A pesar de que mis nervios estaban al límite, no podía dormir. Todo el tiempo repasando en mi cabeza lo que pasó. Me encontró. ¿Pero para qué? ¿Por qué un año y medio después decidió aparecer en la puerta de mi casa y me pidió que volviera? ¿Por qué ahora necesita mi presencia a su lado? ¿Por qué dijo que no estuvo con ninguna mujer? Yo misma vi su foto con Emma. ¿Mintió? Y me dejé llevar... Porque era fácil, le quería y... me faltaban sus caricias, por más estúpido que suene. Con un toque, Herman era capaz de despertar en mí un frío maligno y un deseo caliente, dos sentimientos aparentemente incompatibles en mí, volviéndome loca. No era amor... Era algo totalmente diferente. Algo que ambos teníamos que entender, porque, incluso después de tanto tiempo, esta sensación de pertenecer a é