Decido entrar a un café a descansar mis pies. Pido un pie de limón y un late. Mientras lo pruebo observo la hora 04:45 pm. Estoy agotada, tras culminar las entrevistas decidí venir al centro comercial para comprar algunos muebles. Mi teléfono empieza a vibrar indicándome que me están haciendo una videollamada, atiendo sin reconocer el número.
Una joven de 22 años aproximadamente se encuentra del otro lado, tienen el cabello rubio lacio con reflejos castaños, cejas pobladas, nariz perfilada y labios llenos, como los de su hermano. La reconozco al instante. Es Cara.
− ¡Hola! – sonrió al ver su expresión de sorpresa.
− No puede ser. – grita sorprendida, varias personas voltean a verme. – ¡Si eres tú! – se tapa los ojos y puedo ver que se le enrojece la zona.
− Dame un segundo. – Saco de mi cartera los audífonos y me los coloco para no molestar a nadie. – ¿Estas llorando? – pregunto al ver sus ojos.
− Es que eres tú, no puede ser. – dice entre risas y lágrimas, le sonrió. – cuando vi en video grite y llore y salte y mi profesora me saco de clases. – ambas reímos. – pero valió la pena totalmente.
− Me alegra haberte sorprendido, fui idea de Stefan. – le digo.
− Mi hermano es el mejor del mundo. – se ríe, al menos dejo de llorar. Cara es realmente linda. – Lo amenace con joderle la vida si no me traía un video. Y cuando lo envió un número desconocido jamás pensé que fuera el tuyo. Creo que voy a morir.
− No, no mueras. – bromeo. – me dijo que te gustan mis libros, muchísimas gracias.
− ¿Gustarme? – niega con la cabeza. – Amo tus libros, son los mejores.
− Gracias… me hace sumamente feliz escuchar eso. Debo decirte algo, tengo un presente para ti… pero salí rápidamente del estudio y olvidé entregárselo a Stefan. Lo lamento muchísimo. Iré mañana al estudio para entregárselo.
− Oh, descuida. – dice sin importancia. – me has hecho el mejor regalo.
− ¿Sigues en la universidad? –pregunto curiosa y ella niega con la cabeza.
− No, acabo de llegar al departamento de Stefan, él se está duchando. – sin poder evitarlo, imágenes se cran en mi mente, las aparto. – ¿Y tú?
− Estoy en el centro comercial, comprando muebles para mi nueva casa, pero ya estoy agotada y he decidido tomarme un descanso. – le explico.
− ¡Oh, Por Dios! Tenías que llamarme. Soy especialista en diseño de interiores, pregúntale a Stefan. De hecho, estudio esa carrera.
− Pues deberías de venir a ayudarme luego, esto es agotador. – le digo riendo y sus ojos se dilatan.
− Podría hacerlo, de verdad. – se ofrece y como realmente me agrada decido proponerle algo.
− Pues necesito tu ayuda. Hagamos algo, ya tienes mi número. Cuando estés libre avísame y te envió la dirección de mi edificio.
− ¡Perfecto! – dice feliz. – Pues de hecho mañana no tengo clases, por si te encuentras desocupada. – se ofrece.
− Creo que lo estoy. Te enviare la dirección por mensaje y coordinamos la hora por allí.
− Bien. De verdad muchas gracias, ha sido un gran placer. – dice despidiéndose.
− Esta luego, linda. Nos vemos. – me despido colgando la llamada.
Es una chica refrescante y hermosa, me agrada de inmediato. Además, hay algo en ella que despierta mi curiosidad… quizá sea el hermano sexy e intenso que tiene.
Me dirijo a mi casa, y tras un largo baño decido dormir un poco. Despierto a las 10:00 pm y después de pedir sushi para la cenar, tomo mi laptop y empiezo a escribir.
