NARRA ÁNGEL
—Es mejor que la dejes de mirar. Ella nunca será para ti, porque siempre te mirará como su mejor amigo, su primo y no como un hombre. Es mejor que te bajes de esa nube antes que termines estrellado en el pavimento y no quede ni una partícula de ti, hermano. Ella ama a Liam, no quiero ser malo o cruel al decírtelo, solo quiero que seas realista. — escucho que me dice Aitor al notar cómo miro a Clara bailar con Liam en la fiesta de cumpleaños número 19 de mi hermana Alana.
—Siempre la he querido y ahora verla muy emocionada con Liam, no deja de causarme algo de dolor. Igual tienes razón, ¿Quién se fijaría en tabla, palanca, fideo, cuatro ojos, nerd, e idiota de Ángel? — le digo eso último dándome la vuelta. La verdad que no quiero victimizarme, pero mi vida no ha sido la mejor a diferencia de mis hermanos. Desde muy pequeño me gustaba interesarme por los animales, la tecnología, las teorías del universo etc. Sin mencionar que a los 8 años armé mi primer robot utilizando cosas que encontré en mi casa. Todos siempre me miraban como el raro, pues no socializaba como los demás y cuando lo hacía, todos se reían de mí pues muchas veces no podía controlar lo que hablaba y siempre terminaba hablando de cosas sin sentido para ellos, pero con mucho sentido para mí. Cuando llegó la pubertad fue lo más difícil, escuchaba como todos hablaban sobre andar besando a las niñas, los mejores autos y andar en fiestas a las cuales no me invitaban y cuando lo hacían sabía que era para usarme como su puerquito. Tampoco fui fan de practicar algún deporte y tuve amigos si, los que éramos invisibles ante todos, los nerds o las personas que utilizaban los populares para pasar el grado. Mi madre siempre me decía que ser diferente te hace único, pero en mi caso ese ser diferente me vuelve un tonto un chiste ante todos los hombres de mi entorno.
Me causa una gracia cuando veo mis fotos de bebé, yo siempre fui el más robusto de mis hermanos, hoy casi 21 años después soy igual de alto que mis hermanos, pero el más delgado de todos, sin importar que tantos carbohidratos y grasas consuma sigo siendo súper delgado como una tabla. Sin mencionar lo atractivo que son todos en la familia y aunque tenga los ojos verdes de mi padre y el cabello castaño claro casi rubio de mi madre. Yo no cuento con esa aura de Dios que hasta mis hermanas heredaron. En conclusión, o en pocas palabras soy el patito feo de la familia.
—¿Estas bien, cariño? — me pregunta mi madre, ella siempre está pendiente de todos de igual manera.
—Si, solo son cosas que no podemos cambiar mami. Estaré en mi habitación por si me necesitan. — le digo dándole un beso en su frente para luego caminar hacia adentro de la casa, rumbo a mi habitación. Mi santuario, mi refugio en el único lugar donde me siento a gusto estar. Estaba leyendo una de tantas propuestas de universidades que recibo. Mi tía Luz ha sido mi mentora y a la misma vez me ha ayudado a cómo balancear la vida cotidiana con nuestro don y capacidad. Ella me aconsejó que debía explotar mi potencial al máximo. La universidad local tiene un muy buen programa de física, pero no tan completo como el que podría encontrar en una universidad del extranjero fue por esa razón, que envié solicitudes a Harvard University, Stanford University y Princeton University. Para mi suerte fui aceptado en todas, pero tenía hasta 12 meses para dar una respuesta o tendría que volver a aplicar. Alguien tocó a mi puerta y me puse de pie para abrirla y ahí estaba ella, con su enorme sonrisa viéndome como siempre lo hacía. Ella es la única que no me ve con lástima, o burla. Ahí estaba la mujer más bella que mis ojos han visto.
—¿Porque te viniste a esconder, Ángel? — me pregunta con sus manos sobre su cintura, viéndome con reprobación. Yo negué y podía sentir mis mejillas quemarme. Me di la vuelta para disimular y entré a enseñarle lo que hacía.
