegan a las de ella, revise su expediente.
- Por cierto, llamo Armando, mañana tenemos una reunión a primera hora.
- ¿Te dijo sobre qué? Y no me cambies el tema.
- No. Sabes que él no dice mucho sobre nada, él solo habla contigo.
- Está bien, vamos a ver qué desea. Ya vete a casa, descansa y nos vemos en la oficina, y me gusta ese diseño.- Sonríe.
- Que descanses — regreso a mi café y a mi paisaje estrellado — Oye, Charlotte.
- Dime.
- ¿Crees que Albert algún día decida tomarme en serio? - Aquí vamos con ese tema una vez más.
- ¿Qué clase de pregunta es esa?
- Es que llevamos tanto tiempo de novios y nunca damos el paso.
- Ya te he dicho lo que pienso, eres masoquista en querer escucharme.
- Eres quien me da una dosis de realidad.
- Y de nada te sirve porque sigues ahí.
- Es que lo amo.
- Si él te hace feliz y tú al él, eso es lo que importa mientras haya respeto, ahora sí, tú quiere más de lo que él te puede ofrecer ¿Qué haces ahí? Además de perder el tiempo esperando algo que nunca va a suceder.
- ¿Cuánto tiempo debo esperar para que esté listo?
- No se trata de tiempo, Donna; sino de querer. Hay personas que a los dos meses de conocerse se casan o se van a vivir juntas, algo estúpido si me lo preguntas, pero es la verdad. Si Albert en ocho años que tienen de novios no ha dado el paso, es porque no lo desea o tal vez espera por ti; pídeselo tú.
- ¿Cómo se lo voy a pedir yo?
- De la misma manera que él a ti, no le veo el problema, son una pareja, ¿no? Y vivimos en un tiempo en que las mujeres somos las que tomamos la iniciativa y los hombres son los bobos mantenidos del hogar; que él decida si quiere o no.
- Tú sí que eres rara.
- Soy como debo ser. Así de sencillo.
Se retira dejándome con mis pensamientos hasta el día siguiente que acudimos a la reunión.
Cómo era de esperarse, la mayoría viene retrasado; odio la impuntualidad.
- Charlotte, siempre llegando temprano.- Escucho a Armando mi guapo, adorado e irritable amigo y jefe.
- Donna dijo que la reunión era a las ocho ¿Se equivocó?
- No. Esa hora fue la que le dije.
- Entonces llegué bien, son quince para las ocho. ¿Me dirás de qué se trata la reunión?
- Impaciente, como siempre.
- Armando, el tiempo vuela y hay muchas cosas que hacer, el trabajo no se hace solo.
- Hablando de trabajo, el cliente Gómez está muy molesto y piensa demandar por tu gran sentido del humor.
- ¿Sigue con eso? — malcriado, — pensé que había pasado la página.
- Le dijiste delante de todos que es un reprimido, egocéntrico y tramposo.
- No es verdad — me observa con ironía — no use esas palabras.
- Las que hayas usado, igual se las dijiste, fue imprudente.
- Imprudente fue insultarme por no llevar un vestido rosa con un chaleco verde fluorescente, eso fue estúpido, fuera de lugar e irrita los ojos de cualquiera, además no nos quiere pagar el trabajo que el mismo aprobó.
- Es el rey de la moda, Charlotte.
- Pues será el rey del mal vestir y del mal gusto, además a mí nadie me dice qué ropa usar, que decir y mucho menos que hacer, sobre todo si es en mi trabajo.
- Simplemente, sé diplomática para decir las cosas.
- No soy política, la diplomacia déjaselo a ellos.
- Buenas, llegó lo más hermoso y divertido que tiene este oscuro lugar, ósea; yo — entra Fly nuestro diseñador web. Muy alegre como siempre.
- Sí es oscuro, ¿Por qué trabajas aquí? — le menciono.
- Porque no puedo privar este lugar de mi presencia, sería triste, desolado, n***o y quién te haría reír.
- ¿Quién dice que me quiero reír?
- En la vida no todo puede ser seriedad, a veces se necesita la chispa de alegría para mover el cuerpo con sabrosura.
