El desayuno en el rancho El Lucero con los esposos Soler termino en buenos términos y llegaron a muchos acuerdos. —Entonces— siguió Antonio cuando se disponían a terminar aquella conversación — este mismo fin de semana va para allá el guardaespaldas que va a vigilar la casa y proteger a tu esposa. Mercedes miro a Jairo. — ¿Van a vigilarme?— pregunto malinterpretando la conversación y se sintió algo incómoda— ¡Yo no soy una ladrona!— protesto algo molesta mirando a Jairo— piensa ¿Qué te voy a robar cuando estés en España? Jairo se puso rojo de la furia. ¿Cómo podía ella pensar en algo como eso? — ¡No!— dijo Jairo – la vigilancia es para protegerte de Magaly o de Tabora, que quieran hacerte algo en mi ausencia. Imelda tomó la mano de la joven para confortarla. Se veía mu