Punto de vista de Lily:
—Este lugar es un agujero infernal, Lily, y necesitarás un espíritu fuerte para superarlo. Si hay alguien que pueda lograrlo, eres tú…
Sentí en ese momento como sí realmente tienes ganas de creer que algo es verdad porque de alguna manera hace que tu vida de mierda se sienta un poco mejor.
Eso era lo que estaba sintiendo con exactitud, mientras estaba sentada en el suelo y miraba a Ren Hawthorne después de que él utilizara esas palabras.
No sabía por qué se sentía como un soplo de aire fresco, no solo por saber que él no tenía interés en hacerme daño como el resto de la población escolar, sino que también estaba haciendo todo lo posible por animarme, aunque no parecía haber experimentado ninguna dificultad en su vida, como para empatizar conmigo.
Mil ladrillos se levantaron de mi pecho.
Alguien como él nunca sabría realmente lo malo que era este lugar para mí, porque era un príncipe de principio a fin, estaba acostumbrado solo a experimentar lo mejor y a ser tratado bien, pero el hecho de que hubiera reconocido que esta Academia era un agujero infernal y tratara de hacerme sentir mejor, aunque no tenía motivos, hizo que mariposas revolotearan en mi estómago.
"Estás siendo tonta, Lily, ya estás sintiendo mariposas por un gesto amable"... Me advirtió mi subconsciente y recordé que así era como Cade me había desgastado también, con amabilidad y promesas, terminando por ser vagas mentiras.
¿Era ese el juego que Ren estaba jugando? ¿Estaba tratando de ser amable conmigo ahora, y luego mostraría su verdadero yo más tarde, en lugar de mostrar su odio hacia mí desde el principio como Aiden?
Odiaba que esto pudiera ser nada más que un gesto amable y debido a mi trauma, lo estaba analizando demasiado.
—Gracias. —Respondí tímidamente, congelándome cuando él se acercó y, con sus ojos penetrantes, se concentró en algo en mi rostro.
De repente, él extendió la mano para quitarme algo del pelo y asintió, a punto de decir algo cuando hubo un repentino golpe en la puerta del estudio.
Me quedé paralizada, transportada de vuelta a la cruda realidad, en la que la gente me estaría buscando apenas yo saliera de este lugar.
Sobresaltada, mis ojos se abrieron de par en par presa del pánico…
Ren se levantó y se dio la vuelta para acercarse a la puerta.
—Por favor, no la abras. —Susurré desesperadamente y él se detuvo, dándose la vuelta para darme una sonrisa tranquilizadora.
—No te preocupes, todo va a estar bien, Lily. Ya verás. —Respondió con ligereza, y aunque quería creerle, no podía.
Me puse de pie, corrí hacia el otro lado de la puerta y me quedé allí, con los ojos muy abiertos de miedo cuando Ren abrió ligeramente la puerta, pensando que me iba a traicionar.
No vi la cara de la chica desde donde estaba parada, pero cuando habló, supe al instante que era la líder del trío que me había acosado en el gimnasio.
—Oh, hola, Ren. —Dijo ella con un suspiro.
Su tono sonaba sin aliento como si hubiera estado corriendo, pero estaba emocionada y no tenía problema en saber por qué.
Era el efecto Ren.
Incluso yo no había sido inmune a perder la voz y el pensamiento cuando vi a Ren por primera vez.
—No sabía que estabas aquí. De todos modos, tu cabello se ve tan bien recogido. Quiero decir, le estaba diciendo a mis amigas que tu cabello es mejor que el de algunas chicas de la academia y quería pasar por aquí en algún momento para preguntar qué productos usas. —Habló en un tono bajo y seductor, como si tuviera todo el tiempo del mundo, mientras yo estaba a punto de orinarme de ansiedad, esperando a que llegara el momento decisivo… Que ella preguntara si yo estaba aquí y que Ren me entregara para demostrar que tenía razón. Que al final del día, él era como los demás.