No puedo creer que se haya filtrado información relacionada con la trilogía erótica que estoy escribiendo. Voy por la mitad del primer libro y me va gustando mucho la historia, aunque me preocupa un poco, siento que falta algo… pero continuare escribiendo hasta saber que es. Las horas pasan y yo continúo sumergida en mi teclado. Sé que es tarde, pero esto es lo que pasa cuando te dedicas a escribir. Cuando llega la inspiración, llaga y ya, solo la aprovechas.
Move Like Jaggers de Maroon 5 empieza a sonar desde mi teléfono.
− Alice. – digo al contestar. – ¿Todo está bien?
− ¿Por qué no iba a estarlo? – pregunta confusa.
− ¿Por qué llamas a esta hora? – digo alejando el teléfono, me sorprende ver que son las 7:15 am. No había notado como la luz entraba por mi habitación. – Joder… estaba escribiendo y no note que había amanecido.
− Suele pasarte. – dice y sé que está volteando los ojos, gesto muy propio de ella. – te llamaba para informarte que el día de hoy y mañana tienes la agenda libre. – explica.
− Genial, justo ahora empieza a darme un sueño terrible. – digo bostezando.
− Descansa. Hablaremos luego. – dice cortando la llamada.
Decido guardar el documento, apagar la computadora y dejarme caer en los brazos de mi buen amigo Morfeo.
Me siento en la cama de golpe tras escuchar el sonido del intercomunicador, suena una segunda vez y corro a la cocina para atender.
− Buen día. – contesto agitado.
− Buen día, Señorita Stacy. Tiene una visita no programada, una joven llamada Cara Andrews.
− Oh. – me sorprendo al recordar que nos encontraríamos a las 10:00 am. – Disculpe señor Kenneth, olvide mencionarlo. Por favor déjela pasar.
− No se preocupe, Señorita. – se despide.
¡Mierda! Corro hasta llegar al baño de mi habitación, me cepillo los dientes y lavo la cara a tiempo record. Mi vejiga a punto de explotar me obliga a perder tiempo mientras orino, me lavo las manos al culminar y desenredo mi cabello con las manos, gracias a Dios copera y término de desenredarlo rápidamente.
Me observo al espejo y noto que solo visto un mono deportivo n***o y un top blanco Calvin Klein. Tomo una franela deportiva blanca y me la pongo rápidamente. Por suerte tengo el cutis hidratado y no me veo horrible sin maquillaje, encuentro los lentes de contacto y me los pongo rápidamente. Pestañeo un par de veces tras el ardor que me provocan, mientras camino a la puerta. Justo cuando voy a llegar suena el timbre, indicándome que Cara se encuentra afuera.
− ¡Hola! – sonrió al verla.
Cara viste un blue jean gastado en las rodillas, botas en color beige y una franela sin mangas del mismo color, acompañada de un collar dorado. Lleva una cartera marrón en su hombro y dos grandes folders en sus manos. Su mirada refleja un liguero nerviosismo por conocerme. Lleva su cabello rubio hasta los hombros con pequeñas ondas en las puntas. Tiene pestañas kilométricas, como las de su hermano.
− Adelante, bienvenida. – digo apartándome para que pase.
− Oh, por Dios. – dice sonrojada. Cierro la puerta y me acerco a ella. – Es una locura que te esté conociendo.
Beso su mejilla y le doy un abrazo, Cara casi me saca el aire.
− Está bien. – digo cuando me separo y la guio hasta el área de la cocina. – Disculpa mi aspecto. Literalmente me desperté cuando llamaron por el intercomunicador.
− Discúlpame. – dice avergonzada.
− No, tranquila. – digo señalando en asiento frente a la encimera de mármol de la cocina, ella toma asiento. – al llegar del Centro comercial caí dormida hasta las 10 de la noche, después no pude dormir así que me quede escribiendo, deje de hacerlo a las 7 am.
− Lo entiendo. Si gustas puedo venir otro día, así descansas un poco más. – dice aun avergonzada.
