BLEEDING HEART
— Hola, ¿quien habla? — pregunto una vez fuera y contestando el teléfono
—Eros, soy Frida quedamos de vernos hoy, estoy esperándote — dice una voz femenina al otro lado de la línea
— Lo lamento Frida, me surgió algo de último minuto y llegaré tarde ¿está bien para ti? — pregunto
— Oh, entiendo, No pasa nada, yo te espero — dice y cuando me doy vuelta para regresar al interior de la casa, veo a Anthea recostada contra el marco de la puerta de su casa cruzada de brazos y una ceja elevada, baja los escalones liberando sus brazos y se acerca a mí, da un suspiro cansado como decepcionado.
Pone su dedo índice sobre mi pecho o al menos hasta donde su estatura le permite.
— Aaaah, vaya, Eros, la verdad ¿sabes algo? Esto es justo lo que pensaba de ti, cierto, no eres del todo MALO, pero eres un gigoló, un FUCKBOY, no te juzgo, solo no juegues conmigo, NO soy tu tipo y creeme si te atreves a hacerlo saldrás quemado, NO soy tus amiguitas ¿comprendes? Haremos este trabajo juntos, después, después solo, desaparece de mi vida — dice y hace un gesto hacía su camioneta — Puedes llevártela, sólo, NO hagas nada indecente en ella — dice y dando media vuelta, dándome la espalda, me lanza las llaves y regresa por dónde salió.
La verdad, NO me esperaba que ella me dijera esto, hoy casi se había deshecho en mi brazos y ahora decía eso, cierto, aunque soy yo quien le gusta no sabe que soy yo, pero NO tengo nada para ofrecerle, soy peligroso para alguien como ella, pero aunque no sabe que soy el mismo CUPIDO, se siente incómoda ante la perspectiva de mi persona estando con alguien más, pero aún así no tiene el valor de restringirme, ella solo dice que no JUEGUE con ella porque sino seré YO el quemado, de pronto sus palabras del primer día llegan a mi mente.
«NO quiero un amor por deber, quiero algo REAL, que Nazca del corazón y la razón » está claro, no estoy hecho para algo así, NO estoy listo para AMAR y perder en el intento.
[...]
A veces la realidad es tan frustrante como la ficción misma, mis sueños con Psique siempre habían querido representar mi deseo de protegerla de todo el dolor que en su vida había sufrido, y llenarla de lujos, riquezas y esplendor fue mi manera de decirle que a mi lado no le faltaría nada, pero NO podía comprender por entonces a las cosas que la despreciable humanidad podía llegar, la verdad cuando conocía. Psique, ella no estaba en un jardín jugando con sus hermanas, estaba a punto de morir abandonada a su suerte, por las palabras de un oráculo, abandonada por aquellos a quienes amaba, por la simple jugarreta de un humano codicioso, tal vez si mi madre no hubiese dado su intransigente orden habría Sido IMPOSIBLE para mí el haberla salvado de las fauces de la muerte.
— Eeeh, Eros, ¿me escuchas? — dice la chica frente a mi, haciendo que regrese mi atención a ella.
— Perdona, ¿qué decías preciosa? — digo y está menea su cabello dorado y bate sus pestañas intentando llamar mi atención, sí, es guapa, pero no quiero fijarme en si es digna de un monumento en un panteón, sólo quiero calmar mi frustración con ella.
Ya, suena fuerte pero ¿qué esperaban? No estoy hecho para pensar en esas cosas emocionales de los mortales, bueno, al menos no quiero pensar en eso ahora.
— Digo que ¿adónde quieres ir? — pregunta humedeciendo sus labios.
— ¿Conoces algún sitio que te guste? — pregunto y ella asiente, al final, me lleva al motel de los espejos.
Entramos al sitio y ella elije la habitación, siempre he tenido algo con dominar y jugar al máximo con los sentidos, así que una vez estamos en la habitación le vendo los ojos, me encargo de ayudarle con su ropa, comienzo con sus botas largas y su minifalda de pliegues, de pronto una imagen de Anthea me hace reír, pues como es tan bajita tendría caso que arrodillarme para hacer esto, una vez botas y falda fuera, me encargo de besar los puntos correctos en sus piernas y muslos, pronto son sus bragas las que descansan en mis manos y su intimidad húmeda y palpitante me reciben, acarició los pliegues de su suave piel, mientras a balancea sobre mi mano, sus gemidos y reclamos se hacen más intensos, me levanto ayudándola a desvestirme a mi también, pongo sus brazos sobre mi cuerpo a medida que voy levantándome, guío sus manos para que me ayuda a desnudarme y ella me sigue al compás.
— Tienes unas hermosas formas — dice susurrando y yo sonrío
«¿Cómo es posible que una mujer use exactamente las mismas palabras que un hombre, en este tipo de situación?» pienso, a decir verdad, siempre he pensado en lo bello que sería que alguien fuese como Psique, quien me conducía y seguía mi ritmo sin palabras, alguien que realmente pudiera hacerme sentir loco de pasión y NO solo alguien para calmar mis ganas.
Sus manos son hábiles pues, aunque sus ojos están vendados e imposibilitados para verme, los botones de mi camisa rápidamente son abiertos, sus manos acarician mi pecho a lo largo y ancho, pasando por la extensión de mis hombros, introduciendo sus manos por la tela de mi camisa y dejando que está caiga al suelo.
De pronto un flash tonto e incomprensible de Anthea desnuda y dudosa de dónde poner sus manos y sonrojada mientras me acaricia, se forma en mi cabeza, haciendo que mi polla se endurezca contra el cierre de mi pantalón de denim, llamo a mis sentidos más profundos para que me ayuden a recuperar la razón, pero me es imposible, tomo la muñeca de la chica y sin poder resistir el impulso de mi deseo la lanzó a la cama y subo sobre ella sin darnos tiempo a pensar, tal vez debería mirarla a los ojos y hacerle ver qué NO está haciendo esto sóla, pero me temo que no estaré listo para lo que veré.