—¡Guau! Que honor conocer a una persona tan inteligente como tú. Sabes que eres mi mejor amigo y no me gusta que te alejes y te encierres de esta manera. Ven vamos a disfrutar de la fiesta aparte que ya le cortarán el pastel a tu hermana y vendrá hacerte la cuarta guerra mundial si no estás ahí. — yo asentí, guarde los documentos de nuevo en la gaveta del escritorio y esa frase de que soy su mejor amigo junto con lo que ella jamás me mirará de otra manera, más que como su amigo me doblegó, dude por un momento en acompañarla, pero cuando ella miró que estaba por dudarlo. Tomó mi mano y sentí hasta mariposas en el estómago. Es imposible no reaccionar de esa manera ante el toque de la persona que has amado en silencio desde que tienes uso de razón. Ella me arrastró fuera de la habitación sin soltar mi mano, hasta que llegamos donde estaban todos reuniéndose para cantarle a la escandalosa de mi hermana, que parece más como si fuéramos cuatrillizos, pues solo nos separa en edad un año y medio. Las mañanitas comienzan a tocar en los parlantes y todos cantamos al sol de la familia y no hablo de Solange, si no de Alana. Ella tiene esa manía de hacernos reír a todos hasta en el peor momento.
Cuando ya la fiesta está acabando, Alana le pide a Clara quedarse a dormir para que puedan amanecer viendo películas y demás. Ella para nada se niega, más bien se emociona junto con ella. La fiesta terminó, ayudé a recoger un par de cosas del patio y cuando estaba por volver a mi habitación. Los miré a ellos en la puerta principal dándose un beso y no solo eso, vi como Liam le apretaba descaradamente uno de sus glúteos. Baje mi cabeza de inmediato quitando la vista de esa escena que no hizo más que lastimarme. Llegué a mi habitación y me di un baño. Estaba poniéndome el pantalón de mi pijama, el cual uso sin calzoncillo, cuando alguien abrió la puerta sin tocar. Era Clara quien se tapa los ojos al ver mi desnudez y yo de los nervios, no metí bien mi pie en el pantalón y me enredé con este, haciendo que casi cayera al suelo, después de perder el equilibrio.
—¡Oh, por Dios! — la escuché decir cuando se dio la vuelta. Me pongo el pantalón y una camiseta.
—Ya... termine. — le dije y ella suspiro y se dio la vuelta. Pude ver lo roja que se puso su cara, me imagino que yo debo estar igual que ella creo que la única en verme desnudó ya adulto creo que ha sido mi madre, también entro de la misma manera que lo ha hecho ella.
—Lo siento, no sabía que te estabas cambiando. Tu hermana me ha mandado a decirte, bueno a exigirte que mires las películas con nosotras. — me dice viéndome con algo de pena.
—No te preocupes, no has sido la primera en verme desnudó. La primera fue mi madre. — dije para aliviar el ambiente pues la miré muy apenada por haberme visto así. De la impresión ella abre los ojos a más no poder.
—¿Ángel, nunca has estado con una mujer? Digo, nunca hemos hablado sobre el tema y sé que pasas la mayor parte del tiempo aquí en tu habitación con tus estudios, pero no me creo que alguien tan guapo como tú nunca haya estado con alguien. — “Eres un idiota Ángel” me grito a mí mismo. ¿Ahora qué estará pensando de mí? ¿Eso deja una buena o mala impresión de mí? Ay, no. Que idiota soy. Mejor me hubiera quedado con mi boca cerrada.” Seguí gritándome internamente. Un momento me dijo: ¿Guapo?
—Pues no, de hecho, eres la primera que me ha dicho guapo en toda mi vida. — le digo con algo de vergüenza y ella sigue con su carita super sorprendida.
—¿Ni un beso? — Vuelve a interrogar, con la ceja alzada. Yo niego ante su pregunta.
