Capítulo 5

1948 Words
— Tal vez, pero no si estás solo, Anthea está expuesta a grandes peligros sino aprende a controlar su poder afrodisíaco y hormonal — digo y mi tía me da un codazo — Para eso estás tú, eres su catalizador ¿no me digas que no te has dado cuenta? — me cuestiona, ¿así que es por eso? — Si, lo he notado, pero sabes que NO soy el más adecuado para proteger a quienes me aman o a quienes he llegado a amar — digo con la mirada pérdida y algo frustrado, ella me da un acaricia en la espalda y poniéndose a mi lado sonríe — No seas TONTO, nadie lo es, nadie fue hecho como tal para proteger a otros, pero se trata de esto de que aprendas a sanar a través del AMOR, esa es la virtud, eso le enseñaste a la humanidad cuando saliste de dos dioses tan diferentes como Ares y Afrodita “AMOR y GUERRA”, nadie daba nada por ellos, pero a veces uno, es producto del otro — dice. Sé que tiene razón, pero aún así debo ser realista con las cosas, no puedo permitirme soñar con algo que una vez ya fue imposible. — No quiero prometerme nada, a veces cuando estoy con Anthea, no puedo evitar viajar a mis días con Psique y eso, eso no está bien, no me gustaría que ella estuviese conmigo mientras me compara con alguien más, eso sería frustrante — digo y mi tía me mira — Creo que ella entendería eso, además puede que lo que te preocupa a ti, sea lo mismo que a ella le molesta — dice. Miro a mi tía sin comprender lo que está diciéndome, y justo en ese momento, Anthea comienza a removerse en la camilla, lo que hace que mi tía se alarme y salga por la misma ventana por la que había entrado. Anthea despierta nerviosa y sobresaltada, se sienta en la camilla y al verme se paraliza. — Eros, ¿que haces aquí? — pregunta — Te desmayaste, no podía dejarte sola — digo y ella se sienta en la camilla, me mira y sonríe — Sabes que no tenías que hacerlo, no quiero deberte más favores, de hecho, ya te debo mi vida y no tengo nada más con qué pagarte — dice, me acerco a ella y su aroma revolotea directo a las fosas de mi nariz. — Eso no importa, no importa si tienes o no con que pagarme, tu aroma, tu exquisito aroma me vuelve loco, con eso está bien que me pagues — digo y ella se sobresalta echándose al rincón de la camilla. — Yo, Eros, yo, no quiero ser desagradecida ni maleducada, pero me pones nerviosa si te haces más cerca — dice con sus labios entreabiertos. Una sonrisa divertida se forma en mis labios, ignoro su comentario y me acerco más y dejo un beso en la comisura de sus labios, su cabello se desata y su aroma me envuelve, sé que estoy tentando a mis fuerzas que se encuentran flaqueando justo ahora, pero sólo un beso así está bien, ademas esto puede mantenerla a raya unos días. Rompo el beso y me levanto de la camilla, le doy un vistazo a ella, le extiendo mi chaqueta para que se cubra los hombros. — Vámonos, tus hermanos deben estar preocupados por tí — digo y ella reacciona, rápidamente se pone sus botas y baja de la camilla. — Dios mío, tienes razón que inconsciente soy, Tiana ya debió haberlos dejado en cada, debe estar apurada para sus clases — dice apurada y nerviosa. Una risa escapa de mis labios, haciendo que ella setenta su borboteo de palabras y me mire extrañada y hace un gesto de “¿Qué es tan gracioso?” niego y ella simplemente rueda los ojos, sale de la enfermería, pero luego regresa. — ¿Vienes o te quedas? — pregunta asomando su rostro por la jamba de la puerta. Rápidamente la sigo, su andar es tranquilo, pero un poco accidentado, así que me hace comprender que su pérdida de poder la ha dejado débil, la tomo en brazos a pesar de sus desesperadas quejas y reclamos, vamos a nuestros casilleros a recoger lo que necesitamos y le pido las llaves de su auto. — ¿Por qué las quieres? — pregunta con una sonrisa — ¿las quieres? — pregunta meneando sus cejas — Ven por ellas — dice y riendo sale corriendo. Ruedo mis ojos entre exasperado y divertido y salgo corriendo a su encuentro, es muy pequeña, la alcanzaré rápidamente, para eso tengo mis largas y fuertes piernas de dios griego. — Puedes correr pero NO esconderte Anthea — digo mientras escucho sus risas por el pasillo todo el camino hacia afuera, allí la encuentro detrás de Ian de las columnatas riéndose, con una sonrisa en mis labios camino lentamente y parándome justo a su lado, paso una mano por su cintura y la cuelgo en mi hombro. — ¡Bájame! Eros Dwayne Lovegod Ross ¡Bájame! — dice removiendose sobre mi hombro, más la ignoro — Las llaves del auto señorita Tamatopoulos — sigo y resignada me las entrega — Maldición, no es justo, señor piernas largas (masculla algo que no entiendo) ahora bájame— dice — Sus deseos, son órdenes — digo y la dejo en tierra sobre sus pies. Abro la puerta del copiloto para ella y subo al lado del piloto, una vez dentro, enciendo la camioneta y su reproductor lo hace la tiempo. — Amado, sé que traicioné tu confianza, pero JAMÁS dudé de tu amor, por favor vuelve conmigo — dice una voz femenina desesperada. — El amor NO necesita de formas o definiciones para ser correcto — dice la voz de un hombre. — Déjame al menos