− No, descuida. Mira este lugar, necesito ayuda de una experta. – bromeo.
− Urgentemente, querida. No puedo permitir que mi escritora favorita viva así. – dice haciéndonos reír.
Me preparo pan tostado con humus de aguacate y jugo de naranja. Tras contarle sobre cómo me gustaría decorar el apartamento y que muebles compre, ella me muestra en su folder algunas opciones que irían acorde con el lugar y el estilo que deseo.
Cara sin duda sabe lo que hace, me sorprendo cuando explica que su mamá tiene una prestigiosa empresa de diseño de interiores. Esta chica es realmente agradable, creo que inicialmente la invite por curiosidad, pero me agrada muchísimo. Y es tan refrescante y divertida, creo que podríamos ser buenas amigos. Además, cumplirá 21 años, creí que era mayor. Saldremos a almorzar y luego a una de las tiendas de su madre, por lo que, tras una ducha rápida, decido vestir un pantalón vino tinto, una camisa blanca manga larga doblada hasta los codos y unas zapatillas de vestir blancas, tomo una cartera color nude y me realizo un ligero maquillaje. Aplico perfume y juntas, salimos de casa.
Almorzamos en Nobú, puesto que queda carca a la tienda de su madre.
− ¿Qué tal la entrevista ayer? Estuve a punto de dejar el examen para ir, lo juro. – bromea.
− Estuvo bien, tu hermano insistía en dejarme Al desnudo. – digo y frunce el ceño. – con sus preguntas.
− Oh, él a veces se pasa de intenso. – voltea los ojos. – avísame si debo golpearlo por ti.
− Lo tendré en cuenta. – digo riendo.
− Oye. – dice avergonzada. – ¿podríamos tomarnos una fotografía para i********:?
− Por supuesto. – digo sonriendo.
Tomo un par de fotos y casi de inmediato me llego la notificación en i********:, le doy me gusta, comento y empiezo a seguir a Cara. Me rio por su comentario. “No todos los días puedes almorzar con tu escritora favorita, había que enmarcarlo. Gracias por tanto @MargotStacy.” decidí responderle. “No todos los días tengo el agrado de almorzar con mi diseñadora de interiores favorita. Gracias a ti, Linda @CarAndrews01.” Quien por cierto, se reía estérica al leer el comentario.
Esto me recuerda que debo publicar la foto con Stefan, al hacerlo escribo de comentario “Chicos, ayer tuve una muy entretenida entrevista, ¿Qué les parece si ahora yo entrevisto a @StefanAndrews y lo dejamos “Al Desnudo”? Déjenme saber que opinan en los comentarios. Besos.”
A las 02:15 ya nos encontrábamos en la tienda de su madre, escogimos muchísimos muebles y adornos, incluyendo cuadros, jarrones y portarretratos. Me los enviaran mañana, Cara llevara a un equipo para la instalación de todos los muebles, incluyendo a los que compre ayer. A las 3:50 nos despedimos y me dirijo a casa.
¡Maldición! Olvide entregarle el boxin de obsequio, decido dirigirme al estudio de su hermano y entregárselo a Stefan. Cuando estoy subiendo en el ascensor estudio 48, mi teléfono recibe 2 notificaciones resaltantes de i********:. Ambas son comentarios de Stefan, el nerviosismo me invade al instante, muerdo mis labios.
El primero es sobre la foto que comparto con su hermana. Rio al leerlo, dice: “¡¿Pero qué demonios?! Hermanita, ha superado el mayor nivel de acoso.” El segundo es sobre la foto de nosotros que publique, escribió: “Interesante propuesta la de entrevistarme y dejarme Al desnudo, lo considerare muy seriamente.” Nerviosa, decido responder su comentario “Espero y lo consideres pronto. Estamos curiosos de saber tu respuesta” me muerdo el labio, el ascensor se abre en el piso 48 y me congelo al levantar la mirada y caminar a la puerta.
