— ¿Acaso estoy alucinando y creí haber visto a Giuseppe Ferro?. — El gesto de asombro de su tía le pareció exagerado, más ella que estaba acostumbrada a la vida glamurosa y vivir codeándose con grandes empresarios de todo el mundo. — El mismo era, el señor resultó ser el patriarca de los Ferro, la vida es un pañuelo, vive sorprendiendonos. —Ahora siento pesar, fui algo arisca con el don, no le mostré lo encantadora que puedo llegar a ser.— ¿Qué avispa le había picado que de repente se arrepintió de su conducta desagradable con el adorable nono?. — Ya no hay marcha atrás, lástima que la primera impresión es la que cuenta tía, ahora vamos por las bolsas, deseo ver a mis padres. Se pusieron en acción, luego de entrar la tonelada de vegetales en el baúl del auto, arrancó, estaba a menos d