NARRA CLARA
—Bueno mi hermano, los dos años ya se cumplieron. Oficialmente la apuesta está cumplida. — escucho que dice Liam, me inclino para ver con quién está hablando.
—La verdad que nunca creí que lo hicieras. Creí que la querías. — dice Ian. Mi corazón comienza a bombear fuertemente en mi pecho y mis ojos a llenarse de lágrimas ¿De quién estarán hablando?
—Pues no, al menos de mi parte no. Me parece que tu quedaste algo cautivado con ella. No puedo negar que en la cama es buena, pero he estado con mejores. Agradece que te la compartí ya algo practicada. — concluye. Cubrí mi boca con ambas manos para no dejar que escucharan mi sollozo.
—Liam, esto no terminará bien. Debiste elegir a una desconocida y no a Clara. ¿Estás consciente de lo que pasará cuando nuestros padres se enteren? — le cuestiona Ian. Yo estoy perdiendo la fuerza de mi cuerpo, por esa razón me recuesto en la pared para terminar de escucharlos.
—Naaah, no me vengas con esas cosas Ian. Que bien que disfrutaste de ella también. Así que eso no te hace mejor que yo, hermano. De igual manera, en unos meses me iré a Londres, terminaré con ella y ahí quedará todo. Si tú no abres la boca, yo tampoco lo haré y jamás nadie sabrá nada al respecto. — dice y no puedo ni quiero seguir escuchándolos. Salí casi corriendo de la iglesia. Las primeras personas que mire fueron mi madre y mi padre hablando con mi tío Ezequiel. Corrí hasta ellos y abracé a mi madre.
—¿Que pasa hija? — me pregunta mientras abre sus brazos para recibirme. Yo me pego a su pecho y lloré amargamente.
—¿Que pasa Clara? Nos estás asustando. — pregunta mi padre. No puedo hablar y las únicas palabras que logro decir entre sollozos fueron.
—Solo era una apuesta mamá, sólo he sido una apuesta. — mi padre pone su mano sobre mi cabeza y acaricia mi cabello para ayudarme a calmarme.
—Cálmate princesa, vamos a casa y nos cuentas bien que es lo que sucede. Porque si es lo que estoy pensando, te juro que no me importará mancharme las manos de sangre. — dice ayudándonos a levantarnos del suelo. Porque habíamos caído de rodillas sobre este. Con la ayuda de mi mamá caminé hasta el auto, en el camino sentí varias personas viéndome, pero yo lo ignoré. No deseaba ver, ni hablar con nadie en este momento. Cuando entré al auto y vi por la ventana mi mirada se cruzó con las de Ian y Liam. No mire ninguna expresión en ninguno. Liam me ha destrozado en miles de pedazos ha jugado conmigo en todos los aspectos. Me siento sucia, humillada, traicionada ¿Como pudieron jugar conmigo de esta manera? ¿Tuve sexo con los dos? ¿Como pude ser tan estúpida? ¿Como pude ser tan ciega? ¿Porque me hicieron esto? No entiendo, todo el camino a casa trate de calmarme, no quería preocupar de más a mis padres, pero no podía controlarlo. Estaba herida y la herida no sólo era emocional si no también física. Habían utilizado mi cuerpo a sus anchas. ¿Desde hace cuánto lo hacían? Tenía tantas preguntas y la verdad que no quería saber las respuestas después de lo que escuché. Al llegar a la casa mi papá nos abrió la puerta a ambas. Yo tengo mucho que agradecerle a este hombre, a mi padre Fernando. Él no es mi padre de sangre, pero sí el hombre que me ha enseñado muchas cosas en especial en que el amor todo lo puede. El me ama y cuida desde que estaba en el vientre de mi madre y jamás me ha visto o hecho sentir de menos, aun cuando ellos tienen a sus propios hijos. Se que esa frase de que correrá sangre también es cierta y yo estoy en el dilema si contarles todo lo que está pasando. No quiero que esto pase a peor y traiga más problemas entre la familia. El no estuvo de acuerdo en que tuviera una relación con Liam, e igual ante mi insistencia, la permitió. ¿Como le digo que se ha burlado de mí? No solo eso. Que él junto a su hermano han tocado mi cuerpo. Siento repulsión de solo pensarlo. Que se han reído de mí y comparado con otras mujeres. “No puedo, no puedo decirle eso, los matará.” Me digo a mí misma.
