16.

2039 Words
Tiempo juntos Aún no me acababa de creer lo que había sucedido, como es que siempre de alguna manera el pelinegro lo complicara todo a niveles inconmensurables, pero apenas me daría cuenta de cuan complicado puede ser él y de hasta donde llegaría para obtener lo que quisiera y como siempre, lo que quería ahora era solo una cosa, solo una: yo y empezaría a complicar mi existencia y la de todos hasta lograr su cometido. Apenas me daría cuenta de cuan persistente puede ser para obtener lo que quiere y claro, esto lo haría sin importarle incomodar a los demás. Como ahora si es que era posible, pasábamos más tiempo juntos que antes, lógicamente antes de que dejáramos de hablarnos, pero ahora todo entre nosotros se volvió tan íntimo que no sabía cómo frenarlo, cómo detener estas cosas que ahora sucedían entre nosotros, tanta cercanía que muchas veces pasar un día entero sin verlo era insoportable, porque Alejandro, se había convertido en parte esencial de cada uno de mis días. De alguna forma lo logró, que lo necesitara, que no pudiera pasar un día entero sin verlo porque de inmediato empezaba a necesitarlo, pero aunque no sintiera lo mismo que él ni siquiera en una cuarta parte, sabía que ese chico tonto, estaba volteando mi mundo entero de cabeza, cambiando mis costumbres, todo lo que hacía y había logrado lo que quería, que fuese en cierta parte mi prioridad, aún cuando ni yo misma lo sabía en ese momento, pero es como si mi cuerpo actuara por forma propia separado de mi mente y la razón. Después de esa tarde en que pasé en su apartamento, que fue bastante agradable no lo puedo negar, no hicimos nada en sí, solo ver películas y cosas así, pero después de esa tarde, pasaron alrededor de dos meses en que empezaría esta nueva rutina entre nosotros, dictaminada lógicamente por cierto pelinegro dominante y berrinchudo, pero a la que me acostumbré al poco tiempo y dejé de renegar, así que los meses que pasaron empezamos a vernos a diario y no solo en la universidad, también nos veíamos por fuera y los fines de semana por supuesto, él no permitiría que los pasáramos separados, porque con lo celoso y extremista que es, de inmediato se imagina lo peor, que no lo quiero y que seguro me fui con algún mototaxista, es que siempre se imagina los escenarios más cutres posibles cuando cree que me voy a ir con otro y no es que reaccione con enojo cuando está celoso, o bueno, solo un poco, es que generalmente se pone triste, mucho y en verdad no me gusta verlo así. He notado que a él le afectan muchísimo todas las cosas relacionadas a mí, le afecta demasiado al punto de arruinar su día por completo, como cuando peleamos a veces por cosas tontas, él pasa muy mal ese día y aún cuando yo no la paso bien por supuesto, porque debo admitirlo, no me gusta pelear con Alejandro, pero él reacciona mucho peor y no es capaz de irse si no hemos solucionado el problema que tuvimos antes. Lo sabía y todos podíamos notarlo, el pelinegro se estaba enamorando de mí y yo…  estaba muy confundida, pasaban miles de cosas en mi cabeza y la verdad, no veía ninguna diferencia en que estuviésemos en una relación o no, porque era prácticamente igual, lo veía todos los días, con él era con quién ahora pasaba más tiempo que cualquier persona y no, no tendría tiempo de salir con otra persona, estoy solo con él y no es que quiera hacerlo porque la posibilidad no pasa por mi mente, pero creo que es casi igual por las cosas que hacemos, aunque… lo que no sabía, es que lógicamente para él no sería suficiente esto, todo de forma tan cordial y menos, con las cosas que empezarían a cambiar, cuando empezara entre nosotros la intimidad, que sobrepasaría toda confianza y aprecio leve, llegando