NARRA ÁNGEL
Debo aceptar que me hirvió la sangre ver el auto de Liam frente a la casa de mi diosa. Sentí muchos celos cuando me enteré de que fue por esta razón que se vino en vez de seguir descansando. Le pedí que me permitiera acompañarla y para mi suerte ella aceptó. Entramos a la casa y de inmediato el idiota la saluda como si nada, más cuando abre sus brazos para acercarse a ella no me pude controlar y me le fui encima con un golpe certero en su mandíbula, a la misma vez que recordé lo que estos canallas han estado haciendo con mi diosa. El recuerdo de cuando éramos niños y nos llevaron a Costa Azul de vacaciones y una medusa había picado a Liam en el hombro dejándole una pequeña cicatriz vino a mi mente. Lo tome de su camisa y busque esa cicatriz en su hombro y no la encontré lo que significa que esté frente a nosotros no era Liam si no Ian.
—¿Siguen burlándose de mí? — le pregunta mi diosa, viendo que su madre no estuviera cerca.
—No Clara, déjame explicarte. — le dice queriéndose acercar a Clara y esta vez me vuelvo a poner entre ellos.
—No necesitas estar cerca de ella para darte a explicar, IAN. — le digo acentuando su nombre.
—No es contigo que tengo que hablar es con Clara, así que mejor vete a tu casa con tus libros y cosas. Déjame hablar a solas con Clara. — me dice y siento la mano de mi diosa en mi brazo. Respire profundo pues siento que me pedirá que me vaya y eso si que me dolerá.
—Ángel se quedará conmigo y si no te gusta puedes irte por donde viniste. Ayer escuché la extensa conversación que tenías con tu hermano. Así que te puedes ahorrar muchos puntos, solo quiero escuchar los detalles. Quiero saber porque hicieron eso y en que se basaba la apuesta. — le dice mi diosa y mi pecho se hinchó por un momento. Al escuchar sus palabras. La mirada de Ian va hasta el suelo claramente está avergonzado. Pues su oscuro secreto ya salió a la luz.
—La verdad es que no tengo cara ni manera para hacer esto, pero esta es la verdad. Liam y tú empezaron una relación, pero meses dentro de esa relación Liam se metió en una serie de apuestas con unos compañeros de la universidad y él aceptó. La apuesta para nosotros fue la más cruel, era que él y yo compartiéramos una chica en todos los sentidos sin ser identificados. Entre nosotros hay diferencias, pero son mínimas y por más que le insistí a Liam le dije que no fueras tú, no me hizo caso él creyó que sería más divertido hacerlo contigo. Salimos muchas veces y nos besamos muchas veces Clara más no me atreví a tocarte. Me negué a hacerlo por todo este tiempo hasta hace dos días. — dice guardando silencio, mirando directamente a los ojos a Clara. Mi diosa comienza a temblar es por eso por lo que tomo su mano y ella me abraza, comienza a llorar. Le doy una mirada de muerte a Ian el cual no se enmudece ante mí, pero si puedo ver que lo afecta verla así. Clara se despega de mí y vuelve a verlo.
—¿Fue por eso que vendaste mis ojos? ¿Fue por eso por lo que fuiste delicado? Algo que jamás había sido Liam, ni siquiera en nuestra primera vez lo fue. Ahora entiendo muchas cosas, como pude ser tan estúpida. ¿Que ganaron? ¿Como confirmaban su apuesta? — le pregunta ya con rabia, porque apretaba fuertemente sus puños.
—50,000 euros, si llevábamos un video y fotos que tomó Liam, porque él también estaba con nosotros ese día. — dice casi susurrando eso último y antes que pudiera creer, asimilar, procesar, decir o hacer algo ante esa confesión. Clara se había ido encima de él. Le dio varias cachetadas y golpes en el pecho.
—¡Son unos desgraciados…! ¿Cómo pudieron hacerme eso? ¡Lárgate de mi casa Ian! ¡No quiero volver a verlos! Dile a tu hermano que es la peor escoria que habita el planeta. ¡¡LÁRGATE!! — le dice empujándolo hacia la puerta.
