Zapateo contra la carretera a la vez de que aprieto la parte trasera de mi cuello. —¡Maldita sea! —exclamo al ver cómo aquel puto taxi se aleja a gran velocidad. Joder, estaba seguro de que aquella noche iba a terminar haciéndola mía, lo podía sentir en su cuerpo, me deseaba tanto como yo lo hacía con ella. Escuchar aquellos pequeños gemidos salir de su boca, se sentían como una maravillosa melodía que deseaba querer escucharla toda la vida, la forma en que su cuerpo se estremecía ante mi tacto, me hizo fantasear las mil formas distintas en que le haría el amor, porque sí, ahora sabía que con Isabella no quería un simple sexo casual, quería más, ella era la única chica con la que quería repetir, a pesar de no haber tenido nada con ella. —¿Y ahora qué se supone que haga con esto? —gruñ