Instalan nuestros micrófonos, Stefan entrega el documento que estaba revisando y los camarógrafos empiezan a grabar y se alejan.
− ¿Esta cómoda con esto? – pregunta Stefan sonriendo, asiento.
− Perfectamente, cariño. – digo regresándole la sonrisa y sentándome un poco más cómoda en el sillón.
− Bien, entonces. Ve hacia la cámara y empezaremos en tres.
− Okey. – digo sonriendo, calmando mi nerviosismo.
Los tres segundos pasan, Stefan sonríe a la cámara y empieza a hablar.
− El día de hoy tenemos el agrado de tener con nosotros a una talentosísima escritora de Best Seller. Ella es Margot Stacy. Margot ¿Cómo estás?
− Muy bien, Stefan. Encantada de estar acá. – sonrió nerviosa.
− Muchos aspectos de tu vida han cambiado desde que publicaste tu primera novela a los 17 años ¿Cuan sorprendente ha sido ese cambio? – pregunta tomando su taza de café y dando un sorbo.
− Muchísimo la vedad. – le digo empezándome a sentir menos tensa. – Ha sido una experiencia maravillosa, cuando eres escritor sueñas con publicar y cuando esto se hace realidad… Wow, es como tocar el cielo. Aun me sorprende cuando estoy caminando por la calle o haciendo mercado y se me acercan lectores que me reconocen y aman lo que escribo, es sorprendente.
− Comprendo el sentimiento. – dice sonriendo y aprovecho para tomar un poco que mi jugo de melocotón. – resulta difícil acostumbrarte al éxito cuando lo empiezas a tener.
− ¡Exacto! A veces, cuando voy a una librería y en las estanterías observo mis libros y a personas comprándolos me es indescriptible el sentimiento… tan irreal. – explico sonriendo.
− El año pasado culminaste la carrera de Negocios Internacionales, muchos creían que trabajarías en Stacy & Edward Enterprises, Inc. La empresa de tus padres. – Dice Stefan, respiro profundo antes de contestar, pues está tocando un punto delicado.
− Si, culmine la carrera el año pasado. Es muy probable que en algún momento de mi vida me dedique a la empresa, pero por el momento soy escritora y ese es un trabajo que requiere mucha dedicación. Así que, por lo pronto seguiré viviendo este sueño. – explico y él asiente.
− ¿Qué mensaje te gusta transmitir en tus historias? - pregunta Stefan y frunzo el ceño.
− Realmente son muchos. – explico y este asiente. – trato que cada personaje nos deje alguna enseñanza. En las primeras dos historias, por ejemplo, te hacia reflexionar sobre como ver el amor en los ojos de otra persona, como reconocer cuando el amor es sano y no toxico, pero primeramente sobre como aprender a aceptar quienes somos, lo que somos y amarnos sin límites.
− En el caso de Stela. – Dice refiriéndose a la protagonista de mi tercer libro. – ¿Qué mensaje trasmite?
−Stela vive en un mundo en el que una mujer no tiene voz y ella tiene mucho por decir. Lucha contra el machismo… contra el patriarcado. Busca una igualdad de condiciones y defiende sus ideales contra lo que venga. A pesar que la historia no se basa en este aspecto, podemos ver la lucha de su personaje para hacerse escuchar. Creo que en el mundo necesitamos a más mujeres poderosas y empoderadas como Stela. – digo con honestidad.
−Estoy totalmente de acuerdo. Pase a que estamos en el siglo XXI, considero que aún no hay igualdad de género. – Asiento de acuerdo.
−Por desgracia estas en lo correcto. – afirmó.
−Margot, ¿Por qué escribes? – pregunta Stefan mirándome con interés.
Suspiro.
−Amo escribir. Y es que es maravilloso tener el poder de crear mundos y personas, me hace sentir… poderosa. Me resulta incluso terapéutico ¿Sabes? Empecé a escribir desde muy joven. – le explico sonriendo.
−¿Así que todo trata de poder? – pregunta mirándome con los ojos entrecerrados.
−No realmente, es un factor que contribuye. Estudiaría política si lo que quisiera en mi vida fuera solo poder. Siempre he sentido que tengo mucho que decir, tengo facilidad para las palabras y trato de aprovecharlo de la mejor manera que conozco; escribiendo.
− ¿Qué te inspira? – pregunta curioso y un suspiro escapa de mis labios.
