Capítulo 6

1073 Words
Me sentí como una niña, sí, una niña que había hecho algo bien y por ello iba a recibir una recompensa, su sonrisa. Empezamos a caminar rumbo a mi casa, la gente que comienza a despertar y salir para comenzar los quehaceres del día observan a Savile con interés y asombro, cuchichean y no hacen nada para ocultarlo, son unos mal educados, pero que se le podía hacer. En cierto punto Savile sonríe y suelta una pequeña risita, es tan dulce, supongo que ha notado lo mismo que yo, pero ha reaccionado muy diferente a mí, a ella le causa gracia. Al pasar por el templo, me doy cuenta de que hay varias mujeres, son las mismas que piden limosna a la entrada, pero es día de culto, por lo que no se les permite sentarse frente a las puertas hasta que la celebración termine. Cuando una de ellas nos ve se abalanza sobre nosotras rogando ayuda, pero sus ruegos van dirigidos a Savile, ya que es ella quien tiene la apariencia de ser una dama de alcurnia. Las demás mujeres la siguen, pronto se aglomeran a nuestro alrededor y en cierto punto su mano se aparta de la mía. —¡Lía!—escucho su voz, pero prontamente las viudas suplicantes la alejan de mí. —¡Savile!—grito preocupada, miro hacia todos lados en busca del guardia para que pueda auxiliarla, pero no logro encontrarlo con la vista. Intento meterme entre las aberturas de los delgados y hambrientos cuerpos femeninos, entre el escándalo, las suplicas y los gritos del mercado, escucho un grito, me parece escuchar la palabra «Sangre» luego las personas frente a mí me empujan y comienzan a gritar. Caigo al suelo sin remedio, alguien pasa por encima de mi mano, grito, pero enseguida me levanto al ver que hay un alboroto a mi alrededor, busco a Savile y en un segundo, cuando un grupo de mujeres pasa corriendo frente a mí, la encuentro. Sus ojos están llorosos, supongo que está asustada, puesto que al verme me abraza, su cuerpo es delgado, pero la fuerza que utiliza es increíblemente fuerte, se aferra a mi cuerpo, tiembla, así que la imito, la abrazo buscando tranquilizarla. —N-no pude—musita, su voz apenas es audible, quizás nadie más a nuestro alrededor la ha escuchado—hacerlo feliz... ¿Puedes hacerlo... en mi lugar? —¿Qué?—cuestiono desconcertada, me aparto un poco, su fuerza va disminuyendo considerablemente y entonces logro zafarme de su abrazo. Ella inclina la mirada y al seguir el rastro de lo que observa descubro un líquido rojo que le cubre el vientre y sobre esa mancha se halla el mango de un cuchillo. Instintivamente, toco la herida tratando de detener la sangre que emana de su cuerpo, corre por su vestido muy rápido, no sé qué hacer, las manos comienzan a temblarme. Me parece que todo a mi alrededor pierde sentido, incluso el sonido y el tiempo, todo se detiene, puedo ver como las mejillas rosadas de Savile van perdiendo su hermosa tonalidad y se tornan pálidas, su aliento se va al igual que ella y entre la perturbadora escena veo el rostro de Stefan. —¡Lía!—grita, pero incluso su voz se escucha como un rumor lejano, lo veo correr hacia mí. Extiendo las manos buscando consuelo y una explicación de lo que sucede, pero al ver mis manos descubro que estas están llenas de aquel líquido rojo. La sangre cubre mis manos como si fueran guantes adheridos a mi piel, entonces mi respiración se detiene. Antes de que mis manos toquen las de Stefan, algo o alguien me toma de los hombros, me jala hacia atrás y luego sujeta mis manos con firmeza, obligándome a arrodillarme para después sujetar mi cabeza contra el suelo. Desde ahí puedo observar el cuerpo inerte de Savile, la sangre y el cuchillo, a Stefan que lucha contra los guardias de la regencia del estado, los llamados «Grifas» que le han impedido acercarse a mí y luego veo a mi padre, la expresión en su rostro lo dice todo, está desconcertado e iracundo, se arroja sobre uno de ellos, intenta pelear, pero inmediatamente lo arrojan hacia el suelo, lo veo levantarse y luchar con furia para evitar mi detención porque eso es lo que hacen, están atando mis manos por la espalda. Repentinamente, mi padre toma una gran roca que yace en el suelo, lo hace con la intención de alejar al guardia, pero este saca su espada, sin embargo, a mi padre no le importa y se abalanza nuevamente hacia él, en un abrir y cerrar de ojos veo la espada de ese Grifa entrar y rasgar la carne de mi padre. Grito, pero no escucho el sonido de mi garganta, hacer el más mínimo ruido, es como si mi realidad se viera distorsionada, quizás una pesadilla, eso debe ser. El cuerpo de mi padre cae no muy lejos de mí, pero no tengo la facultad para tocarlo, intento, pero no puedo, mi cuerpo está siendo sometido, entonces busco con la mirada a Stefan él también está siendo detenido y mira hacia mi padre, quien no se mueve ni hace ruido. Me levantan y colocan un saco oscuro en mi cabeza, todo a mi alrededor se vuelve confuso, las voces, los ruidos, las texturas y entonces todo se apaga. Hay caos, yo soy la razón, asesine a la amante del rey o al menos eso es lo que me gritan. Me encierran, me castigan, pero no hay justificación, yo soy inocente. No hay juicio, no puedo defenderme, solo me leen una supuesta sentencia sin derecho hablar, morir en la horca, es la sentencia que ha dictado el mismo rey. Un año, eso me dicen, que solo tengo un año más de vida, pero ese año será un doloroso tormento. En esa prisión hay un estandarte rojo que tiene un grifo como escudo, ese animal está adornado con una corona. Cada vez que lo veo, entre los castigos, mi rabia me hace maldecir a la persona que representa, el rey. Me juro a mí misma que si hay una posibilidad de salir con vida de ese infierno, haré lo posible para hacerle pagar al rey todo cuanto he sufrido, la muerte de mi padre, la detención de Stefan y mis cicatrices. Todas mis heridas las pagará de la misma forma, con dolor, sangre y muerte.
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