[...]
Me siento en el borde de la gigantesca cama, mientras observo de soslayo a la rubia que duerme al otro lado de la cama con sus labios gruesos y exuberantes acompañados de un par de mejillas rosadas, evidenciando su satisfacción, sin embargo, en lugar de sentirme satisfecho con lo logrado, me siento frustrado, agobiado y tonto, sin entender el por qué, paso una mano por mi cabeza, alborotando un par de mis rizos oscuros tratando de darle una explicación lógica a mis ilógicas acciones.
Lo sé, debí haber mirando a la chica a los ojos mientras hacíamos aquello, para así transmitirle la “sinceridad” y “amor” que en ese momento requería sentir, pero NO solo no me nació el hacerlo, sino que estaba aterrado de mirar a su rostro y ver uno que NO era el de ella.
Quizá me estoy volviendo loco, pero lo malo de ello es que NO es porque yo quiera, ELLA me está haciendo esto, y yo, j***r, yo, lo estoy permitiendo, en medio de mi frustración y desespero, el timbre de mensaje en mi teléfono me da un poco de paz, pero está desaparece al momento en que veo de quién es el mensaje.
Eros Dwayne Ross, será mejor que mi auto esté aquí antes de las 10 de la noche — ANTHEA
«¡Maldita sea!, ¿por qué no podía darme algo de espacio? ¿por qué tuvo que enviar ese mensaje justo ahora? » pienso y apretando el botón de mensaje de voz replico.
¿Qué quieres? Estoy ocupado, ¿podrías dejarme tranquilo por una vez? — digo y lo envío, cuando me doy cuenta de que he Sido muy rudo al expresarme, me doy cuenta de que ya es muy tarde, ella ya ha visto el mensaje y la notificación de su desconexión, no se hace esperar.
«Aaaagh, estúpido, mil veces estúpido EROS, ella no tiene la culpa de tu maldita frustración»
Agn, paso una mano por mi cabello alborotándolo, dejo una nota a la chica y poniéndome mi camisa y mi cazadora salgo de la habitación de hotel, con mi cabeza hecha un caos, pero a la vez llena de inquietud y curiosidad.
Presionó el botón del control del auto de Anthea y rápidamente me cuelo en el interior, la noche ha caído hace un buen rato y me reprocho mi mala actitud de hace un rato, pero honestamente, me doy cuenta de que no tiene ningún sentido alguno disculparme por medio de un mensaje de voz, tengo que hacerlo directamente, enciendo el motor del auto, haciendo que un aroma a frutilla y jazmín, proveniente del sistema de calefacción del auto acompañe mis sentidos durante el viaje.
Estaciono el auto y bajo, las luces de la casa un están encendidas y un par de sombras bailan en las cortinas de la sala, risas y chillidos acompañan la noche y justo tocó la puerta, Anthea sale luciendo un pijama de peluche con orejas de conejo y un delantal lleno de harina al igual que su nariz.
— Oh, ya has vuelto, espero que te haya servido mi auto, en la cochera está el tuyo, pedí a alguien que lo trajera aquí, pues NO sé dónde vives — dice — además a esta hora es realmente difícil encontrar un taxi por acá — añade y me entrega las llaves de mi auto.
— Yo, Anthea, gracia su perdona por mi mal trato de antes, estaba algo confundido y avergonzado y termine por desquitarme contigo— digo y veo como traga con dificultad las palabras en su garganta, inspira profundamente y — No tengo nada que disculparte, te escribí en un mal momento, yo, solo aún no soy consciente de muchas cosas, así que realmente NO puedo comprender — dice haciendo una larga pausa.
Me observa como si yo fuese algo muy interesante y sonríe negando.
— En fin, no le des muchas vueltas al tema Eros, te volverás loco, no te preocupes por mí, será mejor que ete vayas, se hace tarde — dice y a continuación da media vuelta dejando la puerta abierta, lo que da a ente der qye me marche y que no hay nada más que ella tenga que decir.
En verdad, no sé lo que esperaba, honestamente quería que se sintiera un poco incómoda y enfadada por la situación, eso me haría sentir mejor y no como la basura que me estoy sintiendo ahora, pero aparentemente a ella no le importaba aquello, suspirando me doy vuelta y bajo las escaleras del pórtico, voy a la cochera y saco mi auto, dejando espacio para entrar el auto de Anthea, una vez hecho, regreso a su puerta.
— Anthea, las llaves de tus uto, gracias por todo — digo y ella sale de lo que parece ser la cocina, con sus manos enharinadas y aún más su nariz.
— Déjalas a un lado, estoy en la cocina con los chicos — dice con una sonrisa y dándome una mano en el aire, regresa a la cocina, dejo la llave en un portallaves que hay justo en la entrada y me marcho.
[...]
Despierto excitado con imágenes de Anthea desnuda, todas ellas apareciendo en flashes ilusorios en mi cabeza, la vista NO está nada mal, pero seguro que le daría unos buenos consejos para que se cuide más, la tienda de campaña en mis pantalones de chandal me sorprende y rápidamente salgo de la cama, paso una mano por mi cabello y comienzo a racionalizar lo que acaba de pasar.
Sentado en el borde de mi cama, no hago más que racionalizarlo todo, después de todo esto es lo correcto para mí, para proteger mi corazón y para no herirme ni herir a nadie, NO hay sentimientos involucrados, ella es una chica, me atrae y además es una semidiosa de la fertilidad, j***r, debía tener dominio sobre mi mismo o ...