- Buenos días — termina de entrar todo el equipo para iniciar con la reunión.Al fin.
Armando nos habló de un nuevo cliente, es una firma de abogados, son antiguos y quieren subir su publicidad en el mercado, por lo tanto, nos piden una asesoría y un nuevo proyecto de diseño web para atraer cliente.
- Pero tenemos un problema, los dueños son un poco séptico en este tema, le gusta lo convencional, sin embargo, el hijo de uno de ellos, que también es abogado, nos llamó pidiendo nuestro servicio. Según sé, es todo lo opuesto a sus socios.
- ¿Cuál es el problema? — lo interrumpo, mientras todos me observan — hacemos nuestro trabajo y listo.
- El hijo quiere participar en el diseño, para que lleve la esencia de la empresa, de modo que estará trabajando a la mano de nosotros.
- ¿Es guapo?- interrumpe nuestra prublicista.
- Eso es irrelevante, Marta.
- No lo es, si vamos a tener merodeando a un abogado por aquí, por lo menos que sea un buen manjar para nuestros ojos.
- En eso estoy de acuerdo — menciona Fly — no podemos tener un amargado por aquí, ya suficiente tenemos con una.
- ¿Lo dices por mí?
- Todos te amamos, mi reina, pero debes admitir que contigo es suficiente.
- Lo admito, soy única para que haya alguien más como yo. ¿Por qué debe venir por aquí? Con solo decir que es lo que quiere, podemos hacer nuestro trabajo y que dé o no su aprobación cuando esté listo.
- Es lo que el cliente pida, mi reina. - continua Armado - Fly te vas a encargar del diseño web. Charlotte te encargas de la mercadotecnia y todo lo que tú sabes hacer y te toca viajar mañana.
- ¿Qué? — lo observó — ¿Por qué?
- Viajarás a Margarita, para reunirte con un cliente.
- ¿Con quién? — me mira enarcando una ceja — cuando me dices de esos viajes de repente, es porque los clientes no me agradan.
- Es porque esa boquita tuya no sabe mantenerse callada cuando debe —menciona Albert mi otro asistente.
- Hablando de eso — interrumpe Donna —Tenemos una reunión.
- En dos días nos reunimos con los nuevos clientes y quiero ideas, pongan a trabajar esas mentes.
Todo el mundo se levanta a iniciar su trabajo cuando Armando me llama.
- Charlotte. Este proyecto es importante, el abogado es exigente, así que sé amable.
- Seré lo más amable que puedo, pero si él es exigente yo lo soy más y está es mi área y la de él es ser abogado, que no lo olvide.
- Charlotte — lo vuelvo a ver.
- Tu boleto de viaje es en primera clase como de costumbre, Will te va a estar esperando y sé amable con el cliente.
- ¿Amable? ¿Con quién me voy a ver?
- Buen viaje.
Salí de la sala hacia mi oficina a organizar lo de la reunión y luego voy a preparar la maleta para el dichoso viaje.
- Charlotte, te están esperando para la reunión, luego debemos ir para resolver lo del señor Gómez.
- Ese señor me tiene aburrida, es un necio. No tengo nada que resolver con él.
Vamos a la reunión con unos posibles pasastes y es una tortura total, preguntas bobas, proyectos que ya se conocen, nada nuevo.
- Pareces aburrida.
- Estoy aburrida, nada es innovador. ¿Por qué estoy perdiendo mi tiempo aquí?
- Porque son nuevos diseñadores digitales y de mercadeo, además Armando quería que los vieras y le dieras tu punto de vista.
- Todos son patéticos, ninguno tiene creatividad, todos son copia y pega.
- ¿Algo que decir? — nos interrumpe uno de los organizadores del evento.
- No respondas, y si lo haces, sé cordial.- me susurra Donna.
- Nada que decir — veo el reloj — nos debemos retirar.
- Aún faltan aspirantes, ¿o es que ninguno es importante para usted?- comenta uno de los directivos.
- Charlotte, no — me súplica Donna.
- Armando dijo que usted tenía un ojo muy crítico para estos casos, por eso la envío, pero creo que no lo hizo bien.
- Ay, no — escucho a Donna.