—Hemos llegado mi niña. Habla por favor, que me estoy auto controlando muy bien para no irle a partir la cara a Liam. — comenta caminando de un lado para otro como si supiera algo de la situación.
—He escuchado que era una apuesta el que Liam tuviera una relación conmigo por dos años papá. — le digo porque es lo único que podría saber sobre la apuesta. El resto sería un secreto, no quiero crear problemas entre mi papá y sus primos. Liam es hijo del primo de Fernando. Ellos han crecido como hermanos y entre todos ellos tienen una relación muy bonita, la cual no deseo arruinar al contar esto tan terrible.
—Hijo de ... sabía que no era de fiar. Pueden ser los hijos de mi primo y los quiero como tales, pero soy hombre cariño, también tuve esa edad y sé lo que es disfrutar de dinero a manos llenas, salir por las noches. Gerardo les ha regalado esos autos y se creen Dioses o invencibles. Como me gustaría evitarte esta decepción mi niña. Tú no te mereces esto, arreglare esto en este instante. — dice tomando sus llaves.
—Fernando, no vas a ir a ningún lado. No ves que es lo que Clarita quiere evitar. — le dice mi mamá tomándole los brazos.
—Papá, déjalo así te lo pido. Duele, duele sentirme engañada y usada por él en estos dos años. Más tú me lo advertiste muchas veces y no quería creerte. Pensé que era amor de verdad y parece que no fue así. — No termino de hablar porque él me abraza y me da un beso en la cabeza.
—Me siento mal mi niña. No debí acceder ante tu insistencia, debí mantenerme firme para poder evitarte este dolor. — menciona con tristeza y yo negué.
—Has hecho un excelente trabajo en todo papá, pero esto es algo que debo aprender y superar yo sola. Tengo casi 21 años y no puedes tenerme toda la vida bajo tus alas. — confieso, él asiente y me abraza. Lloramos juntos en ese abrazo.
—Quiero pedirles algo, sé que es precipitado e inmaduro de mi parte, pero yo necesito alejarme de todo y de todos para sanar lo que siento aquí. ¿Podría irme a estudiar en el extranjero? — preguntó, limpiándo las lágrimas silenciosas que no han dejado de salir de mis ojos. Se que es una petición derivada por el dolor, la decepción que siento y a su vez infantil por no querer enfrentarme a lo que sucede. Ellos se ven entre sí. Mi madre asiente y mi papá deja salir un sonoro suspiro.
—Solo queremos que estés bien hija, si irte a estudiar en otro lado, te hace sentir mejor, yo no estoy en contra de ello. Aunque me duela en el corazón verte partir igual que tus hermanos. Ustedes ya son adultos y eventualmente este momento tendría que llegar. — me dice mi padre emocionado. Yo lo abrazo y también a mi madre. Agradezco enormemente haber crecido rodeada de amor. Aunque tal vez eso pudo haber jugado en mi contra. Creí que Liam era mi verdadero amor y la verdad que no se merece, pero ni mi odio porque eso es un sentimiento que tampoco se merece. Ian es igual o peor que su hermano. No los quería cerca de mí nunca más. Después de discutir sobre las opciones a las que podría enviar una solicitud a lo que afortunadamente estaba a tiempo, pues no habían empezado las clases para mi carrera. Me fui a mi habitación. Saqué mi teléfono, pues no lo había revisado en todo este tiempo. Tenía varios mensajes y llamadas de Alana y de su hermano mi mejor amigo Ángel. Decido devolverle la llamada y si al segundo timbre ya había contestado.
—¡Por fin contestas! Nos has tenido con esta incertidumbre. Ángel no ha dejado de preguntarme si me he podido comunicar contigo. ¿Qué sucedió? ¿Porque saliste llorando de la iglesia? — comienza a interrogar. Decido no contarle la verdad y le dije que me emociono mucho lo del bisabuelo. Ya que por eso estábamos en la iglesia el abuelo de mi papá cumplía 10 años de haber fallecido y se le estaba celebrando una reunión solo para la familia y amigos. Volviendo a mi llamada con Alana, sé que no me creyó, pero no importaba.
—¿Quieres salir? Me han invitado a una nueva discoteca que ha abierto muy cerca de mi casa. Mis padres no están en casa. Se fueron a visitar a David a Tokio. Te puedes quedar conmigo o en la habitación de huéspedes. Sabes que eres la única con la que puedes salir. Mis hermanas ya están en otra sintonía, aparte que son muy aburridas. — dice y luego se escucha un golpe.