Allí esta él, Stefan Andrews, sonriendo con la mirada en su teléfono, frente al ascensor. Viste un Jean n***o ajustado, botas Timberland, franela blanca y chaqueta de cuero negra… ¡esta para comérselo! Lleva el cabello peinado hasta atrás. Sube la mirada y se asombra al verme allí.
− Señorita Stacy. – dice acercándose. Salgo del ascensor.
− Señor Andrews. – asiento elegante hacia él, desconozco la razón, pero una sonrisa nerviosa esta estampada en mis labios.
−¿Qué haces acá? – pregunta con curiosidad.
−Oh, realmente venía a verte. – digo. Stefan ladea una sonrisa y sube su ceja.
−Ah, ¿sí? Vaya. Qué bueno es saber que le interesa realmente eso de dejarme Al desnudo. – señala coqueto. Me sonrojo avergonzada de inmediato, él sonríe al notarlo.
−Que gracioso. – volteo los ojos. – realmente venía a entregarle esto. – digo pasándole el boxin forrado en papel n***o con mi firma en un marcador rojo carmesí. – Es el presente para Cara.
−¡Vaya! muchas gracias. – dice sorprendido. – Pero si almorzaron juntas, ¿por qué no se lo entregaste personalmente? – pregunta confuso.
−Honestamente, lo olvide. El estudio no me queda lejos de casa, así que he decidido traerlo. – subo los hombros para restarle importancia. Stefan asiente y se crea un silencio incómodo. – Bueno, un gusto verte. – sonrió despidiéndome y me dirijo al ascensor.
−¡Espera! – dice entrando en el ascensor.
Siento mi pulso acelerarse. Discretamente respiro profundo y marco el piso de estacionamiento.
− Quería… ¿estarás ocupada al salir de acá? – preguntan Stefan de la nada.
− No, iré a casa. – respondo sin voltear a mirarlo.
− ¿Te gustaría ir por un café? - pregunta sorprendiéndome, frunzo el ceño y trago grueso. –Tengo curiosidad de escuchar cómo es que mi insoportable hermana menor término almorzando contigo. – se justifica.
− Oh, pues… si, está bien ir por un café. – digo nerviosa.
− Bien, ¿Viniste en auto? – asiento sintiéndome nerviosa. – Si te parece bien, podemos ir en el tuyo. Hay un café muy bueno a un par de cuadras. – me indica.
− Perfecto. – sonrió, el ascensor se abre y salgo seguida de Stefan.
− ¿Cuál es tu auto? – pregunta mientras lo guio hasta este.
− Al frente, Lamborghini Gallardo blanco. – me observa frunciendo el ceño. – ¿Qué? ¿no parece el típico auto para una chica tierna como yo? – bromeo, mientras ambos subimos.
− No imagine que fuera de tu gusto… solo eso. – dice entrecerrando los ojos en mi dirección.
− No lo es. Me lo ha prestado mi padre. – confirmo sonriendo. – tengo una Ranger Rover, pero tuve un accidente hace un mes, estará en el taller por al menos una semana más. – hago pucheros y Stefan ríe.
− ¿En qué piensa tu papá, si después de tener un accidente en unas Ranger, te permite un Lamborghini? – se burla.
− No hagas que empiece a correr. – amenazo guiñándole el ojo.
− Ni Dios lo quiera. – dice haciéndonos reír.
Stefan nos dirige hasta la cafetería llamada Dyan&Lucy’s Cofee. Entramos y observo el lugar, es muy amplio y agradable. Tiene un estilo vintage sin dejar de ser elegante. Varias estanterías repletas de libros se encuentran en el lugar. Las mesas de madera y acero se encuentran esparcidas estratégicamente por la estancia. Hay algunos pufs de cuero junto a pequeños mostradores. La música instrumental llena el lugar. Se respira tranquilidad y armonía acá. Stefan nos guía a una de las mesas para dos y tomamos asiento.