—Nada, Clara. Soy completamente puro, quién querría estar con alguien como yo, cuando hay muchos con enormes músculos, más guapos y carismáticos que yo allá afuera. Las ahuyento solo con empezar a hablar de las cosas que me gustan. No conozco a alguien que disfrute de mis conversaciones y teorías. — le digo y ella me ve escandalizada.
—¿Yo soy nadie? — me dice y nuevamente me vuelvo a dar un golpe mental al recordar que ella es la única que alguna vez se ha interesado en conocer un poco más de mí y mis platicas de la teoría cuántica. Nuevamente, negué.
—Lo siento. — dije un poco apenada.
—Esta bien, te perdono. Por eso te sentaras en medio de nosotras aguantando nuestros comentarios, gritos y demás causados por la película. — me dice apuntándome con un dedo y su ceja alzada. Yo no podía negarme ante esa petición y así fue hasta la mitad de la segunda película cuando ambas estaban dormidas en mis hombros. Estaba muy acostumbrado de parte de Alana, yo era el único que iba de un lado para otro con ella y ver películas era algo de lo más normal. Pero jamás de clara y estaba más tenso que una estatua. Sin poder evitarlo pegue mi mejilla en su cabeza e inhale su aroma. eso me hizo sentir como un psicópata por un momento. Mi padre llega hasta la habitación para ver que estuviéramos bien. Cuando me vio rodeado de ella fue a mi rescate.
—Por fin cayeron. Ayúdame a llevar a Clara y yo llevaré a tu hermana ambas que duerman en la habitación de aquí abajo. — yo asentí y seguí sus instrucciones tome a Clara en mis brazos, ella apoyó su cabeza en mi pecho el cual martillaba como loco ante esta acción y camine detrás de mi padre. El acomodo con cuidado a mi hermana y yo hice lo mismo con Clara a su lado. Mi padre le da un beso a mi hermana en la frente. Después de cubrirlas a ambas con una cobija. Caminamos fuera de la habitación y antes que pudiera dar un paso hacia mi habitación él agarró mi brazo.
—Dile lo que sientes por ella. — yo negué, se a lo que se refería también pienso que miro oler su cabello.
—Ella ama a Liam, papá. Para ella siempre seré su amigo, de hecho, me lo dijo hace un rato. Prefiero que sigamos como amigos a perder eso. Suficiente duele verla feliz con otro, no soportaría si no quisiera volver a hablarme o siquiera verme después de confesarle mis sentimientos. — le confieso y él golpea mi hombro.
—Ay mi pequeño, me gustaría que no estuvieras en esta situación, puedo notar la aflicción en tus ojos cuando la miras con Liam. Él es mi sobrino y lo amo, pero no veo que Liam ve a Clara con ojos de amor. Son más de lujuria o deseo, pero no amor. Pueda que si no es ahora en un futuro tengas la oportunidad de confesarle tu amor por ella. — me dice queriendo darle esperanzas a este amor imposible.
—Y aunque así sea papá. ¿Quién se fijaría en alguien como yo? — le digo y eso parece molestarlo, porque se me pone enfrente haciendo que lo vea a los ojos.
—Tu eres el hombre perfecto para cualquier mujer, hijo. Eres guapo, super mega extra inteligente, tienes inversiones millonarias que ni yo tenía a tu edad porque supiste invertir el dinero que se te dio desde pequeño. No tienes vicios, eres una persona de familia y no del mundo. El primero que debe ver todo eso eres tú. El físico no lo es todo, y este cambia constantemente si no mira a tu madre, ella se enamoró del yo musculoso, inteligente, sexy y mírame ahora sexy, pero canoso y con una pequeña barriga, la cual ella adora. Eres un diamante hijo, no te compares con plata o cobre. Porque no le llega ni a los talones a tu valor. Lucha por lo que quieres, nunca te desanimes. Sabes que cuentas conmigo para lo que necesites. Te amo, hijo. — me dice dándome un abrazo. Nos despedimos ahí y sus palabras quedaron clavadas en mi mente. ¿Sera que tengo una oportunidad con Clara? Fue la pregunta que me siguió por los siguientes tres meses hasta el día que se ofició la ceremonia por los 10 años del fallecimiento de mi bisabuelo Javier. La manera en cómo Clara salió llorando de la iglesia fue muy preocupante para mí. Quería correr a verla y preguntarle que paso, pero mi mamá me detuvo.