—¡Oye! Si no he dicho ninguna mentira ustedes prefieren estar sumergidas en sus libros que salir a disfrutar lo que el mundo tiene por ofrecer. — dice claramente una de sus hermanas está con ella.
—Se vive más a través de los libros que en el mundo exterior. Te falta mucho todavía, señorita, pero si es con Clara que hablas, dile que venga. Así nos dejan poder leer tranquilas a Sol y a mi porque ustedes parecen un par de pequeños cotorros en nuestros oídos. — dice Liz su hermana.
—Que conste que las invite y ustedes no quisieron. Tal vez, hoy conozco a mi príncipe azul. — dice Alana suspirando y todas nos reímos. Ella es la consentida y es la más pequeña de la familia.
—Me encanta que siempre que hablo contigo mi ánimo se mejora y hoy estoy de lo más triste. — digo sin pensar.
—¡Ja! Lo sabía, paso por tu casa en tres horas y no acepto un no por respuesta. — sin darme opción a replicar, ella solo desconecta la llamada. Me senté a la orilla de la cama mientras me miraba en el espejo vi mis ojos hinchados como si fueran de un sapo, mi cara estaba roja de tanto llorar y mi moño ahora era más un nido de pájaros sobre mi cabeza. Me levanté y me acerque al espejo y me quité los ganchos que lo sujetaban.
—Yo no soy, ni seré juguete de nadie nunca más. — me dije limpiando nuevamente lagrimas que amenazaban con rodar por mis mejillas. Me di un baño y me coloque mi maquillaje, un vestido ceñido al cuerpo de una manga y me deje mi cabello suelto. Me coloque mis tacones rojos que hacían juego con el vestido del mismo color y empaque un poco de ropa para quedarme con Alana. Bajo con mi bolso y me gano la mirada de mis padres.
—Esa es mi hija, ya superaste a ese patán. Al menos eso espero porque si me dices que vas a verte con él te juro que me pego un tiro. —dice el ganándose un codazo de mi madre.
—¡Fernando! A veces me pregunto cómo es que te he soportado todos estos años. — le dice ella y él sin importarle que estoy presente, viene y le acaricia la pierna a mi madre mientras la besa. Salgo corriendo del lugar. Dejándolos solos, justo antes de cerrar la puerta les digo que saldré con Alana y me quedaré con ella. Ganándome solo el pulgar de mi padre quien tiene a mi madre atrapada en el mueble.
—Por fin sales, mujer. Este, estaba insistiendo que te fuera a buscar. Ahora vamos suelta la sopa. ¿Qué fue lo que pasó? — dice al nomás entrar veo en el asiento del conductor a Ángel.
—Querido, hola. ¿Te obligaron a salir o fue voluntad propia? — le pregunto. Él me sonríe y asiente.
—Hola, querida. No, hoy salí por voluntad propia. ¿Crees que podría dejarte sola con este demonio? — me pregunta y yo niego.
—Claro que no, la última vez que salimos solas. Casi nos mata tu padre porque ella llegó hasta las luces de borracho y aunque no nos creyeron tus padres de verdad solo se había tomado dos tragos de tequila. — hablar con Ángel era tan simple. Él tenía esa manía de hacer que una plática sobre átomos y moléculas fuera muy entretenida. Él era un prodigio de la ciencia, su especialidad era la física cuántica.
—No, me desmientas frente al fideo esté, ante todos fueron 10 tragos, no dos. No arruines mi fama al decir que soy mala bebedora. No cambies el tema, vamos dinos que paso. — me insiste Alana y yo le miro con la ceja alzada en reprobación. Suspiro pues se que no me la sacaré de encima si no le cuento lo que pasa. Empecé a contarles lo que verdaderamente pasó, se que ellos no me iban a echar de cabeza y decirle a alguien sobre esto. Ángel frenó de un solo el auto cuando escuchó lo que dije.
—¿Qué, qué hicieron? — Pregunta Alana con los ojos abiertos de par en par. Yo ya no tenía que decir más pues ya había contado lo que pasó y porque había salido en ese estado de la iglesia.
—¡Son unos malditos! — grita Ángel golpeando violentamente el volante del auto.
—Por favor no le digan nada a nadie, yo me iré pronto a estudiar a otro país y no los volveré a ver. — digo y ambos se sorprenden aún más.