−Este lugar me fascina. – digo observando cada pequeño detalle.
−Suelo venir acá, me resulta muy agradable. – dice Stefan.
−Buenas tardes, bienvenidos. – dice una joven acercándose. – mi nombre el Brenda y los atenderé esta tarde. – nos entrega un menú.
Lo reviso atentamente, tiene diferentes fotografías de muchos de los postres.
− ¿Desea lo de siempre, Señor Andrews? – pregunta la joven a Stefan, sin duda frecuenta el lugar.
− Si, Brenda. Por favor. – le sonríe.
− ¿Para la señorita? – pregunta mirándome.
− Por favor un Waflle con helado de vainilla, frutillas y chocolate. – le pido sonriendo.
− ¿Deseara algo de tomar? – pregunta tomando nota.
− Un café n***o, sin azúcar, por favor… ya sabes, la dieta. – digo bromeando, la chica se retira riendo mientras Stefan explota en una carcajada.
− Creí que serias de esas que pide ensalada. – dice riendo.
− A veces lo soy. Me mude hace casi dos semanas y desde entonces la pizza, el sushi y la comida china se han vuelto mis mejores amigos. – le comparto.
− Quién lo diría ¿Cómo es que mantienes ese abdomen? – pregunta y alzo la ceja.
− Vaya, parece que alguien ha hecho su trabajo… y además me ha stalqueado en i********:. – bromeo sorprendida.
− Parte del trabajo, querida. – ríe. – quizá seas tú la que me stalque cuando me entreviste. – dice y empiezo a reír.
− Tal parece, Stefan, que te entusiasma la idea de que te deje Al desnudo. – digo coqueta y él ladea una sonrisa.
− Créeme, Margot. Nada me gustaría más. – dice sensual.
Me sonrojo a más no poder. ¡Oh, Benditas mis bragas! Este chico va a acabar conmigo, noto que inconscientemente me mordí el labio inferior y bajé la mirada. Dejan nuestros postres y bebidas en la mesa.
−Joder. – exclamo al ver nuestra mesa, tomo el teléfono. – Esto meceré una fotografía. Se ve delicioso.
−Espera al probarlos. – me motiva Stefan. Él pidió un Brownie de dos capas en forma de corazón, relleno de fresas y crema.
Tomo los cubiertos y pruebo mi Waflle, un gemido se escapa de mí al sentir su sabor. Stefan sonríe.
− Creo que este será mi nuevo lugar favorito. – declaro sonriendo mientras continúo comiendo. – esta extraordinario.
− Todo acá es buenísimo. – sonríe. – sigo sin saber cómo es que mi hermana almorzó contigo ayer.
Le resumo la historia mientras devoramos nuestra merienda, Stefan ríe por lo “desvergonzada” que según él es su hermana.
− Pero fue perfecto. – concluyo la historia. – Necesitaba urgentemente a un diseñador de interiores. No tengo mucho tiempo o energía para invertir en algo más que no sea escribir… y con esto de las fechas de entrega. – digo. Joder se me ha escapado eso último, Stefan lo nota.
− Fecha límite… ¿para una trilogía erótica, quizá? – alza su ceja. ¡Maldición!
− Olvide que conversaba con un periodista. – digo volteando los ojos. – escribo en mi página web. Publico novelas cortas, capítulo por capítulo. Estoy trabajando en una y crearme fechas límites es parte de mi proceso. – le explico y si, miento un poco.
− Entiendo. – dice pensando y mira su reloj. – ¿sabes? Ya salí del trabajo, así que lo de periodista lo dejamos para horario laboral, ¿te parece? – propone dedicándome una sonrisa sincera.
− Lo agradezco. – digo sincera.
Un agradable silencio se instala en nuestra mesa hasta que Stefan aclara un par de veces su garganta y su gesto me hace observarlo.
− Leí “Bajo tus Sabanas” – dice y casi me atraganto con el café.