Emira esperó a su esposo para cenar, dudando un poco de la hora pero no falló. Alrededor de las ocho y media Jordan entró y sorprendido se encontró con las luces bajas y un camino de velas en la sala que encendidas daban una apariencia romántica a todo el piso. En el comedor, un mantel blanco y un arreglo de flores en la mesa y sentada en una de las sillas la encontró. Sonrió un poco anonadado con todo aquello. -¿Celebramos algo especial?- preguntó y Emira se levantó. Jordan barrió con sus ojos su cuerpo, llevaba un vestido estilo romana en color vinotinto y sus pies estaban envueltos en tacones plateados bajos. Su cabello estaba en una cola de caballo alta y lisa y su rostro limpio de maquillaje dirigido a él. -Sólo me provocó hacer algo distinto- dijo ella caminando con paso suave por