Epílogo

1597 Words
Ellina estaba sentada sobre una enorme roca frente al mar de Piar. Hacía frío y el oleaje era muy fuerte, sin embargo, estaba a una distancia lejana del mar. Mientras estaba ahí se confirmaba así misma que mirar debajo del puente era más hermoso que mirarlo desde arriba. Hansti había cambiado mucho. Ellina ahora era la líder de ese mundo, había cambiado el paradigma por completo, ahora las hadas tenían la oportunidad de crear un vínculo especial con los seres del universo con los que trabajaban, lo cual contribuyó en generar una alimentación nutritiva y una comprensión mucho más clara del funcionamiento de la gran energía. Aquello provocó que su unión con otros mundos creciera y también originó que algunos planetas con población primitiva comenzaron a evolucionar con aceleración. En el mismo mundo Hansti también hubo muchas mejoras, aunque nunca cambiaron su individualidad, se fomentó la amistad como un beneficio para la evolución, lo cual generó que muchos Hansti tuvieran algún buen amigo con quien compartían una conexión especial. Además, se creó el centro Gante donde la población que ellos denominaban como desalmada recibía ayuda voluntaria, con el objetivo de enseñarles a generar una conciencia que les permitiera vivir en Hansti, desde entonces ningún desalmado estuvo deambulando perdido entre las calles. Cuando Iker vio a Ellina sentada en aquella roca sonrió levemente, le parecía que nunca cambiaría, así que caminó hacia ella —Siempre estás aquí por lo menos una vez antes de que culmine una vuelta más hacia la estrella Anne —dijo Iker Ellina aún miraba el mar de Piar, pero cuando lo escuchó, le dirigió una sonrisa —Amo este mar y amo este lugar, siempre volvería aquí —dijo Ellina —Me citaste muy temprano, ¿Qué sucede? —preguntó Iker intrigado —Debo irme y quiero que tú te quedes en mi lugar como el líder Hansti —dijo Ellina Iker la había mirado con ojos enormes, muy sorprendido por aquellas palabras —¿Es una especie de broma? —No —dijo Ellina bastante tranquila —¿Pero, a donde irás? —Al fin está por terminar mi vida física en el universo, volveré de donde vine. Volveré a la gran energía, como una llama que arde en el fuego —dijo Ellina con un tono de ensoñación Iker la miró confundido e impactado —Pero, ¿Cómo lo sabes? —Lo sé, querido amigo, es algo que sabes, que sientes. Nadie lo dice, pero lo sabes. Y es algo maravilloso y real como respirar —dijo Ellina —¿Cuándo? —Hoy mismo —dijo Ellina Iker consternado bajó la mirada, ahora estaba pensando en que extrañaría a su única amiga en todo el universo. Y, sin embargo, al mismo tiempo se sentía feliz por ella. —¡Voy a extrañarte! —dijo Iker Ellina le sonrió y después se puso de pie para abrazarlo. Ambos permanecieron abrazados por un relativo tiempo hasta que deshicieron el abrazo. Iker tenía algunas lágrimas en sus ojos, pero sonreía cálidamente. —¿Alguna vez te volveré a ver? —preguntó Iker —No lo creo, pero podrás sentirme, estaré en todas tus emociones si me recuerdas con amor —dijo Ellina—. Ahora debes irte, ocupa mi lugar y que tu lugar lo ocupe Koparki, despídeme de él, dile que lo quiero mucho y haz lo mejor que puedas, desde donde este te veré triunfar. Finalmente, Iker se encaminó lejos de la arena del mar de Piar, Ellina lo veía irse. Nunca más se volverían a ver, pero ambos estaban satisfechos de todo lo que habían hecho para llegar hasta ahí. —¡Valió la pena! —exclamó Ellina mirando al cielo y sonriendo feliz. Cuando llegó la noche, Ellina fue hasta el faro de Feréz que estaba a orillas del océano Larton, el único océano de agua que poseía Hansti. Aquel faro era el refugio que Ellina había construido para acercarse a la gran energía de forma privada. En lo más alto del faro había una gran sala. Aquella habitación estaba acondicionada con una enorme pantalla de cristal, como un espejo. Ellina apagó la luz y la pantalla se encendió mostrando una imagen del universo, estrellas y constelaciones podían verse en su máximo esplendor. Entonces Ellina comenzó a susurrar algunas palabras incomprensibles, mientras mantenía sus ojos cerrados, aquella gran pantalla comenzaba a moverse como si el hada le enviara algunas coordenadas correctas de lo que debía mostrar. Cuando se detuvo, Ellina abrió los ojos y sonrió feliz, —¡Al fin los he encontrado! —exclamó, sus ojos se llenaban de lágrimas observándolos: Él y Ella caminaban por una hermosa playa terrestre con arena dorada y un mar azul, estaba por