Capítulo 14. El hada que extrañaba la tierra

1166 Words
Cuando se teletransportaron Alyssa, Ellina y Leonardo aparecieron en el puente de Brooklyn, que estaba aglomerado de gente que iba de un lado a otro bastante consternados. Alyssa se había levantado del suelo, Leonardo estaba arrodillado tocándose la cabeza con ambas manos, estaba desesperado. «Muchas imágenes estaban pasando por su cabeza, y tenía una sensación de irrealidad que lo hacía sentir muy mal, pronto pudo mirar un lugar extraño, miraba al cielo y veía la luna brillando en el cielo. Una pareja estaba parada frente aquella hada Pandora y parecía estar diciéndoles algo que él no lograba entender, aquella hada les lanzaba una esfera de luz» Escuchaba los gritos de ansiedad de mucha gente, entonces tapó sus oídos intentando callarles, pero no podía Alyssa estaba frente a Leonardo pidiendo que se calmara, pero él no parecía volver en sí. De pronto en medio de la gente apareció Iker. Ellina lo miró sorprendida —¡Iker! —dijo el hada —¿Quién es él?, ¿Qué le sucede? —preguntó Iker —Una larga historia —dijo Ellina Iker se acercó a Leonardo y miró sus ojos, luego tomó el rostro de Alyssa y también miró los de ella. De su chaqueta sacó un frasco con un líquido color berenjena y al abrirlo hizo que tanto Alyssa como Leonardo lo olieran por unos segundos. Tenía un olor a hierbas verdes, pero casi de inmediato Leonardo volvió en sí. Leonardo se puso de pie viendo todo alrededor, se sentía de nuevo dueño de sí mismo, aunque aquellas imágenes le comenzaban a evocar un recuerdo que ya no desaparecía de su conciencia, pero ya no eran tan frustrante como antes. Alyssa había sentido el menor cambio posible, pero estaba sintiendo muchísimo miedo, al mirar cómo la gente corría de un lado a otro en pánico. —¿Qué les sucede? —preguntó Alyssa inquieta —Es el final —dijo Iker mirando alrededor Alyssa sintió temor, pero Iker parecía demasiado relajado. —Ellina, debemos irnos, ya es muy tarde —dijo Iker Ellina lo miró estupefacta y tanto Alyssa como Leonardo estaban consternados. —¡No me iré, y si lo hago llevaré a este par de humanos conmigo, no voy a dejarlos aquí! —gritó el hada decidida —¿Acaso perdiste el buen juicio, perdiste tu inteligencia Ellina?, ese no era el final del plan —dijo sorprendido —Todo cambio, Iker. Todo es diferente ahora —dijo Ellina —Claro que sí, y seguirá mejorando por eso debemos ir a Hansti, cambiaremos el paradigma, seremos leyenda después de esto Ellina—dijo Iker sin ocultar su emoción Ellina miró un segundo a Alyssa —¡No voy a abandonarte! —luego se dirigió a Iker—. ¡No dejaré a mi única amiga! Alyssa sonrió conmovida hasta las lágrimas por las palabras de Ellina. Iker miró a Ellina compasivo, pero luego su voz pareció determinante —Así no funciona, Ellina. Es hora de ir a Hansti y ellos se quedarán aquí. ¿Acaso crees que desconozco la historia?; debemos ir a nuestro hogar y entregarnos al deber ser, algún día todos tendremos la recompensa —dijo Iker para tomar la mano de Ellina, pero ella se alejó Ellina comenzó a llorar, entonces Iker la tomó de los hombros y la obligó a mirarlo —¡Mírame!, ¡Mira mis ojos por un momento! —dijo Iker y Ellina obedeció. Ella pensó que los ojos de Iker nunca habían brillado tanto como ahora. Pero por un momento se miraron: en un segundo que parecía un relámpago Iker le mostró a Ellina la verdad que ella se negaba a aceptar, conmovida por la humanidad. Una vez que volvió en sí Ellina comprendió todo. —¿Entiendes ahora? —preguntó Iker Algunas lágrimas caían por el rostro de Ellina, pero asintió. Luego se acercó a Alyssa quien había observado aquella escena con gran pesar. —Aly —dijo tomando su rostro entre sus manos —Debo irme. Alyssa bajó la mirada y sollozó, iba a quedarse ahí sin su única amiga y pronto moriría. —No tengas miedo —dijo Ellina con la voz en un susurro—. Si tuviera una oportunidad de llevarte al lugar más dulce del universo para que siempre estuvieras feliz, lo haría. ¡Te amo, amiga! Extrañarte dejará un vacío en mí que sin duda jamás nada llenará, pero si supieras todo, entenderías por qué debo irme. Pero no me pidas que te explique, porque no lo entenderás. Ellina liberó el rostro de Alyssa y dio un paso hacia atrás. Alyssa se sentía más tranquila —¿Soy la única Alyssa que no saltó del puente? —Ellina la miró y sonrió entre lágrimas —¡Tú eres mi única Alyssa! Luego ambas amigas se fundieron en un fuerte y largo abrazo. Ellina quería que ese abrazo durara una vida entera y así le pareció. Cuando dejaron de abrazarse, Ellina se despidió de Leonardo. Luego Ellina caminó junto a Iker. —¡Ellina! —gritó Alyssa y el hada volvió su rostro —¡Gracias, Ellina, lo creas o no, siempre serás el hada más buena! —dijo Alyssa, Ellina le sonrió mientras lloraba, Iker ya había preparado su cronómetro y tomando la mano del hada, lo oprimió para desaparecer de ahí. Alyssa y Leonardo los vieron desaparecer con un gesto triste. En el puente había gente corriendo y gritando. El ambiente no podía ser más desolador. Alyssa se acercó a la barandilla del puente mirando el río Este que pasaba debajo, Leonardo estaba a su lado. Se dirigieron una cálida mirada y Alyssa esbozó una sonrisa que parecía más de resignación. —Tengo miedo —dijo Alyssa con voz clara, lloraba —Todos tenemos miedo, pero no hay más que hacer —dijo Leonardo Alyssa tomó la mano de Leonardo. Leonardo apretó la mano de Alyssa con firmeza. No se dijeron nada, porque no había nada que decir que sus propias miradas no dijeran al encontrarse. Leonardo acercó a Alyssa a su pecho y la abrazó, luego besó su frente. Alyssa descubrió que entre sus brazos ya no tenía miedo, un sentimiento de paz la invadió por completo y entonces por fin dejó de temblar, todos sus músculos pudieron relajarse. Leonardo supo que era el final y que solo tendrían que esperar. Un viento helado comenzó a soplar, pero él no tenía frío, abrazado a Alyssa sentía un poderoso calor en su cuerpo que le hacía sentir saludable. Entonces los gritos de la gente se escucharon resonantes cuando el cielo reflejó una enorme bola de fuego que chocaría contra la superficie. Leonardo vio aquello, pero sostuvo a Alyssa entre sus brazos y no permitió que ella lo viera. En cambio, colocó su rostro frente a él, mirándola le brindó una dulce sonrisa. Un minuto después aquella bola de fuego se estrelló contra la tierra, todo quedó en penumbras, mientras que toda la vida se había extinguido en aquella realidad. FIN
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