—De verdad, lo siento Clara. — le dice, pero ella no dice nada. Solo lo empuja fuera de su casa y le cierra la puerta casi en la nariz. Ella se desliza por la puerta y trae sus piernas a su pecho para abrazarlas. Su llanto me parte el corazón en mil pedazos. Ella no se merecía que jugaran con ella de esa manera. Me indigna decir que esos dos son mi familia. Mis tíos no son malas personas, pero sí fueron muy consentidores y complacientes, puede que ese haya sido su mayor error como padres. Me acerco lentamente a ella y esquiva mi toque.
—No me toques por favor, no merezco que me toques. Perdóname por lo que te hice, creo que el destino se adelantó para hacerme pagar lo que te hice a ti. Vete Ángel, no merezco tus buenos tratos después de esto. Me siento una mujerzuela, una cualquiera. Me siento sucia por haber sido tocada por ellos de esa manera y un día antes de... — ella solloza dejando esto último sin terminar, se a lo que se refiere y me duele que se sienta así.
—Tu no eres nada de eso Clara, no digas eso de ti misma. Ellos se burlaron de ti, te mintieron, no fuiste tú quien quiso hacerlo. Sobre lo nuestro, yo tampoco evité que pasara Clara, de lo que sucedió, ambos llevamos una responsabilidad por igual. Yo no me siento mal por lo que pasó, si me lo preguntas. No me arrepiento de eso, me sentí muy mal que pensaras que me había aprovechado de ti, que ya no quisieras ser mi amiga, ese era el mayor miedo que dominaba mi corazón y mi mente, no el hecho de haber estado contigo. Yo te amo Clara Castellana, te amo desde que éramos unos niños. No pido que correspondas a mi amor, ni te sientas obligada a hacerlo. Se que en este momento lo menos que quieres es estar en este dilema. Solo quiero decirte que siempre estaré para ti, sin importar nada. Todos estos años el solo hecho de tener tu amistad ha sido un privilegio para mí y si así quieres que siga así será. — Le digo intentando acercarme de nuevo a ella y esta vez no esquiva mi toque. Me mira con sus ojos verdes los cuales están rojos e hinchados y aún siguen siendo los más hermosos para mí. Se que no debe de sentirse bien, antes sus pensamientos eran solo suposiciones por lo que escucho, pero ahora ella tenía la certeza y los detalles de cómo había sido esa vil burla de parte de mis primos. La tomo en mis brazos para levantarla del suelo y me encuentro a su madre quien está limpiándose un par de lágrimas de sus mejillas está frente a nosotros.
—Gracias Ángel, llévala a su habitación. Por favor. — me pide, yo asentí. Camine escaleras arriba con ella llorando pegada a mi pecho. Su madre me abre la puerta y entra antes que nosotros. Yo recuesto a Clara sobre su cama y cuando estoy por retirarme.
—Quédate conmigo. — escucho decir a Clara pedirme, tomando mi mano para detenerme. Miro un poco apenado a su madre y ella asiente apretando sus labios y sale de la habitación dejándonos solos.
—Ven aquí conmigo. — golpea a un lado de su cama y no puedo evitar sentirme un poco ansioso.
—No creo que sea correcto, puedo traer esa silla aquí y quedarme a un lado de tu cama. — le digo pues no quiero que piense otra cosa, ni ella ni su madre.
—Quiero y necesito que me abraces, por favor. — me pide y como negarme ante su pedido, respiro profundo y me acerco al otro lado de su cama, me siento y luego me recuesto, ella se acerca a mí y pone su cabeza entre mi pecho y mi hombro yo rodeo su pequeño cuerpo con mis brazos y de un momento a otro la siento llorar de nuevo, no dije nada porque sabía que ella necesitaba liberar un poco de sus sentimientos. Por otro lado, yo me moría internamente por verla y sentirla sufrir de esta manera, pero disfrutaba de esta cercanía entre ella y yo. Acaricie su cabello y su brazo mientras intentaba hacer que se calmara, después de unos minutos su respiración era más delicada, entre suspiros. Lo que me indica que estaba dormida.
—Espero algún día puedas amarme como yo lo hago. — digo susurrando antes de darle un beso en su frente y cerrar los ojos para dormir inhalando el delicioso aroma a frutas de su cabello.