La secuencia inició con Kylie masturbándose, acostaba boca arriba en la cama. El que sostenía el celular, para grabar todo, era el tipo, que ya estaba jugueteando con la entrada de ese culo. Para ello usaba todo el poder de su ancho glande. Me sorprendió ver cómo el orificio anal de Kylie comenzaba a dilatarse sin problemas, y al parecer ésto también captó la atención de la psicóloga. —Ay, nena… se nota que ya tenés la cola bien rota —dijo Sabrina, con una sonrisa picarona—. Para ser una pija tan grande, te entró muy fácil. —Es que durante los últimos meses, por mi culo desfilaron varias pijas… y la mayoría eran bien grandes. Supe que al aclarar “la mayoría” me estaba excluyendo a mí. El morbo, mezclado con la humillación, produjo en mí sensaciones tan potentes que se me puso dura la pi