MAXWELL Estaba jodidamente paralizado, tanto que no me di cuenta que me subí al ascensor y en vez de apretar para subir a mi piso lo detuve. Eso era un claro indicio de lo mal que estaba y de por qué las puertas se habían cerrado, pero yo no me movía. Pulsé el treinta y sentí como el ascensor iniciaba su camino hacia arriba, suspiré cansado. Era un maldito infierno, y ya había perdido la cuenta de todas las noches esta semana que no había dormido bien. Y yo comenzaba a resentirlo porque ahora en vez de fantasear con ella en es vestido que la hacía ver infartante, la había tenido a mi lado y olía como el puto cielo. ¿Cómo carajo olía tan bien? Nunca en todo este tiempo trabajando junto a ella lo había notado, aunque en rigor de la verdad nunca había estado tan cerca suyo durante mucho ti