−Lo que sea, no es como si fuera algo en específico. Hace unos días, por ejemplo, me encontraba en un café y una pequeña niña corría para abrazar a su mamá. De ese simple gesto una historia corta llamada “Porque te tengo” está siendo publicada semanalmente en mi página Web. Otro ejemplo, ya tenía escrito “Bajo tus sabanas” pero aun no daba con el nombre de la novela. No fue hasta que fui a comprar unas sábanas nuevas con una amiga y tras un comentario surgió el nombre. – digo sonrojándome al recordarlo, rio sin poder evitarlo.
−Me gustaría saber más sobre ese comentario. – dice Stefan sonriendo al notar mi sonrojo.
−Oh, realmente es algo tonto y vergonzoso. – rio.
−Cariño, estamos acá para dejarte “Al desnudo”. – repite la broma con una mirada que podría definir como lasciva, me sonrojo aún más.
−Espero y no sea literalmente. – bromeo coqueteando un poco.
−Ya veremos. – gruñe el ojo.
¡Oh, mi Santas y húmedas Bragas!
− Bueno. – suspiro. – El joven que nos atendió era realmente guapo. – me sonrojo avergonzada. – Mi desvergonzada amiga empezó a bromear sobre este joven. Yo le respondí que no me molestaría tenerlo “Bajo Mis Sabanas.” De allí el nombre.
− ¿Y lo lograste? – pregunta y lo observo sin comprender. – El chico, ¿estuvo bajo tus sabanas? – sonríe de manera s****l, no sensual, sino s****l. ¡Madre Santa!
− ¡Dios, No! – digo y empiezo a reír, sintiéndome avergonzada. – solo era una broma. Realmente creo que mis protagonistas son más atrevidas de lo que yo podría llegar a ser.
− Lo comprendo. – dice sonriendo. – ¿Cómo haces para cautivar a tus lectores?
− Escribo historias que me fascinen a mí. Como joven entiendo que nos gusta leer sobre escenarios que realmente sucedan en la vida real. Sentimientos y situaciones con las que los lectores puedan identificarse, personajes que se sientan reales, que no sean del todo buenos, que lidien con los problemas con los que solemos enfrentaros. Creo que eso hace que el lector se sienta identificado en cierto aspecto con la historia y se enganche a esta.
− ¿Qué tan diferente es el carácter de Andrea al de Stela? - pregunta refiriéndose a la protagonista de “Bajo tus Sabanas”.
− Totalmente. – digo riendo. – no hay un punto de comparación. Andrea es una mujer de 22 años que empieza a disfrutar de su vida como adulta. Empieza a trabajar, a salir con sus nuevos amigos y a enamorarse. Se permite disfrutar de su cuerpo y su sexualidad. Podemos ver a través de los capítulos la evolución de su personaje en cuanto a su amor propio y la seguridad que emana. Me gusta el resultado que obtuve de ese personaje. Solemos ser inseguras cuando empezamos a experimentar nuestra vida s****l, acá podemos observar ese trascender que la vuelve una mujer aún más maravillosa y empoderada.
− Tus personajes femeninos siempre tienen caracteres muy relacionados con la confianza, seguridad, amor propio y empoderamiento, eso me encanta, pero, ¿Te sientes de esa manera? – pregunta con curiosidad.
− Soy una mujer, por lo tanto, soy poderosa. Tengo el poder de decidir que quiero y cuando lo quiero. – digo con orgullo y el asiente complacido.
− Antes de culminar ¿Cómo eres en tu vida privada? ¿Cómo es Margot en el amor? – pregunta dirigiéndome una sonrisa ladeada.
− Wow… No lo sé. – digo dramática y empiezo a reír. – Creo que soy muy pasional, cuando quiero a una persona me entrego totalmente. Invierto tiempo en mi pareja, en sus necesidades y sus problemas. Suelo dar todo de mí, esperando que esa persona lo haga también, la reciprocidad me parece clave en una relación, tanto como la comunicación, la confianza y el tiempo.
− Y el sexo. – bromea Stefan y me sonrojo.
− Y el sexo, porque no. Es sin duda primordial en una relación. – asiento hacia Stefan.
− ¿Te has enamorado, Margot? – pregunta con curiosidad, mirándome de una manera penetrante.
La tensión crece en mi pecho cuando me dedica esa profunda mirada. Y mis jodidas bragas mojadas.
− No. – digo después de meditarlo un poco. – no me he enamorado… aun. – explico. – Que me dices tú, ¿Te has enamorado, Stefan? – digo dedicándole una mirada profunda y coqueta.