al punto físico que solo haría volver todo más intenso entre nosotros y claro está, mucho más jodido y complicado. Habíamos adquirido ciertas costumbres. No solo estábamos juntos en la universidad como sucedía desde antes, algunas tardes cuando yo no debía trabajar, él iba a mi casa y al principio renegué en contra de esto porque pensé que me podría quitar tiempo, pero no fue así como sucedieron las cosas. Él al saber que yo trabajaba en casa con las tareas del campo, los cultivos, los animales y demás, prefirió adaptarse a esto aun cuando lo odiara, pero sólo hizo por pasar tiempo a mi lado y le agradecía el gesto al menos, pero que él tratase de ayudarme con las tareas de la finca, era lo más chistoso y bizarro que cualquier persona pudiese ver. Lo peor es que Kevin no hacía más que burlarse de él y aún con el tiempo que había pasado sus burlas no cesaban, empeoraban y el pelinegro siempre resultaba enojado porque se esforzaba mucho, pero aún así, su trabajo era ineficiente y torpe. El problema mayor con él, era realmente su estrato económico, no era ningún otro, aunque claro está, también que le temía a todos los animales vivos o muertos existentes, pero su estrato económico, que era superior al siete, lo hacía creo que por sangre, ser incapaz de hacer cualquier cosa o tarea de campo de forma eficaz y este hecho lo frustraba demasiado, que no lograra hacer las cosas bien por más que lo intentara y le resultaba familiar esta frustración porque lo sucedía exactamente lo mismo en la universidad, cuando no lograba las cosas por más que lo quisiera, le iba mal académicamente y sus esfuerzos nunca rendían frutos, lo cual no hacía más que enojarlo y en mi caso era peor porque sé que le avergonzaba este hecho conmigo, creo que a veces llegaba a sentirse inferior y las burlas de Kevin hacia su persona no mejoraban ni un poco la situación. -Oye.-Le hablé cuando almorzábamos esa tarde de domingo, en que estaba en casa y se notaba que había estado enojado y de malas toda la mañana. Lo que sucede es que se había quedado solo con mis primos porque tuve que salir un momento en la camioneta a comprar unas cosas y cuando regresé alrededor de una hora después, fue que noté que ambos, tanto Kevin como Ricky se habían estado burlando de él porque cada vez que pueden le hacen bromas que para el pelinegro resultan de muy mal gusto. Nosotros en la finca tenemos varias cabras y solo dos chivos, son bonitos, están gordos y de las cabras se extrae leche, se hace queso y demás, así que Kevin le pidió que fuera a hacer esta tarea con una de las cabras, extraer la leche y él, solo se limitó a hacer lo que le pidieron, aún cuando las cabras le aterraban al igual que todos los animales, pero cuando estaba empezando a hacer la tarea que le dieron, con todo el asco del mundo, notó que mis primos no hacían más que reírse a más no poder y fue cuando notó que el animal al que le mandaron a extraer la leche no era una cabra, era el chivo y se quiso morir cuando se enteró de que se lo habían hecho a propósito. Hizo un berrinche monumental e incluso, aventó las cosas que traía al piso y se escondió, avergonzado y cuando llegué, fue que después de mucho hablarle pude hacer que saliera de su escondite, que era mi habitación, pero estaba tan avergonzado que no me miraba a los ojos, tampoco me hablaba y un rato más tarde, nos encontrábamos almorzando, pero él seguía sin hablar y se le notaba bastante enojado con todos, aunque no sé si conmigo lo estaba, pero sí notaba que quería matar a mis primos por su broma de mal gusto y ya me tocaría hablar con esos dos, porque no lo han dejado en paz cuando lo único que él ha querido es ayudar, pero se lo hacen bastante difícil. -¿Sí? -¿Estás bien?