Tomé las últimas dos cajas que estaban en la cocina y camine con ellas hasta el auto, abrí el baúl de la camioneta y bufe un poco al ver que no tenía tanto espacio. Me las ingenié y empuje algunas cajas de Max al fondo del baúl para meter las dos cajas, escuche como algunas de sus cajas caían al suelo del baúl y se escuchó como si algo se hubiera roto pero realmente no me importó, de seguro solo eran algunos de sus estúpidos juguetes.
Me di la vuelta para ver la puerta de la casa y vi que nunca salía Max de la casa, caminé hacia la puerta del conductor y escondí en la guantera mi cajetilla de cigarrillos. Desde la última vez que encontré a Max fumando tuve que esconderlos para que ya no lo volviera a hacer.
Mire impaciente la casa y me quede esperando junto a la puerta del auto a que mi hermano saliera, pero nunca lo hacía, cuando mi paciencia se acabó, caminé furiosa hasta la puerta de la casa.
- ¡Max baja ya! ¡Tenemos que irnos! – grite desde las escaleras, me quede parada esperando su respuesta, pero no escuche nada - ¡Max! – grite de nuevo.
- ¡No me quiero ir! – grito desde la segunda planta.
Cerré los ojos con fuerza y aprete mis labios para no empezar a maldecir en voz alta, subí las gradas hecha una furia, mientras subía las gradas escuche sus pasos apresurados correr hacia otra habitación, me quede parada en medio de la segunda planta y espere a que hiciera un ruido para atraparlo, unos pocos segundos después escuche el rechinido de las escaleras del ático, corrí hacia donde estaban las escaleras, llegué justamente a tiempo y alcance a agarrarlo de las piernas antes de que subiera al ático.
- ¡Max baja de allí! – a pesar de que yo era mayor y más alta que él eso no quitaba de que tuviera fuerza, se estaba sosteniendo muy bien de las escaleras y tampoco lo quería jalar tanto porque se podría caer.
- ¡Déjame aquí! – dijo casi sollozando mientras luchaba para que lo soltara.
En ese momento empezó a mover sus pies de un lado a otro con fuerza para que lo soltara, en uno de esos movimientos él logró golpear mi rostro, me golpeo con tanta fuerza que hasta me caí al suelo.
- ¿Lisa? – me llamo Max desde las escaleras.
Me lleve la mano al labio y vi que tenía sangre, me levante del suelo furiosa y camine hasta el baño para verme. Había partido un poco mi labio cerca de la comisura.
Escuche los pasos apresurados de Max bajando las gradas hacia la primera planta, ni siquiera pensaba ir detrás de él. Desde que le había dicho que nos mudaríamos a Westville no ha hecho más que renegar diciéndome que no quiere irse a vivir allí, y a pesar de que yo tampoco estaba tan emocionada con la idea de irnos a vivir a Westville era la mejor opción para nosotros, no tendríamos que pagar ninguna renta, aunque una de las cosas que más me ponía triste de dejar este lugar eran nuestras amistades, de hecho Max por eso es que esta tan molesto, literalmente los amigos que tiene en este pueblo los conoce desde que tenía unos cinco años.
De repente escuché los pasos apresurados de Max subir las gradas hacia la segunda planta, lo vi a través del espejo del baño buscándome por los pasillos, cuando me vio corrió muy apresurado hasta mi lado.
-Fui al carro y te traje esto – me entregó unos pañuelos – Perdón, no era mi intención golpearte, lo siento – sus ojos estaban rojos como si hubiera estado llorando antes.
Realmente estaba muy enfadada con él, pero sabía que estaba diciendo la verdad, y tal vez estaba un poco asustado al ver que mi labio estaba sangrando y recordó los tiempos cuando vivíamos con nuestro papá y él nos golpeaba.
Se podría decir que no tuvimos a los mejores padres del mundo, ambos eran unos drogadictos que vivían en una van, mamá quedó embarazada de mi cuando ella tenía 19 años, cuando nací ninguno de los dos estaban preparados para ser papás, ni si quiera tenían un lugar realmente al que le pudieran llamar “hogar”
Los padres de mi mamá ni siquiera la apoyaron cuando se dieron cuenta que estaba embarazada de mi padre, así que ambos se tuvieron que ingeniárselas para criarme. No puedo negar que los primeros años de mi vida fueron muy buenos, todavía tengo buenos recuerdos de mi niñez. Todo empeoro cuando mi mamá volvió a quedar embarazada por segunda vez de Max, ella no puedo sobrevivir después de dar a luz, entonces solo nos quedamos Max, mi padre y yo. Mi papá nunca pudo superar la muerte de ella y se perdió en el alcohol, me hice cargo de Max desde sus primeros años de vida y mi papá se acostumbró a verme como la única mujer de la casa encargada de cuidar al bebé y de hacer la comida.
Pensaba que conforme pasaran los años mi papá iba a mejorar, pero no fue así, él “trabajaba” o mejor dicho salía a robar por las noches para traer dinero a la casa, en una de esas noches en las que él no estaba unos hombres entraron a la casa para robarnos, tenía tanto miedo que lo único que pude hacer fue esconderme con Max en el closet para que no nos hicieran nada malo. Por la mañana cuando llegó mi papá le conté lo que había sucedido, ni siquiera me preguntó cómo estaba, solo corrió a su mesa de noche para revisar las gavetas, al parecer mi papá tenía mucho dinero oculto quizás unos $50,000 y por eso habían entrado a robar esa noche.