− ¡Oh, pero si esta es tu entrevista! – exclama riendo y volteo hacia la cámara.
− Queridos televidentes. – sonrió por la idea que se me ocurre. – En mi próxima publicación de i********: déjenme saber si les gustaría que entrevistase al Señor Stefan Andrews y así dejarlo “Al desnudo.” – Volteo sonriendo a verle.
Stefan me observa con una expresión de sorpresa y confusión. Lanza su cabeza hacia tras y una carcajada fuerte brota de su garganta. Tomo lo que queda de mi jugo de melocotón tratando de ocultar una sonrisa.
− Ya veremos. – sonríe mirándome. – ¿Estas soltera? – levanta las cejas de manera sugerente.
− ¿Me está coqueteando, Señor Andrews? – bromeo y observo como se sonroja. – Es broma. – aclaro riéndome. – Así es, estoy soltera.
− Una última pregunta, ¿Qué podrías decirnos del estado de Salud de tu padre?
Esa pregunta cae como balde helado de agua, él parece notarlo.
− Pues, está muy bien. Mejorando cada día. – finjo una sonrisa.
− Ha sido un placer tenerte acá, Margot. Muchas gracias por dejarme entrevistarte. Resulto realmente entretenido.
− Gracias por la invitación Stefan, fue un placer. – sonrió.
De inmediato los camarógrafos se acercas y apagan las cámaras. El equipo de sonido de sonido desinstala nuestros micrófonos y una asistente de producción se lleva a Stefan para hablar con él. Un poco decepcionada por no poder despedirme, agradezco y me retiro al camerino.
− Eso estuvo intenso. - ríe Alice cuando cierro la puerta del camerino y me dejo caer en el sofá.
− Lo estuvo. – digo sonriendo. – Siguen ardiéndome los ojos. – los cierro unos segundos.
− Debes tomarte un par de fotografías. – me recuerda Alice y gruño dramática. – Anda, Vamos.
Una chica de maquillaje me retoca rápidamente y me dirijo al estudio en el que me hacen al menos una docena de fotografías. Regresamos al camerino y mientras recogemos nuestras cosas, Stefan entra.
− Oh, Disculpen. – dice al entrar.
− No te preocupes. – le sonríe Alice. – Voy tarde a un compromiso. – se despide Alice besando mis mejillas y sale del camerino.
¿Y a esta que le paso? Frunzo el ceño, confundida.
− ¿Así que quieres dejarme al desnudo? – me observa y la vergüenza crece de inmediato.
− Lo siento, no pretendía molestarte. – me excuso apenada. – solo era una broma. – siento como incrementa el palpitar de mi corazón.
− No, está bien. – dice quitándole importación, sonríe. – de hecho, sonó… interesante.
Joder ¡Que me está coqueteando! La presión crece nuevamente en mi estómago.
− ¿Ah sí? – pregunto sonriendo, Stefan se acerca un poco. – Pues veremos que dicen la audiencia.
− Pues veremos. – se ríe. – ¿De verdad te dejarías entrevistar… por mí? – pregunto curiosa mientras muerdo ligeramente mi labio inferior.
− ¿Me dejarías al desnudo? – pregunta ladeando una sonrisa y dedicándome una mirada penetrante.
− Por supuesto que sí. – le afirmo coqueta.
− Pues siendo así… me dejaría hacer muchas cosas, Señorita Stacy. – dice sin apartar su mirada lasciva de mis ojos.
Un casi inaudible gemido de sorpresa se escapa de mis labios tras escuchar su confesión. Él sonríe aún más al notarlo.
− Es bueno saberlo. – afirmo y ofrezco mi mano, Stefan la toma y la agita ligeramente. – Fue un placer conocerle, Señor Andrews. – le sonrió.
Paso por su lado y justo cuando agarro el pomo de la puerta, este me toma de la mano.
− ¡Espera! – dice y me giro frunciendo el ceño. – Debes tomar la fotografía para tu próxima publicación de i********:.
Creí que bromeaba, me sorprende que lo haya tomado en serio.
− Oh, claro. – sonrío.
Saco mi teléfono y ubico la cámara frontal. Stefan se posiciona tras de mí, tan cerca que su respiración cosquillea en mi cuello. Ambos sonreímos y tomamos un par de fotos.
−Te etiquetare. – Se sonrió dirigiéndome a la puerta.
– Esperare ansioso su publicación. – asiente despidiéndose.
Salgo del estudio a paso veloz.