NUEVAS SENSACIONES

1676 Words
NARRA CLARA —Déjalos dormir, tu hija habló con Liam y rompieron. Ella solo necesitaba de la compañía de Ángel en ese momento. — escuchó que le susurraba a mi madre a alguien. —Si, pero es que míralos. No me gusta eso Lorena. — abro mis ojos cuando escucho que se trata de mi papá. —Mira ya la asustaste. — le dice ella golpeándolo. Él se acerca a mi algo asustado al ver mis ojos. —Ay, mi princesa. Me encantaría poder haberte evitado que te rompieran el corazón. El idiota ese no vale la pena cariño. Es el hijo de mi primo, pero ya algo me presentía yo. Que algo como esto iba a pasar y mira que no me equivoque. — dice él tocando mi mejilla. Ángel quien aún sigue dormido inconscientemente me abraza a la misma vez que se pone de lado y me mira a mí y a mi padre y este literalmente se cayó de la cama al ver la cara de muerte que le daba. —Lo siento, yo... me quede dormido. — dice todo atragantado y rojo, mi madre y yo nos vemos aguantando la risa. Ángel es tan tierno, no tiene ningún tipo de malicia en él. Mi padre al ver su cara de espanto se carcajea y se para para ir a su lado. —Tranquilo, Lorena me explico. Debo de aceptar que me pone celoso ver a mi hija de esta manera con alguien, pero creo que es parte de crecer, no me molesta porque se que entre ustedes solo hay un bonita y sana amistad ¿no es así? — nos pregunta a ambos pues su mirada va primero hacia mí y después hacia Ángel. —Así es papá, pero no asustes más a Ángel. Yo le pedí que se quedara conmigo, no quería quedarme sola. — le explico para que tampoco se haga ideas que no son correctas en su mente. Mi padre puede ser un rottweiler cuando quiere, pero por dentro es un dulce y cariñoso corgi. Él asiente más tranquilo y se va de mi habitación tomando la cintura de mi madre. Nos volvimos a quedar solos y esta vez me mira como un perrito regañado metiendo sus manos en los bolsillos traseros de su pantalón. —Ven — le pido que se siente a mi lado. Él lentamente y viendo hacia la puerta lo hace. —Tranquilo el rottweiler ya se fue. — le digo y él se ríe a la misma vez que niega. —¿Estas consciente que casi me despelleja vivo verdad? — me pregunta y esta vez soy yo la que río. —Soy consciente, pero no te preocupes, como dice el dicho, perro que ladra no muerde. — le digo él respira más tranquilo, toma mi mano, y deja un beso sobre ella. Yo recuesto mi cabeza en su hombro. —No puedo ofrecerte más que esto en este momento Ángel, no en este momento. — le digo y él rodea mi hombro con su brazo. —Esto es más que suficiente para mí, tenerte cerca, estar cerca de ti cuando me necesites, te repito, no te sientas obligada a aceptar mi amor. Primero debes sanar tu corazón antes de volver a ofrecerlo. — me quedo viéndolo un momento ¿Cómo no pude ver todo esto en Ángel antes? Él siempre me ha hablado con respeto, cuidado, ha estado para mí siempre sin importar las circunstancias, no podrá ser musculoso, pero es guapo, alto, delgado, extraordinariamente inteligente, dulce, sensible, comprensivo... “Se te olvida que está jodidamente bien dotado. Porque ese ardor entre tus piernas no es por una varita como la de sus primos. Eso debía ser algo colosal.” me grita mi conciencia. Aclaro mi garganta apaciguando un poco ese pensamiento. —¿Estas bien? Te pusiste un poco ruborizada. — comenta él y lo que quiero es que me trague la tierra. No podría solo explicarle. —No es nada, solo me preguntaba si me podrías ayudar a enviar algunas solicitudes a universidades. — le digo y él me mira con un poco de tristeza. —¿Te irás? — me pregunta sin verme. Suspiro pues no, no deseo hacerlo, pero quiero tener esa opción en caso de que la situación se torne insoportable. —Solo quiero saber cuáles podrían ser mis oportunidades si deseo hacerlo. — le digo y él asiente. Me señala hasta dónde está mi computador y camina hasta quedar frente a esta. Comienza a hacer un poco de investigación y me da varias opciones. Me pide mis notas y toda mi información, la cual ya tengo entre los archivos de mi computadora. Introduce varias solicitudes y ahora es cuestión de esperar. Ángel se queda a cenar hasta que se fue después de esta, durante la cena le comenté a mi papa lo que le había mandado a decir su tía y como si se tratara de un resorte se levantó rápidamente y se fue a llamarla. Dejando a mi madre sorprendida por la manera tan