saber tu nombre, amado mío, así en la otra vida he de buscarte — dice la voz femenina suplicante — Soy Eros, el dios del AMOR — dice el hombre. Cuando me vuelvo a ver a Anthea hay lágrimas en sus mejillas, cuando nota que la estoy observando se limpia las lágrimas y sonríe. — Aaah, el amor es muy complicado ¿no crees? Si amas a alguien sin ver sus formas otros te criticarán y dirán que estás loco y cuando quieres conocer las formas de tu amado, este te rechaza porque cree que desconfías te de su amor — dice y rueda los ojos frustrada — Bueno, tú te llamas Eros igual que él, pero dime ¿alguna vez has amado? — pregunta tomándome desprevenido. — Sólo porque me llamo como él ¿debo ser igual? Amar es muy pesado, es un sentimiento difícil de mantener, no el más fuerte de lo dioses puede caer en tal sentimiento y permanecer en su estado original — digo con la vista fija en la carretera. — Es un pensamiento muy profundo como dices, de hecho, YO, amo a alguien, él siempre piensa en el amor de los demás y une parejas y es feliz haciéndolos felices, su puerta siempre está abierta para recibir solicitudes pero NUNCA nadie ha pensado en sí él es realmente feliz o no — dice y suspirando añade — SOMOS los seres más egoístas que pueden existir, yo quisiera que él me mirase pero ni una sola vez le he visto, no sé cómo luce o como me haría sentir, pero cada vez que estoy contigo, NO puedo evitar sentir este no sé qué en mi cuerpo y me hace sentir estúpida, porque, SIMPLEMENTE, NO eres ÉL — finaliza y se de caer contra el respaldo del asiento. — Tal vez, él y yo NO somos tan diferentes — digo y ella me mira, sonríe y luego se echa a reír. — Tú y él, no lo sé, quizá, quizá — dice y se queda callada. En ese momento siento una pequeña punzada de ese humano sentimiento que ha causado guerras y destrucción, un sentimiento dañino y aplastante, y lo peor hacia mi mismo CELOS. —Oh, ya casi estamos allí, gira a la derecha, la casa de jardín con juegos de niños — dice El lugar en el que viven, sin duda NO es un mal sitio, pero tampoco es el MÁS adecuado para ella. — Tiana, Tiana — llama Anthea desde el auto al ver lo puerta abierta, una chica morena de cabellos rizados y ojos miel sale a su encuentro por la puerta con una gigante y perlada sonrisa — Tina, casi me matas de un infarto, pensé que algo te había ocurrido — dice y es entonces que alejándose del auto, me permite abrirle la puerta a Anthea. Anthea baja y se para justo a mi lado, la morena se percata de mi presencia e intercambia miradas entre Anthea y mi persona. — Así que ¿lograste hablarle al chico que te gusta? — pregunta Anthea se sorprende, me da una mirada y sonríe — ¿Hablas de Eros? ajajajja, sin duda es guapo, pero no, NO es el chico que me gusta — dice ey hace su camino entrando a la casa, Siendo recibida por un par de chicos más altos que ella. — Demetrio, Athos, chicos ¿no le han hecho amarga la tarde a Tiana verdad? — pregunta a los dos chicos. — Vamos hermana, sabes que no, Tiana es un amor, así que nosotros la cuidamos ¿verdad Tiana? — dicen y la mencionada da dos pulgares en alto. — Tiana, ¿cómo está Alessandros? — pregunta y la morena dándose media vuelta he ignorándome sigue a Anthea, los dos chicos que parecen gemelos me observan y dándome un par de sonrisas perladas me hacen un gesto para que los siga. Por supuesto, no me hago de rogar y rápidamente entro a la casa, es sencilla, nada tan lujoso u ostentoso como nuestra casa familiar, es sencilla y acogedora, el jardín está arreglado perfectamente con los juegos de niños, hay una sala de juegos de vídeo y maquinitas, una cocina, cinco habitaciones, dos baños y una sala espaciosa. — Oh cierto Tina, tu padre llamó dijo que te ha enviado el dinero que le pediste la última vez y que hará todo lo que sea posible por regresar en 6 meses — dice su amiga Anthea suspira y asiente. — Bueno, no pasa nada, con mi trabajo de medio tiempo tenemos suficiente por ahora, oh cierto, Tiana — dice sacando algo de su mochila — sé que no es mucho, pero como siempre, sé que te ayudará con tus clases — dice — Tina, si no lo necesitará, sabes que NO lo recibiría — dice la morena. Me extraña que Thea sea la que se encarga de todo, es obvio que su padre confía en ella, pero es apenas una chica por Dios, cualquiera ve eso. — Tina, Tina — dice un niño de unos 5 años saliendo de una habitación — Alessandros, ¿cómo estás guapo? ven con tu hermana — dice y el niño gustoso corre a sus brazos. El teléfono en mi bolsillo vibra robando mi atención de la conmovedora escena, sin duda Anthea estaba llena de sorpresas, una chica muy interesante y su familia, aunque disfuncional es feliz y cálida, a diferencia de la mía, que está unida o al menos PARECE estarlo, más al final parecemos perros empujándonos y mordiendonos unos a otros, después de todo mis padres seguían su vida con sus hijos más pequeños, ignorando las existencias de Vulcan y mi persona, después de todo, ya estamos grandes y formados, en fin, el teléfono sique vibrando, salgo de la casa y contesto.
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