Pero mi boca se abrió de par en par en shock cuando finalmente les respondió.
—¿Qué quieres, Courtney?—Le respondió Ren con la voz más fría que había escuchado jamás y que no creía que él fuera capaz de usar.
No necesitaba ver la cara de la chica, Courtney, para saber que había palidecido de shock porque eso era exactamente lo que yo tenía en mi cara.
Aclarando la garganta, ella habló nuevamente, esta vez su voz sonando menos coqueta y más educada.
—Bueno, estamos buscando a alguien. No sé si la conoces. Olvídalo, no es alguien que una persona como tú conocería o le importaría. Pero sí, estamos buscando a una chica. No sabemos si pasó por aquí. Es una de esas degeneradas becadas. Se llama Lily. La chica Beauregard. —Expresó de manera despectiva.
La forma en que hablaba de mí con tanto odio y disgusto hizo que mi pecho se apretara de vergüenza, automáticamente me sequé la lágrima que resbalaba por mi mejilla.
No importaba lo que hiciera, probablemente no podría escapar nunca del hecho de que era la hija de Edgar Beauregard, el hombre responsable de casi destruir la comunidad de Shadow Cove y alterar la barrera que nos protegía.
No importaba lo bueno que yo hiciera, siempre estaría viviendo bajo su sombra.
—No sé de quién o de qué estás hablando y nunca vuelvas a llamar a ninguna de las personas becadas degeneradas, ¿entendido, Courtney? Tienes el privilegio de estar aquí, al igual que ellos. Especialmente porque fueron admitidos debido a lo inteligentes que son, algo que no se puede decir de ti. —Irrumpió Ren con seriedad y firmeza.
Inmediatamente me cubrí la boca con la mano, sorprendida por la frialdad y dureza en la voz de Ren y si no tuviera tanto miedo de ser encontrada por Courtney y sus secuaces, habría reído y dicho que estaba bien que le hablaran así.
—¿No es eso demasiado cruel?—Courtney se quejó y la vi extender la mano para tocar el hombro de Ren, pero antes de que pudiera hacerlo realmente, él agarró su mano y la soltó.
—No me vuelvas a tocar, nunca. ¿Me entiendes?—Dijo Ren en un tono fríamente mortal y juro que la temperatura en la habitación descendió unos grados.
Estaba segura de que Courtney asintió porque su voz era mucho más débil, perdiendo todo su bravuconería al hablar.
—Lo siento, Ren. Pero, ¿si llegas a verla, puedes por favor avisarme?—Preguntó Courtney y Ren no respondió, solo dio un paso atrás y cerró la puerta en la cara de Courtney antes de volverse hacia mí.
Sus ojos se encontraron con los míos y casi de inmediato su máscara cayó. Sus hombros se percibían caídos, la culpa cubrió su rostro y tuve la impresión de que él no era alguien que disfrutaba siendo malo.
—Lo siento por eso. Normalmente no soy así. —Dijo con una sonrisa avergonzada y yo asentí, decidiendo que debía irme porque ya lo había incomodado bastante.
—¿Sabes qué? Simplemente me voy. Lamento mucho ser una molestia. Me voy ahora. Muchas gracias por no tirarme bajo el autobús. —Dije y me di la vuelta para agarrar el pomo de la puerta cuando él me detuvo y yo quedé boquiabierta por la calidez de sus manos contra mi piel fría.
Dándome vuelta para enfrentarlo, él soltó suavemente mi mano.
—Tal vez aún están afuera buscándote. —Arrojó Ren.
—Sí, pero tampoco puedo quedarme aquí para siempre. —Respondí, agradecida por su compasión.
—Bueno, técnicamente, puedes. O al menos hasta el final del siguiente período. Eso debería ser suficiente tiempo para que dejen de buscarte. Pasa el resto del período aquí conmigo. —Respondió y mis ojos se abrieron sorprendidos.