—¿Cómo que te vas? ¿A dónde? ¿Cuándo? — pregunta Ángel con ansiedad. Yo me encogí de hombros pues todavía eso no lo tenía claro.
—Aun tengo que enviar las cartas para que me acepten. Posiblemente mañana lo haga y luego solo tendré que esperar por la respuesta. — le digo él asiente y pone el auto de nuevo en marcha. Llegamos hasta el bar y está muy bueno el ambiente, me agrada la música y los cócteles estaban muy buenos.
—Otra ronda. — le grito al mesero, siento mi cuerpo mareado, porque ya me he tomado varios tragos, pero no me importa por hoy quiero olvidar lo que me pasó. Alana estaba bailando con un chico muy guapo y alto. Mientras yo estaba en la barra con Ángel.
—Clara, ya has tomado mucho. — me regaña Ángel. Yo negué tomando el trago que acaban de traer a la mesa. Seguí y seguí tomando, hasta que pusieron mi canción favorita “100 Ways de Jackson Wang” comencé a bailar sola en medio de la pista de baile. Sentí unos brazos atraparme, al darme la vuelta miré el rostro de Liam. Quise abofetear, pero no pude, perdí el equilibrio y terminé en sus brazos. A lo lejos escucho una voz femenina que dice
—Llévala al auto, espérenme un momento más ahí, por favor. — siento como me toman en brazos y sacan del lugar siento aire fresco en mi rostro, pero no era capaz de abrir los ojos, los sentía muy pesados. Al rato sentí que me sentaban en algo muy suave. Abro los ojos y ahí estaban esos ojos verdes de nuevo. Liam estaba aquí sentado a mi lado y si él había jugado conmigo yo iba hacer lo mismo con él. Enrollé mis manos alrededor de su cuello y lo traje hasta mis labios. Sentí algo de resistencia de su parte y hasta podría jurar que se quería alejar de mí.
—Esto no es correcto, estás borracha. — dice entre el beso que quiere evitar.
—Se que tú también quieres. — digo y esta vez hice algo más osado, me senté a horcajadas encima de él. Intento que me bajara de el, pero llevé mi mano hasta su masculinidad y estaba duro. Ya no se oponía, así que aproveché para sacarlo de su pantalón. Él apretó mi mano para evitar que lo siguiera tocando.
—Quiero hacerlo. — fue lo que dije, y antes de que él se negara nuevamente algo que era nuevo en él, me levanté el vestido e hice a un lado mi panty y me acomodo sobre su m*****o. Y fui bajando lentamente, escuché casi un grito de su parte, yo jadeé al sentirme tan llena de él. Las palabras de que había estado con mejores vinieron a mí, así que comencé a moverme como nunca de arriba hacia abajo. Sin dejar de besarlo y metiendo mis manos en su cabello. Sus manos apretaron mis caderas y ese caliente cosquilleo comenzaba a hacerse sentir en mi bajo vientre, seguí moviéndome con la misma intensidad hasta que ambos gritamos nuestro orgasmo. Le di un beso corto en sus labios.
—Espero que lo hayas disfrutado Liam, porque será la última vez que disfrutaras de mi cuerpo. — me bajo de él y me quedo en el asiento, cierro mis ojos y me dejo llevar por los brazos de Morfeo.
—Clara, ¡Clara! ¡CLARA! — escucho que gritan y yo quiero abrir los ojos, pero no puedo hacerlo. La claridad me ha dejado ciega. Siento que el cerebro se me quiere salir por las orejas. Logro abrir los ojos y miro que Alana ya tiene un jugo con analgésicos para mí. Miro a mi alrededor e identifico que estoy en su casa en la habitación de huéspedes.
—¡OH, DIOS MI CABEZA! — Exclamó tomando esta entre mis manos. Me siento y siento un ligero ardor entre mis piernas.
—¿La pasamos super bien no es así? — dice y yo alzo la ceja.
—Habla por ti, ¿Por qué habrá llegado Liam a ese bar? ¿Sabía que íbamos a estar ahí? — Alana me mira como si me hubiera salido un cuerno en la frente.
—Liam no estaba allí, Clara. Solo éramos tú, Ángel y yo, bueno y el bello hombre con el que bailaba. Ángel salió a dejarte al auto y luego entró a buscar agua y a vigilarme. — Abro mis ojos al máximo ¿Lo había soñado? Si lo hubiera soñado no me ardiera mi entre pierna. ¡Ay, Dios mío! ¿Qué sucedió anoche?