Recuerdos de los buenos momentos en el Club Temptation me invaden, como el del día que conocí a Silvio. Nos encontrábamos en el Temptation para cenar con Paola, pero le surgió un asunto de último minuto, por lo que Stefan y yo decidimos merodear por el lugar mientras la esperábamos. Terminamos en el quinto piso, el paraíso de los exhibicionistas. Entramos a uno de los cubículos que nos permitía observar la acción de una de las habitaciones tras el vidrio polarizado. Stefan sirvió un par de tragos de whisky antes de posicionarnos en el sillón frente al espejo y hacer que me siente sobre sus piernas. – Fondo blanco. – propone chocando delicadamente nuestras copas. Con sonrisa en mis labios lo sigo gustosa y tomamos del amargo trago que me hace fruncir el ceño. Stefan toma el control