Jordan no se creía lo que veía: Una urna cerrada y dentro, los restos de su difunto padre. No le extrañaba enterrarlo, supuso que en algún momento se preparó para ello, pero ciertamente no de esa forma. Era un hecho que el karma existía y este atrapó a Eduard Fox antes de que fuese lo suficientemente astuto como para escabullirse. Emira tomó un momento libre, eran pasadas las cuatro de la tarde y Zairy estaba con una niñera mientras ellos se encargaban del servicio funerario que contaba con una veintena de guardaespaldas presentes. Ella entró al baño de damas y tomó su teléfono celular intentando comunicar las llamadas internacionales de manera exitosa. Milagrosamente sucedió. -¿Hola?- el aire entró a sus pulmones al oír esa voz cansada y señorial pero llena de fuerza aún. -Hola, mam