—Dale su espacio, cariño. Déjala que se vaya con sus padres. Lo que sea que haya pasado, no es un buen momento para preguntar. — me dice ella entrelazando nuestros brazos mientras la miraba subir al auto de Fernando.
—¿Qué le habrá pasado? Ella está bien durante la ceremonia. De hecho, volvió para buscar a Liam que se quedó con su mamá dentro de la iglesia. — dice Alana y pues ya sabemos que tuvo que ser algo referido a Liam lo que sea que haya pasado. Le marque varias veces a su teléfono y no contestó, Alana hizo lo mismo y seguimos sin saber que paso. Hasta que Alana llegó a mi habitación.
—Si quieres saber qué le pasó a Clara, debes estar listo porque la iremos a buscar para ir a un club nuevo de aquí cerca. Ya mis padres lo saben, les pedí permiso antes de que se fueran al aeropuerto. Obviamente sabes que sus condiciones son siempre que vayas tú junto con los guardias. — me dice y yo asentí, necesitaba saber qué le pasa a mi diosa. Dos o tres horas después las cuales se me hicieron eternas llegamos hasta su casa. Se miraba de lo más hermosa en ese vestido corto color rojo. Una vez en el auto y ante la insistencia de Alana. Ella no tuvo de otra más que contarnos qué fue lo que le pasó. Tuve que detener el auto, porque se me había olvidado hasta como respirar cuando ella con lágrimas en los ojos comenzó a contar qué fue lo que había escuchado, sentí unas ganas casi incontrolables de ir a matarlos. ¿Cómo pueden jugar con la integridad de las mujeres así? ¿Qué clase de basura son? Son unos malditos miserables.
Llegamos al club y era un lugar agradable, muy concurrido, buena música. En este caso Alana venía a verse con alguien ya que llegó hasta donde estábamos para saludarla y sacarla a bailar. Aparte de ser el chofer asignado, debo de admitir que no me gusta el alcohol, el sabor me es muy desagradable, pero por lo que veo hace muy bien cuando te despechas, porque Clara toma trago, tras trago como si fueran vasos de agua. Por más que trate de hacerla entender que ya no ella no hizo caso alguno. Ella se levanta para bailar, cosa que se que le ayudara para bajar un poco su embriaguez la veo hipnotizado al ver la manera en cómo se mueve, puedo notar que un hombre quiere acercarse a ella desde el otro lado del lugar. Así que antes que llegue hasta ella, yo me acerque rápidamente y rodee la cintura de Clara con mis manos. Ella se voltea y me mira sorprendida. Dice a dar un paso hacia mí, pero pierde el equilibrio con sus tacones y cae en mis brazos cerrando los ojos. Yo levanto la vista algo preocupado. Alana viene hasta nosotros preocupada y me pide llevarla al auto pidiéndome un rato más para seguir con el chico con el que estaba compartiendo. Yo la tomo en brazos al ver que Clara ha caído casi inconsciente de tanto alcohol en su cuerpo. Llegamos hasta el auto y uno de los guardias me ayuda a abrir la puerta yo la acomodo sentada en el asiento, cuando estoy colocándole encima una chamarra extra que tenía en el auto, me quedo de piedra cuando me mira a los ojos y siento sus brazos rodear mi cuello. Trato de alejarla levemente porque no quiero lastimarla, tampoco que haga algo de lo que seguramente se arrepentirá luego, pero ella en vez de alejarse, me beso. Me resistí porque esto no era correcto, mi corazón y mente comenzaron a debatir. ¡Es tu primer beso! ¡Y con la mujer que amas! pero igual sabía que no era correcto. Se lo hice saber cómo pude ya que no quería dejar mis