- Quiere mi opinión, la tendrá. Lo único que he visto desde que estoy aquí es algo que hasta un niño de preescolar puede hacer en una presentación escolar, ninguno ha presentado un buen proyecto de marketing sin contar que les falta pulcritud, limpieza, y esquematización a la hora de presentar. Adoro mi tiempo y siento que he perdido dos horas muy valiosas de él; cuando tengan algo productivo que mostrarnos, llamen de lo contrario, no me molesten. ¿Le gustó mi opinión? - me miran asombrados.- Bien.
No espero la respuesta cuando salgo de la sala con Donna detrás de mí.
- Armando te va a regañar por eso.
- Él me mandó porque quería nuevos aspirantes, ninguno que vi vale la pena, no es que sean malos, pero no están al nivel de la empresa.
- Y después dices que confíe en mí.
- ¿Qué tiene que ver tus diseños con la simplicidad de ellos?
- Que puedo ser criticada por alguien como tú.
- Cariño, tienes a alguien como yo criticándote lo bueno y lo malo, créeme, nadie puede ser peor; estás lista para enfrentarte a las hienas, pero como dije necesitas confianza, si no hasta esos novatos te destrozaran.
- Vamos.
Después de un par de horas, llega la noche y decido caminar en vez de irme en coche, respirar el aire fresco de la noche, viendo las estrellas, aunque está nublado hasta llegar a mi restaurante favorito.
- ¡Auch! — sentí un golpe en la frente que me hace caer al piso de golpe.
- Up, lo siento. ¿Estás viendo las estrellas? - ¿Qué? No sé, da cuenta que el cielo está nublado — ¿eres muda? — Volteé a verlo y tiene esa sonrisa de seductor, de piel blanca, facciones gruesas y ojos café — soy un encanto, lo sé, pero debes levantarte, ¿Me escuchas, o eres sorda?
- No, a todas tus preguntas.
- Significa que estás bien, te ayudo a levantarte del piso.
Me levanto sola y acomodo mi ropa — debe tener más cuidado cuando están por abrir la puerta.
- ¿Qué dijo? ¿Dice que es culpa mía?
- Pues estás detrás de la puerta, a menos que sea una treta para tropezar conmigo y quedar como un unicornio.
- ¿Unicornio? ¿Tienes problemas?
- Muchos, pero en estos momentos nada que un dulce no pueda resolver, así que te acepto la invitación.
- Espera, yo fui quien recibió el golpe y tú eres el que está desvariando; lo que me faltaba, lidiar con un tonto.
- ¡Oye! — se acerca a mí — no me insultes, no me gusta, estoy tratando de ser amable, pero con ese carácter tan ácido que tienes, es difícil; y no, no estoy desvariando.
- ¿No? Me golpeas con una puerta, me tiras al piso, me dices que veo estrellas cuando el cielo está nublado, luego si soy muda o sorda, lo cual es absurdo preguntar si lo fuera porque no entendería lo que dices, luego me comparas con un unicornio que no existen y por último dices que fui yo quien uso la treta de tropezarte para invitarte un dulce; sí, eres un tonto o tienes un gran problema de atención.
- No soy tonto y lo de las estrellas es una metáfora por el golpe, sé que está nublado — mira hacia arriba — de hecho, va a llover — dice sonriendo, por Dios, este está más grave de lo que pensé.
- Como sea, mejor guarde su distancia y siga su camino.
- Oye, solo quiero ser amable, ¿siempre eres tan odiosa?
- Soy peor.
- Te invito un dulce, y se te quita ese mal carácter.
- No, gracias. Adiós.
- Adiós, odiosita — le voy a responder, pero prefiero ignorarlo y seguir mi camino.
- Tonto.
Entro al cafetín y me pido un croissant de chocolate, y una malteada mientras me sobo la frente.
Me duele el golpe que me dio este tonto.
- ¿Estás bien, niña?
- Sí, es que un tonto con una sonrisa de “todas se rinden a mis pies" me golpeó en la cabeza al salir.
- Ponte un poco de hielo y no llegues tarde a casa.
- Gracias, señor Julio.
Salgo del cafetín mirando el cielo, como que el tonto va a tener razón, va a llover.
También es climatólogo o brujo.