-Le pregunté y negó con la cabeza. -No, me quiero ir. -Mmm, está bien, no te puedo obligarte a que te quedes, pero… ¿es por los chicos? -Sí, me incomodan y me hacen pasar vergüenzas contigo. -Puedo pegarles si me das la orden, los reviento. -Mmm, suena tentador, pero no.-Dijo y asentí, noté que ni siquiera comió, es que cada vez que se siente estresado y de mal genio, no come nada en horas, tanto lo conozco que hasta ahora sé sus costumbres.-Me quiero ir. -Está bien. Lo acompañé hasta la entrada y antes recogió sus cosas, porque por supuesto, ayer se había quedado a dormir. Esa era otra de las cosas que habían empezado a pasar, se quedaba muchas veces en casa y dormíamos separados eso sí, no iba a querer que durmiésemos en la misma cama, me incomodaba y me hacía sentir extraño, más con toda la confusión que tenía en mi cabeza sentía que eso solo lo podría empeorar todo, pero aun cuando durmiésemos separados, él prefería hacerlo porque aun así estábamos cerca, así que tomé sus cosas y lo acompañé hasta su camioneta, donde su escolta lo esperaba. -Bueno, que te vaya bien.-Le dije y frunció el ceño. -¿Cómo? ¿cómo que me vaya bien? -No lo sé, solo trato de ser cordial. -Se supone que si me voy tú vienes conmigo. -Oh. -Es domingo, debemos pasar este día juntos, a menos que debas trabajar en tus cosas ilegales.-Se quejó y rodé los ojos. Por supuesto se había enterado de mis actividades ilícitas, era imposible que no lo hiciera cuando siempre está cerca y está tan al pendiente de mis cosas, de todo lo relacionado a mí y aun cuando esto no le gustara, lo toleraba solo porque yo le gustaba, le gustaba en serio, pero siempre se había quejado de esto y sé que esto será un gran problema más adelante, estoy segura de ello. -No, hoy no tengo entregas ni nada de eso. -Bueno, entonces vamos a mi casa.-Dijo y sujetó mi mano, pero lo solté. -Lo siento, pero hoy debo ayudar con las tareas de la casa. -Tienes a tus primos que se dedican a tiempo completo a eso y si me molestan tanto es porque son perfectos en sus tareas, también tienes a otros dos tipos trabajando allí, así que puedes pedir. -Alejandro… -Debes venir. -¿Por qué “debería” ir?-Pregunté desconcertada y él exhaló. -Me sentiré mal si no vienes.-Dijo haciendo sus acostumbrados pucheros y exhalé. -Oye, está bien eso de pasar tiempo juntos, lo acepto porque sé cuán importante es para ti, pero no es necesario estar absolutamente todo el tiempo juntos. No sé si sea sano o normal eso. -Pero, pero… al menos por hoy ven, ¿sí? -Oye, no, no puedo. Lo siento. -Mmm, bueno.-Aceptó cabizbajo, triste y exhalé.-Nunca cedes ante lo que yo quiero. -Oye, siempre cedo a lo que tú quieres, ¿por qué crees que nos vemos tanto? ¿o que pasamos a veces la noche juntos? -No dormimos juntos nunca, eso sólo fue una vez. -Pero de igual forma sí cedo y lo sabes. -O sea que… solo pasamos tiempo juntos porque yo lo quiero, ¿no es así? -Es exactamente así.-Le dije tan sinceramente que me arrepentí de inmediato de decirle eso, porque hablé más por impulso y no era así. -Mejor me voy y no te molesto.-Dijo y se apresuró en irse tan rápido que no pude decirle nada. El tonto aún conserva esa costumbre, en que cada vez que se enoja, huye y prefiere no hablarme, aunque no había sucedido así de nuevo como la ocasión anterior en que meses atrás dejó de hablarme por días, era la segunda vez que pasaba y deseaba no fuese como esa vez, porque fueron muchos días en que no hablamos y no quería que se repitiera. Lo peor es que después de eso, el tonto me bloqueó y apagó su teléfono, así que básicamente no había forma de comunicarse con él. No sé por qué a veces haces todo tan complicado. 
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