Desde ese día todo cambió, me golpeó diciéndome que tuve que haber llamado a la policía, todo había sido tan rápido que lo único que pude hacer antes de que ellos entraran fue ir al cuarto de mi hermano y escondernos, traté de explicarle eso a mi papá, pero él nunca me escuchó. Desde ese día cualquier error que yo hiciera me golpeaba, una vez me golpeo solo por haber roto un vaso de vidrio.
A pesar de que me golpeaba bastante seguido, siempre se encargaba de hacerlo a escondidas de Max para que no lo viera, se podría decir que Max siempre fue como su niño consentido y al hijo que más amaba, lo trataba tan bien como alguna vez lo hizo conmigo. Mi hermano siempre me preguntaba por los moretones o golpes que a veces tenía en mi cuerpo, pero yo siempre le decía que no se preocupara por mí, prefería que mi papá me golpeara a mi pero que no le hiciera nada a mi hermano. Todo cambió un día que me había retrasado en preparar el almuerzo porque estaba haciendo unas tareas de la escuela, cuando mi papá llegó a la casa y vio que no había nada de comida me empezó a golpear, en ese ataque hasta me golpeo repetidas veces con una cacerola por todo el cuerpo, papá no se dio cuenta de que Max había llegado antes de la escuela, mi hermano al ver lo que estaba sucediendo corrió fuera de la casa a pedir ayuda, lo ultimo que recuerdo de ese día fueron dos vecinos entrando a nuestra casa y tomar a mi padre de ambos brazos y quitármelo de encima, después de eso yo me desmayé y desperté en el hospital.
-Gracias – le dije con una media sonrisa.
Él me miraba muy preocupado, desde lo que vio ese día se preocupaba mucho cuando me veía algún golpe en el cuerpo, y ahora no sería la excepción.
-Bajaré y te esperaré en el auto – ni siquiera le pude responder porque él salió del baño y bajo las escaleras muy apresurado.
Me quite la sangre con los pañuelos que me había dado Max y después baje las gradas, cuando baje a la sala me encontré con Verónica quien tenía un ramo de flores.
-Te extrañaré demasiado – ella corrió a abrazarme.
- Yo también te extrañaré – dije abrazándola fuertemente.
El papá de Verónica es policía, de hecho, fue el que se encargó en llevar el caso de mi padre, él nos ayudo mucho durante el periodo que condenaban a mi papá por violencia intrafamiliar, debido a eso y muchas cosas más como robos condenaron a mi papá a quince años de prisión.
Verónica y yo habíamos sido amigas desde que nos mudamos a esta casa con papá y mi hermano, pero ella nunca se dio cuenta de que mi papá me golpeaba porque siempre cubría los golpes muy bien con maquillaje, de hecho, si no hubiera sido porque mi hermano corrió a pedir ayuda esa vez quizás nadie en el vecindario se habría dado cuenta.
- ¿Regresaras por algunas cosas o ya llevaron todo a Westville? – pregunto viendo nuestro alrededor en busca de algún mueble.
- No, lo que llevo en la camioneta es lo último que faltaba – respondí un poco triste.
- ¿Qué te sucedió en el labio? – preguntó preocupada al verme.
- Nada, fue un accidente, no te preocupes – ella me miraba con el ceño fruncido.
- ¿Es por eso por lo que Max estaba sollozando cuando lo encontré afuera? – preguntó.
- Sí – di un gran suspiro – No quiere irse de esta casa, entonces cuando fui a buscarlo estaba subiéndose a la azotea, cuando intente bajarlo me golpeo por accidente… Creo que se preocupó más él por mí que yo – reí un poco y Verónica sonrió.
- ¿Me dejaras visitarlos en Westville? – preguntó haciendo un puchero mientras salíamos de la casa.
- Por supuesto, puedes ir cuando quieras, por cierto, gracias por ayudarme a conseguir un local para la tienda – le sonreí.
- Escuche que en tu vecindario hay muchas personas con dinero, así que creo le irá bien a tu cafetería – dijo muy segura.
- Eso espero – mordí mi labio inferior.
Cuando llegamos al auto vi que Max estaba sentado en el asiento del copiloto con el cinturón de seguridad puesto.
Me sorprendió bastante su cambio repentino, hace unos minutos ni siquiera quería salir de la casa y ahora hasta tiene puesto el cinturón de seguridad.
-Cuida mucho a tu hermana campeón – Verónica se acercó a la ventanilla de Max.
- Lo haré – le sonrió mi hermano.
Me subí al auto y encendí el motor de la camioneta.
-Que tengan un lindo viaje – dijo Verónica despidiéndose de nosotros.
Mientras conducía vi nuestra antigua casa a través del espejo retrovisor y por un momento sentí un gran alivio, al fin dejaríamos todo el caos de nuestro pasado atrás y podríamos iniciar desde cero en Westville.