llegar el amanecer pasaban de las cinco de la mañana. El cielo tenía un hermoso color turquesa y había estrellas brillando. Ella estaba parada a la orilla del mar, descalza sobre la arena —¿Aún recuerdas la historia que me contaste acerca de esa estrella? —Sí —dijo el hombre que estaba junto a ella —Cuéntame algo sobre eso —dijo la mujer —No sé si sea cierta la historia. Cuando era un niño no podía dormir, siempre terminaba despertando en medio de la madrugada, salía de mi cuarto. No sabía por qué lo hacía, pero me quedaba por horas mirando esa estrella, la más brillante. Luego mi abuelo me descubría y me regresaba a la cama, hasta que una noche me dijo que todas las personas que morían iban a esa estrella y ahí eran muy felices, por eso era la estrella más brillante, su luz era tan deslumbrante para que siempre la viéramos y no los olvidaremos —dijo él Ella le escuchaba apacible mirando aquella estrella —No sé si sea cierta, pero me gusta pensar que lo es —dijo el hombre, Ella tomó su mano y se miraron sonriendo como cómplices. —Soy muy feliz, tenerte en mi vida es lo mejor que me pasó, si tuviera que volver el tiempo, incluso si tuviera que vivir cada día para llegar a hoy, lo haría. Te amo—dijo Ella —¡Te amo! —dijo Él—. ¡Hoy haremos algo especial! —¿Qué? —preguntó la chica muy curiosa Él fue por una botella y unas copas, se las dio, luego abrió la botella y sirvió el líquido en cada copa. Una vez que terminó volvió a dejar la botella sobre la arena —Quiero decir que el camino nunca fue fácil, vivimos muchas cosas buenas y malas, aprendimos y crecimos e hicimos nuestra felicidad sin que nadie nos la regalará, aunque sé que todos fueron generosos con nosotros —dijo Ella —Hoy vamos a brindar —dijo Él, sonriente y con los ojos brillantes—. Brindaremos por todas esas personas, por toda esa energía, sea lo que sea, incluso si no sabemos qué es. Diremos, ¡Gracias!, por este amor que sentimos, brindo por ellos, por permitirnos ser felices por ayudarnos a llegar hasta aquí Ella le miraba conmovida —¡Gracias! —exclamó hacia el cielo, como si alguien más los escuchara y entonces ambos bebieron su copa, Ella lo abrazó. Fue entonces que Ellina sintió que su temperatura corporal se elevaba, no dolía, pero comenzaba a sentir un calor fuerte en todo su ser, como si por dentro se hubiese comenzado a encender una fogata. Sonreía y lloraba de felicidad al mirar a aquel par de humanos, aquellas palabras de agradecimiento las recibía con mucha humildad. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que los vio, incluso aunque sus rostros, voces y nombres fueran otros siempre les reconocería —¡Alyssa y Leonardo! —dijo en voz alta el hada, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas al observarlos. Al final todo había sido obra de la gran energía; que se derramaba creando vida y amor incondicional. No había ninguna fuerza que se opusiera a ella, porque ¿Cómo podría la gran energía oponerse a sí misma?, habían sido muchas lecciones, pero incluso en cada una de ellas, esa hermosa energía había obtenido su propio conocimiento hasta llegar a su lugar correcto, y aunque muchas veces parecía no tener sentido, ¡Había valido la pena cada momento! Ellina miró su piel que comenzaba a brillar como el oro deslumbrante, rayos de luz invadieron todo su ser, ella sonreía con los brazos abiertos, nada le dolía, sintió un enorme, hasta que todo su cuerpo físico se transformó en una gran bola de luz que latía en medio de aquella habitación, comenzó latiendo lento, pero después comenzó a latir muy rápido hasta que una enorme explosión derrumbó el faro. Una vez que la explosión se detuvo, todo el fuego se unió en una enorme llama rojiza y dorada, que extrañamente se lanzó como un rayo hacia el espacio exterior. ¡Ellina había logrado su gran sueño, unirse a la gran energía, volver como una llama al fuego de la vida! —Pero, ¿Qué es eso? —preguntó Ella visiblemente emocionada Él miró al cielo encontrando lo que la había consternado. Era una estrella que parecía haber explotado en una ráfaga de colores que iluminaban una pequeña porción del cielo en colores rosados, turquesas, dorados y plateados. Parecía un arcoíris con los colores más hermosos jamás pintados. —¡Es hermoso! —dijo Ella. Él sonrió pensando que aquello era una señal maravillosa. Ellos no recordarían en esa realidad a Ellina, el hada buena, que fluía ahora con la gran energía.

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