rápida en la que fue cambiada, por una de las mujeres de su esposo. Ángel y yo nos despedimos en la puerta con un abrazo y un beso que dejó él en mi frente. Cuando entre comenzaba lo bueno, el interrogatorio, y ya había tomado una decisión así que voy a seguirla, no hablaré de lo sucedido con nadie, no lo haré por Ian o Liam, lo hacía por mí y por lo que mi familia podía llegar a pensar de mí. Tengo la sospecha que mi madre escuchó todo lo que se habló con Ian, y es por eso que me hace señas para ir a la habitación. Llegó y aunque está y ella pone sus manos en su cadera. —¿Que pasa entre Ángel y tú? y no quiero secretos estoy muy segura de lo que escuche. — me dice, suspire un poco porque pensaba que había escuchado la parte de Ian y Liam y tal parece que no fue así. —Nada, mamá. Solo es un amigo. — le digo y ella niega. —No soy tonta, sé lo que escuche, pero está bien dejar que se engañen ustedes solos. Solo te puedo decir que él es una persona muy dulce y sensible. No vayas a lastimarlo, porque es más probable que lo hagas tu a que lo haga el. — me dice yo asentí levemente. —Ese momento de verlos dormidos así de juntos me recordó que cuando solo eran unos bebés a ti te gustaba mucho jugar con ángel, yo le comenté a Cecilia, que ustedes harían una muy bonita pareja cuando estuvieran grandes, puede que no esté tan lejos de suceder ¿no crees? — me dice y esta vez soy yo la que niega ante sus palabras. Los días fueron pasando, Ángel y yo salíamos muy seguido, al cenar, al cine, a caminar, como amigos, nunca volvió a ver una caricia incómoda entre nosotros. Alana se nos unía la mayor parte del tiempo, pero cuando no, disfrutaba de las pláticas que teníamos sobre todo un poco. Por un momento me olvidé de lo mal que la había pasado las últimas semanas y me dejé llevar por todas las nuevas sensaciones que Ángel empezaba a despertar en mí. Hoy era el cumpleaños de los cuatrillizos y por estar internos en la universidad, mis padres decidieron viajar hasta allá para sorprenderlos. Ángel me había invitado a ir a ver una exposición de arte que solo iba a estar disponible hoy y ellos entendieron. —Creo que ya es hora de irme. Pues ya te dejé en tu casa sana y salva. — Luego escucho una lechuza y me da algo de temor quedarme sola hoy en casa. Luego recuerdo que no es la primera vez que me quedo sola en casa y se me pasa. —Se me olvidaba que estabas sola hoy. Si quiero te ayudo a asegurarme que todo esté bien cerrado. — se ofrece el como siempre. Yo asentí y va puerta por puerta ventana por ventana poniendo seguro en la planta baja. —Bueno, cualquier cosa extraña, hazle saber al de seguridad. — me dice, yo asentí, levemente. —Si está bien. — digo un poco dudosa. —Estarás bien, me gustaría acompañarte, pero no creo que sea lo correcto, no deseo tener problemas con Fernando. — confiesa, suspiré y sonreí. Antes de acercarme a despedirme el rodeó mi cuerpo en sus brazos y nos quedamos viendo por un momento. Hasta que su mirada en mis labios, sabía que quería besarlos, en mi caso yo también lo quería, quería saber que es lo que sentía por Ángel, quería más de él, pero un paso a la vez. Tomo su rostro entre mis manos y lo atraigo hasta mi. Aceptando su invitación y no lo duda ni dos segundos nuestros labios se conectan y siento como si el mundo entero se detuviera. Las intensas mariposas en mi estómago comienzan a revolotear. Esto es algo que nunca había sentido y me da algo de miedo. ¿Entonces que sentí por Liam? Ángel me besaba despacio, succionaba con delicadeza uno a uno mis labios. Nos separamos y nos quedamos viendo por un momento, nos reímos y lo abrazo de nuevo, esta seguridad que solo encuentro en sus brazos es abrumadora. —Por favor, no te vayas. Quédate. — le pido y el parece dudarlo, pero asiente. Caminamos hasta mi habitación y así cómo hace 3 semanas, yo me recosté sobre su hombro y sin que pudiera notarlo u evitarlo, me había quedado dormida en su pecho. La mañana llego y Ángel se fue después de desayunar, tenía que ir a cambiarse dejándome sola en casa prometiendo volver para hacerme compañía. Termino de lavar los platos utilizados y tapan mis ojos por la espalda, me doy vuelta pensando en que se trataba de Ángel y no era el. La mirada fría y penetrante que me estaba viendo en ese momento le pertenecía a.. —Liam —
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