Capítulo 1. La chica de ayer

929 Words
Estaba en lo alto de aquella colina verde. Su mundo era diferente a la Tierra. Sus ojos color verde miraban el anaranjado atardecer. Por su mente venían muchos recuerdos, todo lo que había hecho para llegar a donde estaba, incluso cuando jamás creyó que lo lograría. Finalmente, consiguió ser m*****o honorable del Escuadrón Belta y pudo descansar sabiendo que, desde ese momento no era una más. Tenía talento, creía que sería muy exitosa. Ellina era ambiciosa, además de vanidosa, buscaba ser mejor que el resto, su mentor era el señor Koparki; ¿Acaso no era suficiente motivo para ser buena?, lanzó un suspiro al viento sintiéndose satisfecha, y bajó de la colina para llegar al edificio Katarka y dar por terminada la jornada de ese día. Las calles hacia el edificio Katarka eran angostas, había gente que pedía ayuda sobre las aceras, los Hansti los llamaban "desalmados"; eran personas que habían vagado entre muchas de las realidades existentes, pero al carecer de control mental para comprender la verdad, habían terminado por desquiciarse, hasta el punto de perder su identidad, y ahora deambulaban en la última realidad que creían cierta, intentando sobrevivir. Algunos Hansti eran buenos y les ayudaban, pero no los que eran como Ellina, ella no les compadecía, ni le gustaban. La mayoría de los Hansti trabajaban en el edificio Katarka. Era el más alto nivel que podían alcanzar; antes de llegar ahí trabajaban en Heatsful, donde les enseñaban a entender a la gran energía creadora y cómo manejar la magia. Pero el primer trabajo de un Hansti era en Servilia; donde viajaban hasta las realidades alternas, y ayudaban a la energía creadora, realizando obras que acercaran a los seres vivos hasta las profundidades de su psique, y así pudieran experimentar la catarsis de energía que les permitía evolucionar. Los Hansti tenían una forma singular de pensamiento, una ideología peculiar; creían ser una r**a especial, proveniente de máximo nivel de conciencia, digo que lo creían, porque nunca pudieron comprobarlo, pero se jactaban de compartir esta opinión con algunas otras razas de seres vivos que conocían su existencia, el planeta Hansti tenía una jerarquía diferente; existían Hadas llamadas «Máthair» estás hadas se encargaban únicamente de engendrar hijos a través de una fecundación in vitro, para eso tenían a los Lords, los únicos seres masculinos que debían donar cada mes su liquido vital para así obtener el nacimiento de un hada, modificada de forma científica y mágica para ser una Hansti, y solamente una vez al año se concebían un docena de Lords para asegurar la reproducción. Las hadas y los Lords desde su nacimiento hasta su muerte, tenían una educación estricta, todo era estudio y trabajo, se criaban con nodrizas hasta poder caminar y comer solos, luego, comenzaba el estudio, ellos no conocían lazos de amistad o familiaridad, eso era algo inexistente para los Hansti. El edificio Katarka era muy grande, estaba sostenido por cuatro edificios en cada esquina interconectados por unas murallas, dentro había un enorme patio. La puerta para entrar al primer edificio era de cristal, tenía doce pisos al igual que los otros tres edificios. La oficina de Ellina estaba en el cuarto piso. Ellina estaba trabajando cuando el sonido ensordecedor de una alarma envolvió el lugar. Significaba que les esperaba una junta en uno de los foros. Había alguna novedad digna de contarse a todos los Hansti. Cuando todo el personal, tanto del escuadrón Niquemus y Belta estuvieron en el foro, Koparki se aproximó al estrado junto a Palmia; todos estaban listos para escuchar las noticias. Pero, los rostros de Koparki y Palmia estaban desencajados. —Bienvenidos a esta reunión, tenemos noticias. Se han escogido gracias a la gran energía creadora diversas realidades del mundo terrestre que tendrán su final en estos tiempos —dijo Koparki para después hacer una leve pausa —¿Cuándo sucederá, y que efectos tendrá sobre nosotros? —preguntó alguien entre el público —Podremos observar el desmoronamiento de esas realidades, sin embargo, no tendrá mayores efectos sobre los Hansti —respondió Palmia Una vez finalizada la junta todos volvieron a sus lugares de trabajo. Desde la torre de observación Hanitten se encontraba el líder Iker, miraba a través del ventanal. Un solo vistazo y podía ver todo. Pronto una Hansti ingresó a la oficina, le entregó un informe. Una vez que se fue, se dispuso a leerlo. ¡Era algo inaudito! Sabían que el universo estaba dividido por diferentes realidades que jamás se cruzaba entre sí, creían conocer todas las existentes, pero el informe decía que había una desconocida que no avanzaba como las demás, en cambio se superponía y afectaba su avance temporal. Estaba elegida para ser una de las que se destruiría. Nadie la había descubierto, pero ahora que estaba por desaparecer aseguraban que era artificial y temían que sucedieran cosas malas. Aquellas realidades eran creadas por la energía creadora, pero no afectaba al Planeta Hansti, que existía solo en una realidad y que consideraban como la principal, sin embargo, esto no les impedía viajar y conocer a las otras. ¿Quién había podido crear aquella realidad? ¿Cómo alguien podría hacer algo así desafiando a la propia energía creadora? Iker se quedó en silencio, era un informe confidencial, era la segunda persona en enterarse, tenía la orden de investigar y aclarar la información. Aquella realidad tenía años vagando en el mundo terrestre, no obstante, él solo tendría ciento veintiséis días para descubrirlo, antes de que el final sucediera, y quizás una catástrofe trastornara, no solo la vida terrestre, sino también el mundo de los Hansti.
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