labios. Si hubiera sido en otro momento, lugar y circunstancia hubiera disfrutado de este beso, pero no me hizo sentir bien todo lo contrario. Ella me insiste en querer seguir besando mis labios, con una fuerza que no se dé donde saco, se sube entre mis piernas. Mi corazón comenzó a agitarse, tomó sus caderas e intentó moverla de nuevo hasta su lugar, pero ella tocó mi m*****o con su mano y la verdad no me había percatado que estaba ya erecto. Me quedo quieto tratando de siquiera asimilar si esto verdaderamente está pasando, vuelvo a reaccionar cuando ella saca mi m*****o de mi pantalón y lo toca con su mano. Tomó sus manos para evitar que siga. Ella me miró a los ojos y me dijo que quería hacerlo, mi corazón nublo mi uso de razón, ¿Ella verdaderamente desea hacerlo conmigo? Me pregunto al verla tan segura de lo que estaba haciendo y decírmelo directamente a los ojos. Ella volvió a besarme y esta vez ya no me opuse mientras me besaba, ella se acomodo y tomó mi m*****o con su mano y lo ubico entre sus pliegues para luego descender rápidamente. Esa primera penetración me hizo gritar al sentir lo caliente y apretado que se siente su interior, toda esa sensación fue tan sublime y nueva para mí. Ella comenzó a moverse y yo me sentía morir, que estaba en el cielo, pero que me quemaba al estar en aquel lugar. Entre sus movimientos y caricias sentí que mi orgasmo comenzaba a llegar y los jadeos acelerados de ella y las contracciones en su interior creo que eso significaba. Sabía de sexo teóricamente mas nunca de cómo era en realidad.
—Espero que lo hayas disfrutado Liam, porque será la última vez que disfrutaras de mi cuerpo. — la escucho decir. Al segundo que se bajó de mí, sentí como si me hubieran clavado una daga directa al corazón. ¿Ella creyó que estaba teniendo sexo con Liam y no conmigo? Acomodo de nuevo mi pantalón y veo que se ha quedado dormida. Acomodo un poco su vestido y colocó la chamarra encima de su cuerpo. Salgo del auto y siento la mirada de los guardias encima de mí. Bajo mi mirada y me subo al lado del piloto y pongo el aire acondicionado del auto y salgo nuevamente de este.
—Cuídenla, por favor. — les digo y ellos asienten. Yo avergonzada y con el corazón hecho trizas entró de nuevo al club para vigilar a Alana, ella seguía bailando con el chico. Fui hasta la barra y pedí un trago de lo más fuerte que tuvieran y me pusieron un pequeño vaso enfrente. Lo agarre y lo tome de una vez, solo ese trago parecía quemar todo a su paso, más no se llevó el horrible dolor que siento en mi corazón. ¿Habrá sido karma por haber accedido a eso, cuando ella estaba bajo la influencia de alcohol? No cabe duda de que el amor te hace hacer cosas estúpidas y esta era una de ellas, no debí, ¡no debí! ¿Cómo la enfrentaría cuando me pregunte si pasó algo entre nosotros? ¿Lo recordará? Más, pero no menos importante ¿Pensara que yo me aproveche de ella? Fue tanto lo que me abrumó toda la situación que ahí viendo hacia la puerta del club, una lágrima rodó por mi mejilla. Mas otra realidad me golpeó y fue mucho más dura que las otras. Haber accedido a tener relaciones con ella, bajo el estado en el que estaba, me había vuelto uno más de ellos, un maldito que no tiene respeto por ella. Me siento un monstruo, un aprovechado, un idiota, un sucio con el corazón roto. No hay otro culpable más que yo. Había tenido mi primer beso y mi primera vez con la mujer que amaba, pero ¿a qué costo?