—Tío Anthony. Dejo la botella de cerveza sobre la barra del bar que papá mantiene a un lado del living, para girarme a ver a Caleb. El pequeño rubio me mira detenidamente, se encuentra sentado en el último escalón, con sus rodillas abrazadas a su pecho. —¿Qué quieres, rubio? —le pregunto al pequeño que no deja de lanzarme una mirada bastante acusatoria. —Si sigues tomando alcohol, vas a morir siendo joven aún. Tuerzo una sonrisa, a la vez de que niego con la cabeza. Tomo la botella de cerveza en mis manos y la llevo hasta mis labios con el único propósito de fastidiarle la existencia al pequeño sabelotodo. Caleb era tan distinto a Gael, a tal punto que, a pesar de ser mi sobrino, no sentía por él, el mismo aprecio que siento hacia su hermano, pues, en definitiva, los sabelotodo me